El PAN y la diversidad
Federico Döring
-El PAN está llamado a combatir “el dolor que unos hombres causamos a otros hombres” Manuel Gómez Morín.
Como senador del PAN voté a favor la reforma al artículo 1º Constitucional, impulsada por la entonces diputada Federal Enoé Uranga en 2011, para incorporar la palabra sexual al texto que anteriormente prohibía todo tipo de discriminación motivada por las preferencias de los mexicanos en el marco de la reforma integral de derechos humanos y en el que no había un señalamiento expreso como el que existe hoy día.
Adicionalmente, el artículo 4 garantiza el derecho de todos los mexicanos de que “el Estado promoverá los medios para la difusión y desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en todas sus manifestaciones y expresiones con pleno respeto a la libertad creativa” y es en ese contexto de ejercicio de libertades y derechos que ayer se dio la 44 Marcha del Orgullo.
Esos derechos también se reconocen en el artículo 4 de la Constitución de la Ciudad de México yendo, incluso, más allá en el texto que como parte de la Asamblea Constituyente aprobamos, pues no sólo se prohíbe: “Toda forma de discriminación, formal o de facto, que atente contra la dignidad humana o tenga por objeto o resultado la negación, exclusión, distinción, menoscabo, impedimento o restricción de los derechos de las personas, grupos y comunidades, motivada por origen étnico o nacional, apariencia física, color de piel, lengua, género, edad, discapacidades, condición social, situación migratoria, condiciones de salud, embarazo, religión, opiniones, preferencia sexual, orientación sexual, identidad de género, expresión de género, características sexuales, estado civil o cualquier otra”, sino que adicionalmente se establece que “también se considerará discriminación la misoginia, cualquier manifestación de xenofobia, segregación racial, antisemitismo, islamofobia, así como la discriminación racial y otras formas conexas de intolerancia. La negación de ajustes razonables, proporcionales y objetivos, se considerará discriminación”.
El eje doctrinario del humanismo político del PAN reside en el respeto irrestricto a la “eminente dignidad de la persona humana”, por el simple hecho de serlo, de toda persona humana sin distingo o consideración de ninguna índole, “así como el respeto a sus derechos fundamentales y la garantía de los derechos y condiciones sociales requeridos por esa dignidad” tal y como lo plasma el artículo 1º de su estatuto en su Primera Fracción.
Adicionalmente, como señaló Manuel Gómez Morín respecto del sufrimiento evitable, el PAN está llamado a combatir “el dolor que unos hombres causamos a otros hombres, el dolor que originan nuestra voluntad o nuestra ineficiencia de hacer una nueva y mejor organización de las cosas humanas”.
De ahí que, en el más puro espíritu del humanismo político del PAN, todos sus militantes, cuanto más sus legisladores, debemos luchar por desterrar el sufrimiento evitable de las personas de la diversidad que son discriminados y vejados, y hacerlo en un marco de derechos y obligaciones y de políticas públicas incluyentes.
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