Bailar tango ayuda a pacientes con Parkinson en Argentina

El tango y el Parkinson se encuentran en Buenos Aires: música y movimiento se convierten en terapia que alivia síntomas motores y emocionales en pacientes.

¿Cómo puede el tango mejorar los síntomas del Parkinson?

El Hospital Ramos Mejía en Argentina lleva más de 15 años desarrollando talleres de tango como parte de un programa de rehabilitación para pacientes con enfermedad de Parkinson. La neuróloga Nélida Garretto explica que el tango, al ser una danza caminada, entrena la marcha, la detención y el reinicio de pasos, aspectos claves afectados en esta condición.

El baile no sustituye el tratamiento farmacológico, pero lo complementa al ofrecer una vía práctica para superar episodios de congelamiento motor o rigidez. Un estudio clínico interno ha demostrado mejoras en equilibrio, estabilidad y movilidad después de meses de práctica supervisada.

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¿Qué beneficios reportan los pacientes que bailan tango?

Más de 200 personas han participado en esta terapia innovadora en Buenos Aires. Pacientes como Lidia Beltrán afirman que la danza no solo ayuda en lo físico, sino también en lo emocional: “Mañana seguro me siento mejor porque hoy bailé tango”.

Los especialistas destacan que el tango favorece la construcción de una “pista sensorial”, que guía al cerebro a coordinar mejor los movimientos. Además, reduce el aislamiento social y la depresión, factores comunes en quienes padecen Parkinson.

¿Por qué el tango funciona como rehabilitación neurológica?

El secreto está en la complejidad del baile. No se trata solo de caminar al ritmo de la música: implica escuchar, responder a la pareja, seguir direcciones y resolver múltiples estímulos al mismo tiempo.

Según el neurólogo Sergio Rodríguez, este entrenamiento de “mensajes simultáneos” refuerza la capacidad cognitiva de los pacientes, estimulando funciones ejecutivas que suelen deteriorarse con la progresión de la enfermedad.

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¿Puede el tango reemplazar los tratamientos médicos?

Los especialistas son claros: el tango no sustituye medicamentos ni terapias convencionales. Se trata de un tratamiento de soporte, que potencia la rehabilitación motora y mejora la calidad de vida.

La Organización Mundial de la Salud reconoce la importancia de la actividad física adaptada en enfermedades neurodegenerativas, siempre bajo supervisión médica y en combinación con la atención farmacológica.

El tango no cura el Parkinson, pero lo baila. En cada compás, los pacientes encuentran un respiro, una estrategia para moverse y un espacio para reconectar con su cuerpo y su historia. Una lección para la ciencia y para la vida: a veces, la música enseña donde las palabras no alcanzan.