De Freud a “Sex and the City”: el orgasmo femenino en la cultura pop

De Meg Ryan a Sex Education, la cultura pop ha evolucionado en cómo representa el placer femenino, aunque aún hay mucho por cuestionar.

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De Freud a “Sex and the City”: el orgasmo femenino en la cultura pop (Foto: Freepik)

Durante siglos, el orgasmo femenino fue un terreno prohibido en los discursos médicos, religiosos y culturales. Considerado innecesario para la reproducción, fue ignorado por la ciencia y silenciado por las normas sociales. Sin embargo, con el paso del tiempo —y gracias a los avances de la medicina, el feminismo y la cultura de masas— su representación comenzó a emerger en los medios populares. 

No siempre de forma justa o realista, pero sí con fuerza suficiente para abrir debate. Te has preguntado cómo ha sido representado el orgasmo femenino en la cultura pop, desde el cine hasta las series de streaming, y lo que esto revela sobre la percepción del placer sexual femenino en nuestra sociedad.

El origen del orgasmo femenino y la historia oculta

Regresemos en la historia y entendamos la función del orgasmo femenino. En 2016, investigadores de la Universidad de Yale y el Hospital Infantil de Cincinnati propusieron que el orgasmo femenino podría tener raíces evolutivas ligadas a la ovulación inducida, como ocurre en otras especies mamíferas. 

Según el estudio publicado en Journal of Molecular and Developmental Evolution, hace unos 150 millones de años, en los primeros mamíferos euterios, el orgasmo desencadenaba la liberación de óvulos. 

Con el tiempo, los humanos evolucionaron hacia la ovulación espontánea, y el orgasmo quedó desvinculado de la reproducción, adquiriendo funciones emocionales, psicológicas y sociales. Aunque la ciencia aún debate su "funcionalidad", su presencia persistente sugiere una importancia más profunda que la meramente reproductiva.

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De Freud a “Sex and the City”: el orgasmo femenino en la cultura pop (Foto: Freepik)

La visión de Freud y su impacto en la cultura del siglo XX

Posteriormente, A principios del siglo XX, el psicoanalista Sigmund Freud clasificó el orgasmo clitoriano como una forma inmadura del placer sexual. 

Para él, el orgasmo "correcto" debía surgir a partir de la penetración vaginal. Las mujeres que no alcanzaban el clímax de esa forma eran consideradas histéricas, frígidas o emocionalmente inmaduras. Esta idea, sin sustento fisiológico, se consolidó durante décadas en manuales médicos, prácticas terapéuticas y discursos sociales, invisibilizando la importancia del clítoris y reduciendo la sexualidad femenina a una función reproductiva o conyugal.

La teoría freudiana no solo marcó la medicina y la psicología, sino también influyó indirectamente en cómo la cultura pop —particularmente el cine y la televisión— eligió representar (o no) el placer femenino en las décadas siguientes.

Primeras representaciones del orgasmo femenino en el cine

Durante la mayor parte del siglo XX, el cine evitó representar el orgasmo femenino de manera explícita. La censura, los códigos de moralidad y las limitaciones impuestas por los estudios de Hollywood restringieron las narrativas sexuales. 

Cuando el clímax femenino aparecía en pantalla, lo hacía a través de metáforas visuales (una lámpara que se apaga, un tren entrando en un túnel) o con expresiones contenidas que no nombraban directamente lo que ocurría.

Fue recién en los años ochenta y noventa cuando se comenzó a ver en pantalla de manera más explícita, aunque todavía desde una perspectiva distante o superficial. 

Uno de los casos más emblemáticos es 'When Harry Met Sally' (1989), en la que Meg Ryan finge un orgasmo en medio de un restaurante para probarle a su amigo que muchas mujeres lo hacen. 

Aunque la escena es icónica, su fuerza reside más en la comedia que en la reivindicación. No muestra el placer real, sino la dificultad de hablar de él en público, reflejando lo incómodo que resultaba reconocer el deseo femenino en una sociedad que aún lo consideraba un tabú.

De 'Sex and the City' al streaming: nuevos relatos del placer

A finales de los años noventa, 'Sex and the City' rompió esquemas. Estrenada en 1998 y basada en los textos de Candace Bushnell, esta serie mostró a cuatro mujeres profesionales de Nueva York conversando abiertamente sobre su vida sexual.

El orgasmo dejó de ser un misterio, un secreto o un susurro, para convertirse en parte del diálogo cotidiano entre amigas.

Samantha Jones, el personaje interpretado por Kim Cattrall, representaba la libertad sexual sin culpa. Usaba juguetes sexuales, hablaba del clímax sin rodeos y cuestionaba la idea de que el sexo debía estar ligado a una relación emocional. 

La serie, además, mostró distintas formas de alcanzar el orgasmo —sola o en pareja— y abrió la puerta a que otras producciones siguieran el mismo camino, aunque pocas con la misma naturalidad e impacto.

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De Freud a “Sex and the City”: el orgasmo femenino en la cultura pop (Foto: pixabay)

¿Cómo representa la cultura pop el clímax femenino hoy?

En la última década, series como 'Fleabag' (2016-2019) han abordado el placer femenino con una mezcla de honestidad brutal y exploración emocional. Su protagonista rompe la cuarta pared y confiesa sus pensamientos más íntimos sobre el sexo, el vacío emocional, la compulsión y el deseo. Aquí, el orgasmo ya no es solo una meta física, sino un evento narrativo que refleja estados internos complejos.

En Sex Education (Netflix, 2019–2023), la sexualidad adolescente se muestra con enfoque pedagógico, abordando la masturbación, el consentimiento, el descubrimiento del cuerpo y la frustración. Aimee, una de las protagonistas, experimenta por primera vez el orgasmo en un episodio que muestra de forma realista cómo muchas mujeres adultas llegan tarde a ese momento por falta de información o vergüenza.

Por su parte, Orange Is the New Black (2013–2019) representa la sexualidad femenina en un entorno carcelario donde la intimidad es casi imposible. Aun así, muestra a personajes diversos —en edad, raza y orientación— explorando su placer como acto de resistencia, autoafirmación y comunidad.

En Nymphomaniac (2013), del director Lars von Trier, es una obra polémica que narra la vida de una mujer desde sus primeras experiencias sexuales hasta su adultez. La película presenta el orgasmo en diferentes formas: como compulsión, como arma, como vacío emocional y, a veces, como poder.

Aunque fue criticada por su tono frío y su estética cercana a la pornografía, también provocó debates sobre el derecho del cine a mostrar el deseo femenino sin edulcorarlo ni erotizarlo en función del espectador masculino.

De tabú a tendencia: ¿realmente hemos avanzado?

Hoy, hablar del orgasmo femenino ya no genera escándalo inmediato, pero eso no significa que haya sido plenamente comprendido o representado con justicia. 

De acuerdo con estudios publicados en The Journal of Sexual Medicine, persiste una “brecha orgásmica” entre hombres y mujeres en relaciones heterosexuales. Las mujeres reportan menor frecuencia y satisfacción sexual, en parte por la falta de educación, comunicación y representación realista del placer en los medios.

La cultura pop ha avanzado: ya no oculta el orgasmo, lo explora. Pero el desafío no solo es mostrarlo, sino entenderlo como experiencia diversa, emocional, imperfecta y legítima. En una industria aún dominada por la mirada masculina, el orgasmo femenino continúa siendo un terreno que exige ser narrado desde perspectivas propias, plurales y sin filtros.