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Histórico 1968: Agendan mitin para el 2 de octubre

Hoy hace 50 años, en una concentración en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco citan los estudiantes para otra manifestación cuatro días después en el mismo lugar; calculaban reunir entre 50 y 60 mil participantes

Andres Becerril | 28-09-2018
El 28 de septiembre de 1968 se publicó la información de la concentración en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, la última antes de la matanza del 2 de octubre. Fotos: Archivo Histórico Excélsior
El 28 de septiembre de 1968 se publicó la información de la concentración en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, la última antes de la matanza del 2 de octubre. Fotos: Archivo Histórico Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO.

Los estudiantes nunca aflojaron. Seguía estirando la liga. El 28 de septiembre de 1968, Excélsior publicó lo ocurrido en el mitin de la víspera en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. Negaron que en las instalaciones del Politécnico hubiese un arsenal. De haber sido “cierto, ningún granadero hubiera entrado a las escuelas”, declararon.

La premisa que tenían los estudiantes era seguir concentrándose y ahí adelantaron su agenda de movilizaciones inmediatas.

Para ese sábado 28 de septiembre de hace 50 años, la reunión era en la Torre de Nonoalco, a partir de las 10 de la mañana.

Lunes 30 de septiembre a la misma hora en Villalongín, en el Monumento a la Madre; ahí participarían madres de los estudiantes detenidos en una manifestación con rumbo a la Cámara de Diputados, para pedir la liberación de sus hijos.

El miércoles 2 de octubre de 1968, a partir de las cinco de la tarde, se llevó a cabo un mitin con la participación de 50 o 60 mil personas en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

En la información de hoy hace medio siglo, sobre el mitin en Tlatelolco –que terminó después de las 6 y media de la tarde sin incidentes–, se lee que hubo repetidas críticas al régimen gubernamental.

Al inicio de la manifestación, centenares de estudiantes silbaron e injuriaron a los granaderos, que tenían bajo su poder las instalaciones de la Vocacional  7, contigua a la Plaza de las Tres Culturas, pero cuando se llamó al orden, los reclamos menguaron.

Uno de los oradores hizo notar que entre los miles de asistentes había representantes de la prensa internacional –muchos de ellos enviados para la cobertura de los Juegos Olímpicos, que estaban a la vuelta de la esquina–, “ellos dirán la verdad, para que le arda la cara de vergüenza a la prensa mexicana”.

La información publicada en Excélsior, señala que los oradores descendieron del cuarto piso del edificio Chihuahua, cuando caía una lluvia pertinaz.

Antes de bajar del edificio, uno de ellos aclaró, una vez más, que no estaban en contra de los Juegos Olímpicos, sino que trataban de resolver un problema estudiantil que tenía carácter popular.

 

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Las estudiantes visitaban el campo, las fábricas, las colonias populares y otros sitios para pedir apoyo y explicar que pugnaban por hacer un México mejor.

 

Los oradores explicaron que de otra forma habrían efectuado reuniones en torno a las instalaciones deportivas, o a la llegada de los visitantes. “Continuará el trabajo de las brigadas de información, para llamar a los obreros a esta lucha. Visitaremos el campo, las fábricas, las colonias populares y, otros sitios en los que explicaremos que pugnamos por hacer un México mejor y que estamos en contra de la violencia que desencadenan las fuerzas públicas en actos de represión”.

Estas declaraciones fueron hechas ante varios centenares de estudiantes y vecinos de Tlatelolco, así como de grupos de padres de familia.

Ese mismo día, del último mitin en Tlatelolco, antes de la matanza del 2 de octubre siguiente en ese mismo lugar, fue identificado el cadáver de un estudiante que murió a tiros en la Escuela de Ciencias Biológicas del Poli. El mismo que había sido localizado por un efectivo del Batallón Olimpia, según la nota de Excélsior del día  anterior.

El cuerpo correspondía al estudiante Víctor Manuel Hernández Linares. Y fue entregado a sus deudos después de que éstos realizaron los trámites en la Procuraduría del Distrito.

Yolanda Hernández Linares, de 26 años, hermana mayor del estudiante muerto de un tiro en el pecho durante los disturbios del lunes 23 de septiembre, en el Casco de Santo Tomás, solicitó ante el licenciado Fernando Ortiz de la Peña, director de Averiguaciones Previas de esa dependencia, que se le entregara el cadáver.

