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Nacional

Festejos del Día del padre entre sonrisas y esperanza

Cuando inició la Jornada Nacional de Sana Distancia a muchos sorprendió ver a los hombres en los supermercados para surtir listas de víveres para sus familias

Abraham Nava | 20-06-2021
Cuando inició la Jornada Nacional de Sana Distancia a muchos sorprendió ver a los hombres en los supermercados para surtir listas de víveres para sus familias

La pandemia visibilizó el amor y la preocupación de miles de padres por su familia, pues, por ejemplo, al inicio de la emergencia sanitaria era común ver en los pasillos de mercados y del súper a decenas de hombres con lista en mano llenando el carrito, o aquellos como Ramón, quien perdió su empleo y para llevar la comida a su esposa y a su hijo con discapacidad aprendió a hacer galletas a través de tutoriales en YouTube para  vender en las calles. Además, los hondureños Juan Carlos y Dionisio luchan durante su travesía por México para conseguir alimento para sus hijos, quienes los acompañan; el comandante José Antonio, quien pese a que está próximo a jubilarse, lucha cada día para dejar a la capital hidrocálida como un lugar más seguro para sus hijos. En contraste, está Pedro, quien tras el fallecimiento de su esposa se quedó a cargo de sus tres hijos y cada día trabaja para sacarlos adelante.

Cuando inició la Jornada Nacional de Sana Distancia a muchos sorprendió ver a los hombres en los supermercados para surtir listas de víveres para sus familias, posts en las redes sociales y algunas notas en medios de comunicación daban cuenta de algo que para muchos era inédito. Sin embargo, este reconocimiento de lo que implican los trabajos en el hogar no trascendió más allá, pues siguió en manos de las mujeres.

“En algunas familias se dio ese rol de poder compartir las labores domésticas, pero en otro, según la encuesta telefónica sobre covid-19 y mercado laboral 2020, por ejemplo, se midieron las horas que trabajaban los hombres y mujeres en tres cosas: cuidado de personas, quehaceres domésticos y mantenimiento de la vivienda; en las tres se sigue viendo el mismo porcentaje desproporcional de la redistribución de la carga de cuidados y de trabajo del hogar”, explicó Friné Salguero, directora ejecutiva de la organización y Centro de Formación Feminista Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir.

De acuerdo con la encuesta citada por la investigadora, entre abril y julio de 2020, las mujeres hicieron el trabajo doméstico entre 92 y 94%. Mientras que los hombres tuvieron un pico de trabajo en el hogar de 78% en abril, a unos días de iniciado el confinamiento en el país. En mayo bajó a 73% y luego al 71% en junio, para llegar a 69% en julio, es decir, 9 puntos porcentuales menos en 4 meses.

En lo que se refiere a cuidados, las mujeres de nuevo hicieron más trabajo que los hombres, entre 34 y 38% en los meses de referencia, siendo julio el pico del mismo, mientras que los hombres lo hicieron entre 19 y 26%, con el pico menor en mayo y el máximo en julio.

En donde sí realizaron más trabajo doméstico que las mujeres fue en el mantenimiento de la casa, entre 33 y 38% de abril a julio del año pasado, contra 6 a 13% realizado por las mujeres.

“No hubo ninguna política pública que, a partir del reconocimiento de la mala distribución que hay en el trabajo del hogar surgiera a partir de covid, para decir en adelante ¿qué vamos a hacer?, ¿por qué en adelante es importante que esto se redistribuya de otra manera?, ¿por qué estamos viendo que las mujeres se empobrecen más?, ¿por qué estamos viendo que son más vulnerables a la violencia?, había una evidencia que te hacía decir sí, ya lo vimos, ¿cómo lo emparejamos?”, consideró.

En México había 87% de hogares familiares en 2020, según el Inegi. De esos 71, de cada 100 son hogares nucleares, es decir, formados por papá, mamá e hijos o sólo la mamá o el papá con hijos; una pareja que vive en el mismo hogar y no tiene hijos también constituye un hogar nuclear. En cuanto a la jefatura de los hogares, en 67 de cada 100 el hombre es visto como el jefe de la casa, contra 33% de las mujeres.

