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Histórico 1968: Al diálogo, 210 estudiantes y 34 maestros

Preparan una marcha para el 27 de agosto; la resolución del conflicto antes de ese día sería una manifestación de desagravio; el CNH dijo que si el gobierno iba al debate público, que tendría que ser televisado

Andrés Becerril | 24-08-2018
En las escuelas se mantenían las banderas rojinegras / Fotos: Archivo histórico Excélsior
En las escuelas se mantenían las banderas rojinegras / Fotos: Archivo histórico Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO.

El Consejo Nacional de Huelga (CNH) y la Coalición de Maestros le dieron una vuelta más a la tuerca. Diálogo con el gobierno sí, pero además de público –como ya lo habían dicho–, demandaron que fuera transmitido por radio y televisión.

El 24 de agosto de 1968, Excélsior publicó esa información y los estudiantes del CNH volvieron a declarar que “no participaremos en pláticas con la llamada Comisión Mixta, ni con la representación oficial del Consejo Universitario”.

La propuesta de que las eventuales pláticas estudiantes-gobierno fueran transmitidas por televisión no era nueva. El 20 de agosto, Heberto Castillo –que se perfilaba como el enemigo jurado del gobierno y sobre todo del presidente Gustavo Díaz Ordaz–, y quien era parte medular de la Coalición de Maestros, en el mitin en la explanada de la Rectoría de Ciudad Universitaria –cuando los diputados y senadores plantaron a los estudiantes–, dijo que maestros y estudiantes estaban dispuestos a dialogar con el gobierno, pero que ese encuentro debía tener un carácter público. Fue entonces que Castillo mencionó que Telesistema Mexicano (actualmente Televisa) propiciara un programa de televisión en el que tanto la Coalición de Maestros como el CNH dieran a conocer su puntos de vista.

La condición de que las potenciales pláticas entre las partes fueran transmitidas por radio y televisión, se sumó a que éstas fueran públicas. La nota firmada por Antonio Ortega y Jaime Reyes Estrada, en la edición de Excélsior del 24 de agosto, informó que la manifestación del siguiente martes 27 de agosto que tendría como meta el Zócalo de la Ciudad de México seguía en pie, y que para nueva concentración esperaban reunir un contingente de medio millón de estudiantes, maestros, padres de familia, obreros y campesinos.

 

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Subrayaron que no estaban dispuestos a perder los 6 puntos de su pliego petitorio, remarcando la caída de los jefes policiacos, los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea Cerecero.

Prácticamente con las riendas del Movimiento Estudiantil en su poder, el CNH y la Coalición de Maestros, advirtieron que cualquier arreglo con la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), con el Consejo Nacional de Huelga de Estudiantes Técnicos y con la representación del Consejo Universitario, sería desconocido por ellos.

Conforme pasaba el tiempo, escribieron Ortega y Reyes Estrada, las brigadas de información que recorrían las calles de la ciudad, se multiplicaban y en las escuelas en paro, las asambleas eran interminables.

 

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El CNH informó en la víspera del 24 de agosto de 1968, que en el caso de que el gobierno aceptara el debate público, en las mesas deberían participar los 210 representantes estudiantiles y los 34 maestros de la Coalición, o por lo menos un representante por cada una de las setenta escuelas, así como maestros del Poli, la UNAM, Chapingo y la Normal de Maestros.

Si las autoridades acceden a nuestros seis puntos petitorios no habrá necesidad de debate público. Regresaríamos a clases para presentar exámenes”, dijeron los líderes del CNH.

Esta nueva contestación al gobierno se armó a partir de la formación de 35 brigadas de estudiantes, al término de una asamblea que tuvo como sede la Facultad de Ciencias de la UNAM. Mientras que de todas las escuelas del Politécnico salieron grupos de estudiantes para dar a conocer esta posición a la gente en general.

De paso, los estudiantes lanzaron convocatorias abiertas a la gente para que participara en la manifestación del día 27. Unos 200 dirigentes estudiantiles de la Escuela Nacional Preparatoria participaron en el mitin de la explanada central de Ciudad Universitaria para debatir el regreso a clases. La situación estuvo dividida, se lee en la nota de Excélsior de hoy hace 50 años.

