100 años de la organización del Archivo Histórico de la Ciudad de México

CIUDAD DE MÉXICO.

El Archivo Histórico de la Ciudad de México (AHCM) que concentra el acervo documental de mayor relevancia en la capital del país, es uno de los repositorios archivísticos más importantes a nivel nacional.

Hoy en día, el AHCM lleva el nombre de Carlos de Sigüenza y Góngora, un historiador prominente del siglo XVII, quien en 1692 rescató los documentos de un incendio en el edificio del ayuntamiento donde se encontraban.

PALACIO DE GOBIERNO Y CENTRO DE DOCUMENTACIÓN

Excélsior visitó, en compañía del director del Archivo Histórico de la Ciudad de México, Juan Gerardo López, el interior del antiguo Palacio del Ayuntamiento, un edificio cuya construcción data del siglo XVI, y fue sede de los gobiernos de la capital. Es aquí donde se encuentra el salón de cabildos que sirvió para discutir los temas más importantes referentes a la administración de la ciudad desde 1532 hasta 1928, año en que el cabildo dejó de sesionar. Es en este sitio donde se realiza la ceremonia de entrega de las Llaves de la Ciudad, entre otros eventos protocolarios.

Además de un espacio denominado ‘La Sala de los Virreyes’, donde se concentra una colección de los retratos de los gobernantes de la Nueva España durante 300 años, desde Antonio de Mendoza hasta Juan O’ Donojú, el antiguo Palacio del Ayuntamiento de la ciudad, alberga el Centro de Documentación Francisco Gamoneda, un recinto documental que resguarda libros y material hemerográfico referentes a la historia de la Ciudad de México.

En 1920, el ilustre bibliotecario y archivista, el asturiano Francisco Gamoneda, emprendió la misión de organizar los documentos que conformaban el archivo histórico, cuyas tareas estarían enfocadas en el rescate y organización integral del acervo, con el objetivo de que el nuevo archivo se inaugurase durante el mes de las celebraciones de los cien años de la Independencia de México.

Xabier F. Coronado, en su libro Gamoneda Bibliógrafo, librerías, archivos y bibliotecas, publicado en 2012, menciona que, “Nada más tomar posesión del cargo, Gamoneda elaboró un diagnóstico sobre el estado del archivo y propuso una estrategia para su reorganización”.

Al respecto, Gerardo López refirió que “hay que tomar en cuenta que el ayuntamiento sesionaba ahí, y cuando Pérez Abreu fue presidente municipal de la Ciudad de México contrató a Francisco Gamoneda que ya estaba por acá trabajando en las librerías y lo contrató para organizar el archivo”.

El acervo de la capital organizado por Gamoneda y su equipo en 1921, originalmente estaba ubicado en lo que hoy es el Centro de Documentación.

“El equipo de trabajo estaba conformado por Gregorio López quien había sido formado como bibliotecario y él fue quien técnicamente condujo las labores de clasificación, de hecho, al AHCM se le aplicó el método Dewey, eso a la larga generó otros problemas, pero en su momento, era la aplicación de las técnicas más avanzadas al rescate y la preservación de los archivos”, señaló el director de la máxima institución en materia de archivos de esta capital.

El proyecto era integral, pero fue más allá al lograr la conformación de la biblioteca y un museo para el Ayuntamiento. Sin embargo, fue el mismo Gamoneda quien elaboró las recomendaciones generales para la construcción y adecuación del espacio donde se resguardaría el acervo; observaciones como las medidas de los espacios, tipos de muebles y las condiciones para la conservación de los documentos.

En los estantes del actual Centro de Documentación se colocó el archivo por primera vez, “con la posibilidad de tener una perspectiva panóptica del archivo, y tomando en cuenta que le aplicaron una clasificación Dewey, entonces podías tener claridad de donde se encontraba cada fondo cada parte del archivo”, explicó Juan Gerardo.

En la actualidad, el Centro de Documentación Francisco Gamoneda, es un proyecto que abrió sus puertas al público en 2004 en el espacio que antiguamente era conocido como ‘La carbonera’, donde por mucho tiempo se encontraba la biblioteca que pertenecía al acervo documental del ayuntamiento, conserva una vistosa estantería en la que reposan los materiales bibliográficos y archivísticos.“Estos estantes no son los originales pero reproducen de alguna manera los que existieron, es una estructura para archivo, para la colocación de los expedientes”, expresó López.

El acervo documental actual del Centro de Documentación es un fondo bibliográfico que cuenta con aproximadamente 4, 500 títulos, y más de 7, 000 volúmenes. Cuya temática se refiere, principalmente, a la ciudad en el siglo XX, además de un fondo de literatura.

