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Nacional

¿Qué relación existe entre el narco y las criptomonedas?

Los activos virtuales son utilizados por la percepción de anonimato, para facilitar la conversión hacia moneda fiduciaria y viceversa, así como por su alcance a nivel internacional.

Alejandra Espinoza | 26-01-2022
Phishing, explotación sexual, trata de personas y fraudes también son algunos de los delitos en los que se utilizan criptomonedas. Foto: Cuartoscuro

Las autoridades mexicanas y estadounidenses tienen claro que los grupos delictivos utilizan criptomonedas para realizar operaciones ilícitas. Desde 2017 la DEA documentó que algunos cárteles mexicanos que ya tenían en la mira, como el de Sinaloa o Jalisco Nueva Generación, contaban con asesoría de brokers para lavar dinero a través de monedas virtuales en la llamada dark web.

Los grupos del narcotráfico también obtienen ingresos directos en criptomonedas por venta de drogas, ya que les es posible fragmentar las cantidades de activo que se embolsan. Además, los compradores no tienen la necesidad de utilizar métodos de pago tradicionales o de que su identidad sea del todo revelada, según el documento Evaluación Nacional de Amenazas de Drogas del 2020 de la DEA.

Por ejemplo, el número de actividades inusuales al año relacionadas con monedas virtuales en Estados Unidos creció de 10,377 en el 2017 a 42,787 en el 2020, de acuerdo con lo reportado por la Oficina de Rendición de Cuentas del gobierno de ese país (GAO, por sus cifras en inglés) en un informe. En el último año de referencia 1,432 hechos se ligaron al tráfico de drogas.

Aun cuando las actividades sospechosas reveladas no necesariamente indican que se ha cometido un delito específico, sí son señal de que ocurrió una potencial actividad criminal, de acuerdo con la GAO.

El lavado de dinero

Las criptomonedas son utilizadas por la percepción de anonimato que se tiene sobre ellas, para facilitar la conversión de la moneda fiduciaria en moneda virtual y viceversa, así como por su alcance a nivel internacional.

En el informe de 2017 la DEA explicó que en ese momento el modo de operación de los cárteles consistía en un lavado de dinero basado en el comercio. El personal utilizaba ganancias lícitas para comprar grandes envíos de productos “Made in China” hacia México a través de transferencias bancarias o efectivo, lo que volvía más difícil el rastreo del ingreso ilícito.

“Tradicionalmente los productos “hechos en China” se envían a empresarios en México y América del Sur quienes lo reembolsan a las organizaciones de drogas en moneda local. Sin embargo, muchas empresas con sede en China que fabrican productos utilizando el esquema ahora prefieren aceptar Bitcoin”, detalló el texto.

La GAO relata que el lavado de dinero puede también hacerse a través de cajeros regulados en Estados Unidos o por equipos de uso exclusivo de los grupos.

Personal de las organizaciones delictivas deposita el dinero proveniente de la venta de drogas ilegales en estos kioscos para convertirlos a monedas virtuales. Una vez hecha la transferencia, la cantidad se puede distribuir a diferentes cuentas.

El propósito es que se vaya perdiendo la pista del rastreo del dinero, comenta Angélica Ortíz, abogada especialista en lavado de dinero. “El método es nuevo, pero presenta las misma características que con las monedas fiduciarias. En este caso se escogen jurisdicciones con regulaciones débiles en materia de prevención de lavado”, dice.

Las actividades inusuales que dan luz sobre una posible procedencia ilegal se detectan a través del rastreo de datos hasta llegar al origen de los recursos, menciona Héctor Sosa, especialista en inversiones y autor del blog “Adiós a tu jefe”. Con un dato que encaje es posible conocer toda la cadena de transacciones que se han hecho con criptomonedas, en qué lugar, con qué propósito o los montos.

“Si las autoridades llegan a relacionar una cuenta van a saber todo lo que has hecho y no hay forma de borrarlo, entonces no es una ventaja para el crimen organizado. Hay otras blockchain que te permiten el anonimato, son procesos más complicados, pero sí pueden hacer algunas transacciones medianamente anónimas”, comenta.

Más de la delincuencia organizada

Phishing, explotación sexual, trata de personas y fraudes son algunos de los delitos en los que también se utilizan criptomonedas. En cualquiera de ellos se combinan tanto el delito cometido para generar ingresos como el lavado de dinero.

“Estos delitos siempre han existido y van a seguir existiendo, lo que la gente está haciendo es buscar formas distintas para darle vuelta a la autoridad. Pero con el tiempo se vuelve más fácil detectar las operaciones y capturar a los implicados, lejos de lo que tradicionalmente se piensa que las criptomonedas favorecen los negocios del crimen organizado”, advierte Héctor Sosa.

Uno de los casos más famosos es el de Antonio Santoyo Cervantes “El Soni”, quien era líder de una red internacional de trata de personas y lavó dinero obtenido por explotación sexual a través del portal de internet Zona Divas. 

En 2019 Excélsior informó que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) llevó a cabo una investigación donde se detectó un movimiento inusual de 188 millones de pesos proveniente de seis empresas  ligadas a Santoyo Cervantes durante un año entre Estados Unidos y Panamá.

De las seis empresas, tres estaban ligadas a construcción de inmuebles comerciales, institucionales y de servicios; dos más a actividades de consultoría en administración, y una última entidad relacionada con la construcción de vías de comunicación.

Datos revelados por Reuters, en 2018, “El Soni” y su hermana también adquirieron cerca de 440,800 pesos en Bitcoins, lo que también fue detectado por la UIF. Además, existía una relación entre personal de la Unión Tepito para vigilar a las mujeres reclutadas, comparte la agencia.

En un foro sobre desafíos de este delito, organizado por el Senado en agosto pasado, el entonces titular de la UIF, Santiago Nieto, habló sobre la diversificación de los grupos delincuenciales enfocados en trata de personas para sus operaciones, ya que ahora incluyen criptomonedas.

“Tenemos una serie de casos de compra de vehículos de alta gama, transferencias internacionales a paraísos fiscales y compra  de Bitcoins, de activos virtuales. Hemos visto cómo se ha multiplicado, por parte de grupos de tratantes, la adquisición de criptomonedas, esto genera una menor posibilidad de control por parte de las autoridades”, dijo.

En ese momento propuso avanzar en una mayor vigilancia de los clientes de plataformas que ofrecen el intercambio o adquisición de criptomonedas y supervisión de las mismas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), que todavía no cuenta con la facultad para revisarlas.

Posteriormente, en una conferencia sobre migración, el funcionario mencionó que también existían casos donde los grupos delincuenciales obtienen criptomonedas por pago de rescates.

“Hemos tenido casos vinculados con trata de personas, con extorsión, con secuestro, en los cuales los grupos delictivos terminan obteniendo criptomonedas para poder introducir los recursos ilícitos al sistema financiero o enviarlos a partir de plataformas electrónicas a otras latitudes, como Nigeria”, dijo, según lo consignado por Excélsior.

La UIF tenía detectado hasta agosto del año pasado 1,904 reportes de operaciones inusuales relacionados con trata de personas. Entre 2020 y 2021 hubo un caso que involucró 151 millones de dólares en una sola transacción por el ilícito.

Aun cuando estos ilícitos tienen la participación de grupos de la delincuencia organizada en México, se cometen en otros países, coinciden los especialistas. El país se encuentra fortalecido en cuanto a regulación en cuanto a activos virtuales sostenida tanto por la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera como por la Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita.

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