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Nacional

Asamblea el CNH se estructura

la noticia principal de excélsior hace 50 años fue el deceso de Manuel Becerra Acosta, fundador del diario y director entre 1963 y 1968

Andrés Becerril | 10-08-2018
Asamblea el CNH se estructura
Asistieron a los funerales de Manuel Becerra Acosta, entre otros, María Antonieta Becerra Acosta, viuda de González Camarena, Julio Scherer García, Rafael Moreno Valle, secretario de Salubridad y Asistencia, y Alfonso Corona del Rosal, jefe del entonces DDF.

CIUDAD DE MÉXICO.

El Consejo Nacional de Huelga (CNH) acordó cómo sería su organización interna. Frente al jaloneo entre organizaciones estudiantiles por ser la máxima representatividad del Movimiento, el CNH, que llevaba tres días operando formalmente, realizó una magna asamblea.

Las diferencias por el control de la dirigencia estudiantil entre politécnicos, principalmente, era evidente y natural, pues el Movimiento Estudiantil nació y creció en el Poli, mucho antes de concentrarse en la UNAM. El sábado 10 de agosto de 1968 en la información publicada por Excélsior se muestran las divergencias entre los que formaron el Comité General de Huelga de Estudiantes Técnicos, el Consejo Nacional de Huelga y la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), que era vinculada por sectores del estudiantado con el PRI y el gobierno.

En la magna asamblea realizada en Zacatenco, en las instalaciones del Poli, participaron 38 comités de lucha —que se habían ido formando desde los últimos días de julio—, del Instituto Politécnico Nacional, de la Universidad Nacional Autónoma de México, de Chapingo y de las escuelas normales.

Los representantes de los comités de lucha acordaron tres puntos:

1.- El Movimiento Estudiantil queda integrado, a partir de esta fecha, bajo la siguiente organización: a.- Asamblea Plenaria, con soberanía y poder político de decisión; b.- Consejo Nacional de Huelga, conformado con las siguientes comisiones: Relaciones con Provincia, Brigadas, Propaganda, Finanzas, Información, Asuntos Jurídicos. Estas comisiones están integradas por dos representantes de la Universidad, dos del IPN, uno de Chapingo y uno de las Normales.

Los otros dos puntos eran para rechazar una propuesta al pliego petitorio hecho por el regente, Alfonso Coronal del Rosal, que se oficializaría a través de un manifiesto; y la convocatoria a una manifestación estudiantil-popular para el martes 13 de agosto que saldría del Casco de Santo Tomás al Zócalo de la Ciudad de México.

Los integrantes del CNH informaron en esa asamblea que profesores de la UNAM, del Poli y de Chapingo habían realizado una reunión en el auditorio de Humanidades de la Facultad de Filosofía y Letras, donde quedó integrada la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas.

Los maestros acordaron entonces declarar un paro nacional de maestros, participar en la marcha del martes 13, formar un tribunal popular que investigara los hechos para poder consignar ante la Cámara de Senadores a los funcionarios públicos que resultaran responsables de la represión.

Según la información publicada en Excélsior hoy hace 50 años, las diferencias que marcaba el CNH con sus colegas no era el único tema. La información publicada en este diario sobre los paros en escuelas y facultades de la UNAM, también vislumbraban diferencias.

En diversos planteles donde hubo asambleas, éstas fueron para determinar las formas de protestar en contra de lo que los estudiantes consideraban amenaza a la autonomía universitaria y en rechazo a la represión policiaca.

En esas reuniones —se lee en la nota— fueron manifiestas las diferentes corrientes políticas e ideológicas, con ataques a sistemas de gobierno, a malos funcionarios, a represiones que coartan la libertad de expresión y de reunión.

Grupos de estudiantes exaltados en esas asambleas propusieron la formación de brigadas para “politizar” al pueblo, para llamarlo a la “lucha por las libertades democráticas y hacerle notar la explotación y las injusticias de que los hace víctimas un sistema burgués”.

Hoy hace 50 años, cuando estas diferencias estudiantiles se hicieron públicas, la nota principal de Excélsior y gran parte de esta página se dedicó a informar sobre la muerte de Manuel Becerra Acosta, director del diario y fundador, junto con Rafael Alducin, del rotativo en 1917. “Murió don Manuel Becerra Acosta, director de Excélsior”, se lee en el título principal del diario, acompañado de una enorme fotografía del periodista chihuahuense, con un marco negro.

Becerra Acosta murió a los 87 años. Fue director general del diario desde 1963 —al fallecimiento de Rodrigo de Llano, otro de los fundadores del diario— y hasta el día de su muerte.

El 1 de agosto anterior, Becerra fue internado de emergencia en la Clínica Londres, aunque, según la nota de su deceso, llevara varias semanas delicado de salud en su domicilio particular de la colonia Del Valle.

La segunda noticia en importancia —el cintillo— del 10 de agosto de 1968 fue una conferencia de prensa del director del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Guillermo Massieu, quien denunció “intromisión de extraños” en el Poli.

La nota, firmada por Antonio Ortega, da cuenta de la denuncia de Massieu sobre la participación de líderes estudiantiles ajenos al Poli e incrustados en el Comité de Huelga del IPN.

El titular del Politécnico sostuvo su posición de días atrás: “Estamos en favor de las demandas justas y legítimas de los estudiantes. Pero no estamos de acuerdo en que el Instituto Politécnico Nacional sea una pieza más de ajedrez de un juego político que ignoramos a dónde pueda llevarnos”.

En esa conferencia de prensa, efectuada en la dirección del Poli, en Zacatenco, Massieu informó que el titular de Educación Pública, Agustín Yáñez, ya había conformado una comisión con directores de distintas escuelas para que sirvieran de enlace con los grupos estudiantiles, como principio del diálogo que se requiere para la solución del problema.

No obstante que en la información publicada hace 50 años el titular del IPN insistía en que era inaceptable que los estudiantes del Poli recibieran directrices de gente de otras instituciones u organismos, cualquiera que sea su color, nunca mencionó nombres.

En el cuerpo de la información que dio cuenta de la conferencia de Massieu, Ortega redactó lo que se generó en la Vocacional 6. El Consejo Nacional de Huelga planteaba serias diferencias con sus colegas del Comité General de Huelga y lanzaban acusaciones serias.

En la nota publicada hoy hace 50 años, en la página 19 se lee que los miembros del Consejo Nacional de Huelga afirmaban que entre los elementos del Comité General de Huelga, que había rechazado todo principios de arreglo, “por no estar concedidas todas las peticiones del estudiantado sobre las destituciones de los jefes policiacos”, figuran “individuos ligados a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, al FBI y a otros grupos que mueven intereses estadunidenses en nuestro país”.

Mencionaron como agitadores los nombres de varias personas. Y atribuyeron a los integrantes del “generalato” mexicano, interesados en subir al poder, “la acción dirigida en contra de estudiantes, con lujo de fuerza, desfile de tanques y disparos de bazuca, con la finalidad de demostrar poderío y posteriormente instaurar una dictadura militar que defienda intereses extranjeros”.

(Esta mención cabe en el contexto de la lucha por el poder que en ese momento libraban el regente Alfonso Coronal del Rosal y Luis Echeverría, secretario de Gobernación).

Los dirigentes del Consejo Nacional de Huelga, entre los que figuraban Santiago de la Cruz Vargas, Leovigildo Pacheco y Héctor Martínez Costoera, manifestaron que “a los seudolíderes no les importa perder el año (escolar), porque lo único que pretenden es servir a intereses ajenos al Instituto Politécnico Nacional y al país”.

En nombre del Consejo Nacional de Huelga —según lo publicada aquí hace 50 años—, sus líderes explicaron: “Nunca estaremos en contra del gobierno, pero si reprobamos la actitud de los malos funcionarios. Señalamos que hubo apatía del licenciado Corona del Rosal y del licenciado Echeverría, pues no dieron su justa dimensión al conflicto. Y respecto de los generales Cueto y Mendiolea, ellos como dirigentes de una represión brutal y sangrienta, dejaron ver a qué intereses sirven”.

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