ALGUNOS ANTECEDENTES

La extensa historia de la Ciudad de México está ligada a sus documentos, por lo que, desde el surgimiento de esta capital, se han generado naturalmente los documentos fundacionales que dan cuenta del progreso y crecimiento de la urbe en su sentido social, político y urbano.

A lo largo de su existencia, el archivo ha tenido representantes notables que le han dotado de formalidad. Desde Francisco del Barrio Lorenzot, Lucas Alamán y hasta Vicente Rivapalacio, fueron tan solo algunos de los nombres que han figurado al frente del máximo recinto de archivos de la ciudad, quienes lograron implementar cierta organización mediante algunos criterios de la época.

Sobre lo anterior, Gerardo López opinó: “Cuando los liberales de Ayutla toman la ciudad, Comonfort nombra como Secretario del Ayuntamiento a Vicente Rivapalacio, quien toma una de sus principales tareas la organización del archivo. Rivapalacio conocía muy bien el ayuntamiento porque su padre, Mariano, fue regidor en varias ocasiones, de hecho, Mariano Rivapalacio, cuando Vicente Guerrero fue presidente en 1829, le organiza la recepción aquí en el ayuntamiento.”

Para el actual director del AHCM, la instrumentación es parte importante de la organización realizada en 1921. “Carrera Estampa, en 1841, escribía que la verdadera organización del archivo ocurrió en 1856 con Rivapalacio al frente, pero de todas formas es muy importante la obra que realizó Francisco Gamoneda acompañado de su equipo y Gregorio López porque ellos generaron los mejores instrumentos que sirvieron durante todo el Siglo XX hasta muy recientemente”, concluyó el funcionario capitalino.

LA REINAUGURACIÓN DE 1921

Al respecto del acontecimiento que daba lugar a un renovado espacio para reguardar la memoria de la ciudad, Excélsior dio a conocer una nota que recogía las palabras de Herminio Pérez Abreu, entonces presidente municipal del Ayuntamiento, durante la inauguración que se llevó a cabo el 21 de septiembre de 1921, “Al inaugurar este archivo, que desde hoy queda francamente abierto a los historiadores, los arqueólogos, los sociólogos, los poetas y todo aquel que sienta un vivo y natural interés por la emocionante historia de nuestra capital. Me enorgullezco positivamente de esta obra, porque al recoger, clasificar y conservar todos los hechos del pasado se está justificando por sí solo el presente, y se está preparando, con la más alta enseñanza histórica, el glorioso advenimiento de un porvenir lleno de procesos y libertades”.

El cometido se había logrado: el acervo más importante de la ciudad más importante del país estaba al fin organizado, contaba con una estructura de acuerdo con su relevancia histórica.

El escritor Coronado también señala en su libro que, “El orden cronológico y alfabético fue adoptado también para los libros de Actas de Cabildo, los libros manuscritos, los bandos y decretos, los planos y los periódicos”.

EL PRESENTE

El archivo fue trasladado al antiguo Palacio de los Condes de Heras y Soto, ubicado en la calle de República de Chile, No.8, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en la década de los ochentas. En la nueva sede, los materiales fueron integrados a la gran masa documental que integra la memoria histórica de la ciudad.

Hoy en día, el AHCM está organizado bajo criterios especializados apegados a técnicas archivísticas y científicas actualizadas, basadas en los procedimientos que Gamoneda implementó en su momento.

En una visita realizada, para fines de este trabajo periodístico, en las actuales instalaciones del AHCM, el archivista y responsable de servicio al público, Nelson Ricardo Cantarell, quien labora en la institución desde hace más de 20 años, explicó a Excélsior que el archivo “está organizado cronológico y alfabéticamente como lo hizo Gamoneda: En nuestra época, lo que se hizo fue tener todo en bases de datos para identificar los libros donde está la información”.

Se conocieron las encuadernaciones originales que se realizaron durante la organización de 1921, además, se tuvo acceso al expediente concentrado, redactado por el equipo de colaboradores de Gamoneda, en el que se encuentra el reporte de las actividades efectuadas hace cien años, conformado por el proyecto de trabajo, memorándum, la descripción de cada proceso, cartas y hasta recortes periodísticos, contiene la información detallada de la novedosa labor.

Finalmente, se pudo constatar la existencia de documentos administrativos de diferentes épocas, obras públicas, planos y hasta expedientes carcelarios. Cantarell, acompañó en todo momento el recorrido, durante el cual se dijo contento de laborar en el recinto archivístico, “es muy bonito trabajar aquí, se hace mucha labor” finalizó el colaborador.

A cien años de la reconversión técnica y logística del archivo más importante de la capital del país, cabe la pena reflexionar acerca de la importancia que los registros archivísticos tienen para la memoria colectiva.

Si das click en la siguiente imagen podrás acceder a nuestras galerías: