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Nacional

Director consigue celulares para alumnos; escuela crea su propia estrategia

En la primaria 21 de Agosto de 1944 los estudiantes tienen una plataforma digital propia y reciben clases virtuales diarias para continuar sus estudios

Claudia Solera | 10-11-2020
En la primaria 21 de Agosto de 1944 los estudiantes tienen una plataforma digital propia y reciben clases virtuales diarias para continuar sus estudios

CIUDAD DE MÉXICO.

Su único planteamiento fue “que las casas no se conviertan en escuelas y los padres en profesores”. José Manuel Rojas Gutiérrez, director de la primaria pública 21 de Agosto de 1944, ubicada en Copilco el Bajo, alcaldía Coyoacán, identificó cuántos alumnos no tenían internet ni un dispositivo y su misión fue conseguir un aparato digital para que ningún niño se quedara sin clases en línea.

Como si fuera una escuela particular, todos los niños se conectan a sus clases a partir de las nueve de la mañana. Los primeros diez minutos se usan para que los compañeros se saluden entre ellos, luego la profesora María de Lourdes Flores, de primer grado, da la bienvenida a su grupo, y comienza la lección de lectoescritura.

“Hicimos un diagnóstico, para ver en la comunidad de la escuela con cuántos dispositivos, empezando por celulares, contaban. Vimos que realmente casi todos tenían uno, porque también hay que reconocer que la escuela no es muy vulnerable. El 80% de la población son hijos de empleados e investigadores de la UNAM, el otro 10% es de trabajadores de Conagua y el otro 10% de la comunidad”, explicó en entrevista con Excélsior José Manuel Rojas Gutiérrez, director de la primaria.

Por ejemplo, de los 184 alumnos de la primaria 21 de Agosto de 1944, sólo había cuatro que no contaban con conexión a internet o carecían de un dispositivo. Así que el director se dio a la tarea de buscar donaciones con el IPN para los alumnos que no tenían un dispositivo.

“Fue demasiado viable para nuestra comunidad comenzar a impartir clases en línea de dos horas, todos los días, porque no es una comunidad tan vulnerable”, aseguró la profesora de primer grado, María de Lourdes Flores.

A poco más de dos meses de iniciado el ciclo escolar 2020-2021, el grupo de la maestra María de Lourdes ya conoce el nombre de todos sus compañeros, en sus clases ya empiezan a enseñar a sus mascotas; sus juguetes; los niños y las niñas quieren ser escuchados. En los cumpleaños que han pasado durante este tiempo, se han cantado las mañanitas y echado porras virtuales para los festejados.

“Lo que más me motiva para dar todos los días clases virtuales es cuando volteo a ver lo que están haciendo las demás escuelas, en las que sólo se están enviando actividades por Whats-
App o atendiendo a los niños por correo y con mensajes escuetos. Muchos docentes ni siquiera ven la cara de los niños ni de los padres de familia. Para mí es muy importante conocer a quienes se inscribieron en mi clase, me siento más a gusto así, conectándome con ellos y verlos por la plataforma de Meet”, expresó.

Para la maestra María de Lourdes, se trata de su compromiso docente, de ética y de su amor por la profesión, pues este trabajo lo combina siendo madre y estudiando la maestría en línea en educación básica en la Universidad Pedagógica Nacional. 

“Es muy gratificante que mi hija Larissa tenga a diario clases virtuales con la maestra María de Lourdes, porque no tienes a los niños pegados a la televisión, viendo cosas que a lo mejor, de momento, no siempre entienden o no hay quién les explique sus dudas. Es casi como tenerlos inscritos en escuela privada, pero estamos en una escuela pública”, comentó Alejandra Ramírez, mamá de la alumna.

Al director de esta primaria, su urgencia y propuesta de implementar clases virtuales diarias en su escuela fue luego de escuchar la desesperación de muchos padres de familia, que se estaban convirtiendo en docentes. 

“¿Qué es lo que ha generado de pronto el que se tenga esa mentalidad de que los padres deben ser los profesores de sus hijos?, ha provocado estrés, violencia hacia los niños y la angustia de que sus hijos no están aprendiendo”, aseguró José Manuel Rojas Gutiérrez.

Miriam Guerrero, quien tiene a su hijo inscrito en tercero de primaria en una escuela del Estado de México, comentó en entrevista sobre el alto estrés que le está generando haberse convertido en maestra. La educación de su niño depende, únicamente, de las actividades que le envía la escuela por WhatsApp y de los programas en televisión abierta, que siempre se quedan sin alguna retroalimentación.

“En mi caso, vivo en el Estado de México y voy a trabajar a la Ciudad de México, por las mañanas dedico algunas horas a  la enseñanza de mi hijo, pero no es suficiente. Al finalizar mi jornada laboral, tengo que regresar a la casa a enviar las tareas y eso sucede alrededor de las 11 de la noche. Evidentemente, esto como a muchos padres, nos está generando un gran desgaste emocional y mucho estrés, porque nos hemos convertido en los maestros de los estudiantes y quienes resolvemos sus dudas”, lamentó Miriam.

El día a día de Miriam se ha convertido en extenuantes jornadas de 18 horas y sin la garantía de que su hijo esté obteniendo un aprendizaje de calidad.

Mientras que Larissa, alumna de primer grado de la primaria “21 de agosto de 1944”, ya lee, está aprendiendo ortografía con los dictados diarios que su profesora María de Lourdes le hace de manera virtual. Sabe sumar, restar, incluso, tiene una compañerita, que conoció a través de  estas clases virtuales.

“No puedo decir que esta primaria pública sea la única que está dando clases virtuales a diario, pero sí de las pocas con este método de enseñanza guiado y que crearon una plataforma digital para los alumnos”, comentó Daniel Terrazas, papá de Larissa.

Esta plataforma digital creada por la escuela para las actividades diarias es una herramienta indispensable y amigable. Además de encontrar el temario y las presentaciones en video de los maestros por grado, el subdirector académico Víctor Manuel Ochoa los viernes añade una película para alimentar el club de cine.

Persisten complicaciones

OAXACA, Oax.– A casi tres meses desde el inicio del ciclo escolar en el sistema de educación básica, el periodo transcurre distinto a los anteriores debido al cambio forzoso con las clases a distancia y continúan las complicaciones  por el precario contexto económico que enfrentan los alumnos del estado.

Ante la falta de herramientas para “aprender en casa” está latente el riesgo de mayor deserción escolar por falta de conectividad o interés.

“Aunque el abandono escolar no es un problema que se disparará para éste y el siguiente ciclo escolar, sino que ya se va arrastrando desde años anteriores”, consideró Felipe Sánchez Rodríguez, coordinador adjunto del Centro de Apoyo para la Educación y Creatividad Calpulli.

El Centro Calpulli, con 28 años de experiencia de trabajo social, inició una campaña de acopio de dispositivos electrónicos de uso en buenas condiciones para ser donados a niños y adolescentes de la colonia Lomas de San Jacinto, uno de los asentamientos más marginados de Oaxaca de Juárez, como una acción urgente para frenar la deserción.

Sánchez Rodríguez dijo que los alumnos de esta colonia, ubicada en la periferia de la capital, dejaron de asistir a la escuela de manera presencial por la pandemia.

Pero al conocer del nuevo modelo educativo a distancia, los alumnos se desanimaron porque no cuentan con la conectividad ni con un dispositivo para recibir clases y realizar sus trabajos.

Por eso, dijo que iniciaron una campaña de acopio de dispositivos en buenas condiciones para donarlos a los estudiantes.

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