 

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Como parte de la movilización de estudiantes, el 24 de agosto se informó que un autobús del Politécnico, que los estudiantes había ocupado sin autorización del IPN para sus brigadas informativas se había accidentado y en el percance un estudiante identificado como Vicente Reyna Betanzos había muerto en el hospital Rubén Leñero y dos más, Alfredo Gutiérrez y Raimundo Escamilla resultaron heridos.

El accidente, según la nota periodística fue en la esquina de Instituto Técnico y Díaz Mirón. Antes de que llegara el Ministerio Público, un grupo de alumnos del Poli lograron poner en circulación el autobús y como pudieron lo metieron a las instalaciones del IPN.

De acuerdo con la información periodística, un grupo de estudiantes abrazaba la esperanza de que el diálogo con el gobierno fuera lo más rápido posible y que éste se solucionara antes de la marcha del 27 ya programada. Pues la nota informativa dice: “En caso de que las autoridades –dijeron los líderes de Zacatenco– resuelvan el conflicto antes del martes, la manifestación será de desagravio y los manifestantes irán a las escuelas preparatorias número 1 y 3 y a la Vocacional 5, lavarán las manchas de sangre, guardarán un minuto de silencio por los estudiantes muertos y limpiarán los planteles”.

Adelantaron que para la marcha del 27, al frente de la columna de alumnos irían las efigies de Benito Juárez, Francisco Villa, Emiliano Zapata, Cuauhtémoc, Morelos, Hidalgo y otros héroes nacionales. Las efigies de éstos sustituirán las de El Che Guevara y otros, que se utilizaron en la pasada manifestación.

Ya entrados en gastos, los estudiantes apoyaron al policía Guillermo Domínguez Viveros, que estaba en el reclusorio El Carmen, aledaño a la Plaza del Estudiante, entre las calles de Costa Rica y Apartado en el centro de la Ciudad de México.

Domínguez Viveros fue arrestado cuando, se lee en la nota de Excélsior, protestaba el día anterior (23 de agosto de 1968) por la dignificación de la policía preventiva y que ésta fuera restructurada.

El policía Domínguez había sido arrestado por elementos del Servicio Secreto. Y al momento de su detención llevaba un manifiesto para acabar con la caja de ahorros de la policía. Este policía fue detenido cuando estaba junto con su familia en el Zócalo de la Ciudad de México manifestándose.

Brigadas de estudiantes politécnicos y de la UNAM seguía con sus mítines relámpago en zonas industriales, suburbanas y en la Ciudad de México. En esta jornada estuvieron en San Bartolo, Naucalpan, Pantaco y la Merced. La más concurrida, hoy hace 50 años fue la que realizaron en Melchor Ocampo Y Antonio Caso, frente a las instalaciones que fueron de la Compañía de Luz y Fuerza, ahora en propiedad de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

En la redacción de Excélsior, un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México “independientes de cualquier grupo faccioso, político o apolítico, ya sea nacional o extranjero”, entregaron una carta.

El documento tenía sus nombres, número de matrícula escolar y la escuela a la que pertenecían. Y en éste declaraban:

Lamentamos los bochornosos sucesos que se han desarrollado a partir del 23 de julio, que más que estudiantiles se han caracterizado por su forma eminentemente política, con la participación de gentes extrañas al gremio estudiantil.

La autonomía de la UNAM estuvo amenazada, pero más bien por grupos ajenos a ella que había creado el caos de acuerdo con un plan trazado con anterioridad y cuya consigna era agitar para iniciar un complot en contra de México”.

El comunicado, firmado por estudiantes de las facultades de Derecho, Filosofía y Letras, Ciencias, Comercio, Medicina, Arquitectura e Ingeniería y de las escuelas de Odontología, Veterinaria y de las nueve preparatorias, decía:

En nombre de la juventud estudiosa de México, exhortamos a nuestros compañeros que dejen de seguir influencias, figuras, ídolos y corrientes extrañas y a que sigan el ejemplo y los principios que nos legaron nuestros próceres para que México siga siendo más grande y más fuerte en el ámbito internacional”.

 

AMU

 

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