La joven, empleada de una agencia de publicidad, llegó acompañada del también estudiante Enrique Vega Moreno, amigo del desaparecido. Yolanda, al declarar ante el agente del Ministerio Público de la mesa 31, afirmó que Víctor Manuel había desaparecido de su casa desde el lunes, a las seis de la tarde. A este respecto indicó: Nosotros pensábamos que estaba detenido en alguna parte y por eso recorrimos cárceles y delegaciones, pero no lo encontramos. Llegamos a la Jefatura de Policía y allí nos informaron que no lo tenían detenido. Yolanda aseguró que su hermano, aún cuando estudiaba el primer año de contabilidad en la Escuela Superior de Comercio y Administración, no se mezcló en el problema estudiantil. Indicó que Víctor Manuel vivía con sus padres en Retorno 8, de Lázaro Pavía, edificio 130, departamento 3, colonia Jardín Balbuena. Un grupo de estudiantes, amigos y compañeros del desaparecido, acudieron al velatorio en el domicilio citado y  fue sepultado ese mismo 28 de septiembre de 1968.

En la primera plana de Excélsior del 28 de septiembre de hace 50 años se publicó información relacionada a la entrega de las instalaciones universitarias, tomadas por el Ejército, diez días atrás.

 

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Madres de familia de estudiantes desaparecidos o detenidos participaron en la manifestación realizada en el Monumento a la Madre.

 

El entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría, dio respuesta a la pregunta que le formularon los reporteros de la prensa nacional: “Las tropas federales se retirarán de los recintos universitarios en el momento en que el personal autorizado por la Universidad Nacional Autónoma y sus organismos directivos se presenten a recibirlos”.

La nota periodística señala que fue muy breve la entrevista con el secretario Echeverría. La audiencia se efectuó al mediodía en las oficinas del propio titular de Gobernación. Todo ello, después de que el día 18 de septiembre de 1968, a partir de las 10 de la noche, miembros del Ejército ocuparon Ciudad Universitaria, a las órdenes del general José Hernández Toledo.

En un desplegado del Consejo Nacional de Huelga (CNH), los estudiantes mencionaron: “En estos últimos días una ola de violencia se ha desatado sobre la ciudad… La policía, sin ningún miramiento, ha atacado toda reunión pública que convoca el Consejo Nacional de Huelga y de esta manera ha impedido la realización de actos centrales y ocho manifestaciones sectoriales en distintos puntos de la ciudad”.

El Partido Comunista hizo pública su posición sobre que aún había posibilidades de una solución democrática al conflicto estudiantil, que llevaba más de dos meses.

Excélsior también dio a conocer, hoy hace 50 años, la noticia de que ocho personas sospechosas que rondaban Tlatelolco habían sido arrestadas.

De acuerdo con la información, ocho individuos armados que merodeaban por la Unidad Nonoalco Tlatelolco, fueron capturados en la víspera del 28 de septiembre de 1968, en horas de la madrugada por agentes del Servicio Secreto.

Los hombres fueron llevados a la quinta delegación de policía y más tarde trasladados a la jefatura de Policía en donde los dejaron libres. Los individuos viajaban en un automóvil de modelo reciente, cuyos fanales encendían y apagaban constantemente. Dijeron ser agentes de la Procuraduría General de la República, pero no pudieron acreditarse como tales. Luego indicaron que eran de la Policía Judicial y finalmente de la Contraloría del Departamento del Distrito Federal. Por su actitud sospechosa, los agentes del Servicio Secreto los condujeron, a los separos de la quinta delegación. Junto con los detenidos, los investigadores entregaron al agente del Ministerio Público, cinco pistolas nuevas y una caja de cartón conteniendo gran cantidad de balas de calibre 22.

El agente del Ministerio Público interrogó a los detenidos, pero éstos se negaron a hablar. Al medio día se informó en la quinta delegación que los detenidos fueron enviados a la Procuraduría de Justicia del Distrito, pero no llegaron allí. Más tarde, la jefatura de Policía emitió un boletín de prensa en el que se indica que los ocho individuos fueron puestos en libertad después de que se esclareció que se trataba de empleados del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos. El banco los contrató, se dijo, para vigilar los edificios de Tlatelolco, cuando realizan manifestaciones estudiantiles e impedir que los muchachos causaran daños a los inmuebles. Los detenidos y luego liberados, eran: Luis Javier Gutiérrez Urbiola, Raúl Rosales Cervantes, Miguel Ángel Carreño Suárez, José Cruz Barrón Aguilar, Israel Rodríguez Cortés, Raimundo Trujillo Ruiz, Pedro Gómez Torres y Agustín Jaramillo Huerta.

 

cva

 

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