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Claudia Esther Gordillo

Federico Döring

Federico Döring

La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, es camaleónica. Se adapta y adopta las características que necesita de acuerdo a la situación.

 

Lo anterior está lejos de ser un halago. Claudia Sheinbaum se adapta las circunstancias y copia las peores prácticas de los peores personajes de México, con la mirada fija en el 2024 y las mañas puestas en marcha para construir el camino.

Disfrazado de programa social, Morena metió en la Constitución de la Ciudad de México sus mapacherías electorales. La llave abierta para que la jefa de Gobierno haga uso indiscriminado de recursos con fines partidistas, haciéndolo pasar por programas de apoyo a los ciudadanos.

Después de la derrota electoral en la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum intensificó sus eventos públicos en las alcaldías que perdió ante la oposición. Entre sus estrategias presentó el programa Bienestar para niñas y niños, Mi beca para empezar, programa para dar apoyos económicos a estudiantes desde nivel preescolar hasta secundaria. En la forma suena bien, de fondo, con graves fallas para el uso indiscriminado de recursos, será por ello que el titular de la Autoridad Educativa Federal en la CDMX, Luis Humberto Fernández, tuvo a bien llamarle Tarjeta Claudia, dejando en claro que su único fin es promover la imagen de la mandataria capitalina.

Claudia Gordillo ordenó usar los recursos destinados a los estudiantes como una caja chica para su campaña. Adopta los genes de Elba Esther Gordillo para enriquecerse a costa de los estudiantes, en una ambición desmedida por el poder.

Pero los deseos de la nueva Gordillo no se quedaron ahí. En complicidad entre Morena y la jefa de Gobierno, elevaron este programa social a rango constitucional, para garantizar que la bolsa chica de recursos esté siempre abierta y disponible para la campaña presidencial.

En el Congreso de la Ciudad de México se aprobó esta semana la mapachería electoral, acto al cual nos abstuvimos de votar por la incongruencia de discurso. No porque estemos en contra del apoyo a los estudiantes, sino porque no se aprobaron las reglas para que no se use el dinero en otro fin que no sea para el que fue creado.

Estamos combatiendo esa necesidad genética que Morena tiene en las venas de sacar a la Gordillo que llevan dentro. Hay que aprobar el programa por los niños, por supuesto, pero con reglas claras y sanciones ejemplares ante el uso electoral. Queremos que sea la ciudad de los derechos, más no la de los derechos partidizados.

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