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Dos años de nada

Federico Döring

Federico Döring

A dos años de la llegada de Claudia Sheinbaum a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, no hay nada qué celebrar, tampoco nada que conmemorar, por el contrario, hay mucho que lamentar.

Llega con las manos vacías y se ha convertido en la gran decepción de nuestros tiempos. Después de años de trabajo para lograr una reforma política en el Distrito Federal, todo el esfuerzo se va por la coladera porque la primera jefa de Gobierno de la Ciudad de México cumple su segundo año al frente y no es nada más que un enorme fiasco.

En el recuento de los dos años de Morena liderando el timón del barco, no hay absolutamente nada qué destacar. El gobierno de transición que encabezó Claudia Sheinbaum es de lamentarse en términos de resultados, pues, para efectos prácticos, nada ha mejorado la calidad de vida de los capitalinos.

En materia de obra pública, la regenta de la capital no tiene ni un solo proyecto insignia que represente su visión de movilidad, desarrollo o urbanismo. Su plan para la Línea 2 del Cablebús apenas tiene forma y está lejos de ser la panacea del transporte público para los capitalinos.

La ciudad, en su conjunto, es un mundo extraño para la doctora. No tiene idea de cómo resolver el problema del Hospital Cuajimalpa, por lo cual se lo entregó a la Secretaría de la Defensa Nacional, con todo y oposición vecinal; tampoco tiene tan claro el plan de restauración del humedal en la alcaldía Xochimilco, y por ello se lo encargó a su secretario de Obras y Servicios, Jesús Esteva. Mientras más lejos se encuentre de los problemas y halle a quien endilgarlos, para ella mejor.

La economía de la Ciudad de México está colapsada, y el pretexto de la pandemia ocasionada por el virus covid-19 no le pudo caer en mejor momento. Qué mejor culpable que un virus al cual señalar como el responsable único y maléfico de la serie de desastres económicos en la capital del país.

Misma pandemia que le ha permitido presentar cifras maquilladas sobre la delincuencia organizada en la ciudad. Los ciudadanos se mantuvieron en aislamiento en sus hogares por varios meses, lo que redujo las estadísticas de delitos, no fue el sistema de seguridad el que lo logró.

Nunca en mi vida había conocido tantos tonos de naranja. Sheinbaum se ha vuelto toda una maestra de la pintura al presentar diversas tonalidades del semáforo naranja, pues no podía ceder y cambiar a rojo teniendo en puerta su informe de gobierno, el cual presentó ayer. Se ha perdido toda seriedad y relevancia para convertirse en fuente de inspiración de memes en internet.

El toque científico del gobierno no se ve por ningún lado. Sheinbaum ha fracasado en su proyecto, y lo más lamentable es que le quedan otros cuatro años de fracaso por delante. Son malas noticias para los ciudadanos.

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