“Seguimos viendo un patrón patriarcal y machista en el constructo social que redistribuye las tareas, no sólo de cuidados, sino las laborales, entonces, seguimos viendo que prevalece en la figura en donde el hombre es proveedor, en donde la mujer tiene por fuerza que quedarse al cuidado de los niños, ancianos, personas enfermas, y que el hombre es quién sale y se inserta en el mercado laboral y, además, está en el espacio público y tal, ese es el esquema patriarcal y machista sobre todavía el cual vivimos en este país”, advirtió Friné, por lo que insiste que el cambio cultural que las feministas vienen buscando debe ir acompañado de políticas públicas para incidir en la redefinición de padres y madres de familia.

Como ejemplo de esas políticas, detalló Salguero, pudiera ser que la pareja eligiera que cualquiera de los dos tomará jornada reducida en caso de tener niños pequeños o tener que cuidar a una persona adulta mayor. O programas de subsidio al trabajo de cuidados que no estereotipen a las mujeres en las labores de cuidado.

El confinamiento, insiste, puso el foco en los cuidados y el trabajo en el hogar, esa atención no está perdida y debe aprovecharse para acelerar el cambio de una mayor participación de los padres en la casa.

Tras morir su esposa él se encarga de sus hijos

por PATRICIA BRISEÑO

Corresponsal

OAXACA, Oax.— Pedro, de 45 años, quedó viudo tras el feminicidio de su esposa, Estela, a quien desconocidos hirieron con arma blanca, le dispararon y quemaron en un predio abandonado en la comunidad indígena de San Pedro Jicayán, en la Costa de Oaxaca.

“Desde aquel día, 28 de marzo pasado, el equipo que habíamos formado ella y yo, como familia, también murió junto con nuestros planes”, mencionó. Desde pequeños hasta la fecha, sus hijos de 7, 12 y 18 años fungen de traductores debido a que Pedro es hablante mixteco y no domina el español.

Al quedar viudo, los chicos siguieron apoyando a su padre en la traducción y lectura de documentos, pero en esta ocasión se trató de entender los complicados citatorios de la Vicefiscalía, la ratificación de la denuncia y la traducción de las testimoniales, lo que les representó un dolor inmenso a todos al recordar a la madre de familia, asesinada cuando se dirigía a recoger las verduras del huerto para la venta.

El padre busca respuestas, pues no sabe quién o quiénes le arrebataron a Estela y vive con el miedo de que un asesinato similar se pueda repetir en casa, por lo que limitó sus salidas.

Vive en zozobra

Sin embargo, el agobio por la falta de empleo en alguna construcción, la exigencia de dádivas por mandos policiacos y agentes ministeriales para continuar con las dirigencias, así como amenazas anónimas en contra de sus hijos provocaron que  Pedro renuncie a su demanda  de continuar la investigación.

“Quiero irme del pueblo. Mis hijos viven con miedo de que me ocurra lo mismo que a su mamá. No quiero arrepentirme, y mejor vamos a salir del pueblo”, comentó.

Y, concluyó. “Mis hijos son el centro de mis prioridades, y soy responsable de protegerlos con mi vida”.

Trasmite las enseñanzas

por Miguel García Tinoco

Corresponsal

MORELIA.— Pepe, de 39 años, se dedica al mantenimiento y construcción, tiene dos hijos y recuerda con gran sentimiento las palabras de su padre.

José Acuña, padre de familia, dijo: “Siempre, donde quiera que me encuentre, me acuerdo de él, porque todo me lo enseñó mi papá y le agradezco el hombre que soy ahora”. 

Sus hijos, Iam, de ocho años, y Zoe, de 14, son quienes hacen que Pepe logré lo inexplicable.

Sobre las enseñanzas que le dejó su padre ahora lo aplica con sus pequeños: “Siempre nos dijo ‘sean dedicados, échenle ganas, no hagan cosas indebidas’, es lo que siempre les recuerdo a mis hijos, ‘pórtense bien’”.

La historia de Pepe puede identificarse con muchos, papás que decidieron regalar su paternidad a un hijo no biológico y con ello todo su amor y entrega: “Llegan a pasar muchas cosas, uno llega a encariñarse y cuando te dicen ‘papá’ sientes increíble”.

Según estadísticas, en México hay cerca de 35 mil hogares, de los cuales 71% son encabezados por hombres.

Festejo con dos padres

por Alma Gudiño

Corresponsal

SALTILLO.— Ellos sufrieron discriminación y homofobia para llegar a ser padres, se trata de una pareja homoparental, quienes lograron el proceso de adopción de sus dos hijos en Torreón, Coahuila.

Se trata de Juan Villegas Cortés y Salomón Cordero Sánchez, quienes lograron su sueño después de que fueron engañados por una casa hogar dirigida por unas religiosas, quienes les pidieron dinero para que se pudiera concretar.

Después de ser rechazados por su orientación sexual, ahora viven felices con sus dos hijos en la Ciudad de México, a quienes aman entrañablemente y de quienes han recibido amor, respeto y una continencia maravillosa, que los convierte en una familia diferente.

“Había casas hogar que cuando nosotros hablábamos y decíamos que éramos familia homoparental nos colgaban el teléfono y otras tal cual nos decían que no nos podían atender, no daban más argumentos y colgaban”.

Juan, está feliz, no cambia la experiencia de ser padre por nada, a sus hijos en ningún momento les mintieron en la casa hogar donde se encontraban, al primero de sus hijos le anunciaron que ya iba a iniciar su proceso de adopción, le explicaron que hay diferentes tipos de familia, mamá-papá, papá-papá, mamá-mamá, mamá sola, y papá solo, a lo que el hijo respondió que quería papá-papá.

Con ayuda de tutoriales saca adelante a la familia

Por Andrés Guardiola

Corresponsal

LEÓN, Gto.— Gabriel, de 56 años, se quedó sin empleo en plena pandemia, pero eso no lo frenó pasa sacar adelante a su esposa y a su hijo, de 11 años, con discapacidad motriz y mental.

Tras perder su trabajo, Gabriel entró en desesperación e inició lavando coches y pidiendo comida, entendiendo que, precisamente, era la venta de comida la clave para salir adelante.

Por lo que consultó tutoriales de YouTube para saber cómo hornear galletas para vender.

“He vendido zapatos, hasta los fabricaba, tuve una tiendita, trabajé de chofer para un político y cuando había encontrado un mejor trabajo en una empresa de zapatos, que me despiden por la pandemia, pero yo le hago a todo, tengo que mantener a mi familia”.

Su esposa, Bety, le ayuda a hornear las galletas de sabores vainilla y chocolate y él las reparte en bolsas de celofán.

A veces detiene su coche afuera de una tienda OXXO y las ofrece. En otras, toca de casa en casa. A la larga, ya se ha hecho de clientela e incluso tiene ya buenas percepciones económicas.

“Aunque ahí vamos nunca me va a alcanzar para solucionar las necesidades de mi hijo”, lamentó.

Su hijo debe ser transportado en una silla de ruedas y necesita atención especial.

Cada domingo acude a la iglesia, incluso sube a la torre para darle mantenimiento a las campanas.

“Yo hago de todo. Ahora toca hacer galletas, de a 50 pesos la bolsa, y ahí vamos, porque nadie va a mantenernos ni a ayudarnos, ni el gobierno ni nadie”.

Pero a Gabriel le espera una gran sorpresa, porque su familia le celebrará el Día del Padre como el héroe que es.

Migrantes buscan lo mejor para sus niños

por Lourdes López

Corresponsal

XALAPA.— Para salvar a sus hijos de la violencia y la pobreza, padres de familia hondureños salieron de su país y en su travesía para llegar a Estados Unidos han sido apoyados para subsistir. 

No estudiaron más allá de la primaria y sólo unos grados. Las carencias los han empujado a trabajar desde muy pequeños, pero ahora quieren que sus hijos tengan una vida menos difícil y por eso viajan hacia EU.

El trayecto es largo y han tenido que atravesar una parte de México, donde algunos han encontrado de todo: desde hostilidades, discriminación y abusos, hasta solidaridad y empatía. En Xalapa, una organización popular les brindó un lugar donde alojarse por el tiempo que permanezcan antes de volver a emprender su viaje.

Dionisio Díaz, originario de Olanchito, departamento de Yoro, Honduras, ha viajado mil 600 km con sus cinco hijos, cuyas edades oscilan entre los 7 y 18 años; junto con su esposa piden dinero en un distribuidor vial. La gente que pasa les da dinero, comida, agua y, en ocasiones, emplean al padre para trabajos de jardinería o de ayudante de albañil en alguna obra.

en busca de comida

“La paga nos ayuda a comprar comida; aquí también sacamos para darles de comer a los hijos”, menciona. Admite que fue lo mejor que pudo haberle sucedido, pues vivían amenazados porque los mara salvatrucha querían arrebatarle a los hijos más grandes para enfilarlos en su organización criminal. Por eso, un día tomó a su familia y decidió dejar su trabajo en los plantíos de plátano.

La historia de Juan Carlos no es diferente a la de Dionisio. Con 29 años ya es padre de 3 hijos. La más pequeña tiene casi un año y en un amplio tope piden apoyo.

Al igual que Dionisio, el joven salió de Honduras. En puerto Lempira trabajaba como trailero. Los maras lo tenían amenazado. “Tenía que pagarles, pero me habían advertido que, de no darles dinero, iban a violar a mi esposa y a quitarme a uno de mis hijos”.

Él y su esposa, junto con su suegra y sus jóvenes cuñados han viajado cientos de kilómetros. En Xalapa, donde tienen alrededor de 10 días, su estancia ha sido la calle. Algunas personas, conmovidas, les brindan apoyo. Pronto partirán a Juárez, Chihuahua, para seguir con su travesía.

Se divide entre sus hijos y la policía hidrocálida; ellos son su motor

por Karla Méndez

Corresponsal

AGUASCALIENTES, Ags.— José Antonio Mares, comandante del destacamento zona centro, tiene 27 años de servicio y está a 10 meses de retirarse de la Secretaría de Seguridad Pública estatal. Narra que, desde niño, supo que quería ser policía.

 “Creo que muchos desde niños queremos ser policías, bomberos, algo, siempre me motivó ayudar a la gente, a mi municipio”.

El comandante tiene cuatro hijos, tres mujeres y un hombre  de 23, 22, 18 y 14 años. Asegura que ser padre y comandante de una de las zonas más representativas de Aguascalientes, en ocasiones, es complicado.

“Es difícil, porque a veces uno se pierde, por el trabajo, cumpleaños, momentos que debemos estar con ellos, pero, a la vez, es satisfactorio saber que estamos dando seguridad para ellos y para muchos ciudadanos del municipio”.

Sus hijos están conscientes del riesgo que corre en su trabajo, pero saben que es su pasión estar en la corporación.

“Ellos están conscientes que es nuestro trabajo y tenemos que servir a la ciudadanía, están conscientes de que un día pueden llegar y decirles que me pasó algo, como en alguna ocasión que tuve una lesión en los pies... se preocupan pero, al fin de cuentas, saben que me gusta mi trabajo y todo lo que hago es para ellos”.

Sus hijos son su motivación para salir adelante todos los días.

“Ellos, a la vez, nos dan el apoyo, el apoyo moral para seguir echándole ganas y no rendirnos, porque este trabajo es bueno, bonito, me gusta mi trabajo y que mis hijos se sientan orgullosos de mí”.

El comandante acaba de terminar la carrera de Derecho  y ahora que se retire buscará ejercerla.

“Desde el principio que yo fui papá me fijé una meta, un sueño, llegar a ser comandante y lo logré y, primero Dios, terminar bien de aquí y seguir en la carrera que terminé, pero espero seguir en esto dentro de la academia que tenemos para poder compartir algo de lo que aprendí”.

El comandate asegura que se siente satisfecho de que sus hijos reconozcan su esfuerzo.

“Quizá haya habitantes que reconocen la labor policial y habrá quienes no, pero es parte de esto, me siento satisfecho y que me lo reconozcan mis hijos”.

Considera que ser padre le da una visión diferente en su trabajo. Además, ser policía también le ayuda con sus hijos.

“Relaciono lo que es bueno y malo por tantas circunstancias que vemos en la calle, a veces platicamos, que no me gustaría ver a uno de mis hijos en esas condiciones, la sociedad ha decaído mucho por las  drogas”.

 La familia es fundamental en la vida de un policía.

 

 

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