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“Que callen las armas”; el Papa inicia visita a Irak

Es la primera vez que un pontífice pisa ese país marcado por las guerras y las persecuciones

AFP y Reuters | 06-03-2021
El papa Francisco fue recibido en Bagdad por el primer ministro iraquí, Mustafa al-Kadhimi, en medio de fuertes medidas de seguridad.

BAGDAD.

“Que callen las armas”, reclamó ayer el papa Francisco poco después de llegar a Irak, en la primera visita de un pontífice a ese país diezmado por las guerras y las persecuciones.

Entre fuertes dispositivos de seguridad y con mascarilla por las medidas anticovid, el Papa, de 84 años, viajó como “un peregrino de la paz” para reconfortar a una de las más antiguas comunidades cristianas del mundo, marcada por la violencia y la pobreza.

Durante su estancia, que terminará el lunes tras recorrer mil 445 kilómetros, especialmente por aire, para evitar las zonas donde se esconden los yihadistas, el pontífice argentino también tenderá la mano a los musulmanes y se reunirá con el ayatolá Alí Sistani, la máxima autoridad chiita.

Basta de violencia, de extremismos, de facciones, de intolerancias”, dijo el Papa en uno de los mensajes que emitió en la capital iraquí. Basta también de “corrupción”, el motivo por el que cientos de miles de iraquíes manifestaron a fines de 2019.

También urgió al país a dejar de reprimir a sus jóvenes que pedían justicia. “Hay que construir la justicia”, reiteró. Y “que ninguno sea considerado ciudadano de segunda clase”, sobre todo los cristianos —1% de la población en este país musulmán— ni los yazidíes, minoría perseguida por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) que vendió a miles de sus mujeres en “mercados de esclavos”.

El pontífice denunció así “una barbarie insensata y deshumana” perpetrada en Irak, la antigua Mesopotamia, “cuna de la civilización”.

 

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Fotos: AFP 

 

LÍMITES POR PANDEMIA

Los saludos de mano y los encuentros con multitudes fueron prohibidos para el pontífice en lo que es su primer viaje desde el inicio de la pandemia de covid-19.

Intentaré seguir las instrucciones y no dar la mano a todo el mundo, pero no quiero permanecer lejos”, dijo el pontífice, de 84 años, a los periodistas en el avión a Bagdad el viernes, cuando por primera vez no les dio la mano.

Esas restricciones se reflejaron en la catedral de Nuestra Señora de la Salvación, objetivo en 2010 de un terrible ataque en el que murieron 53 fieles y a la que se dirigió después el Papa.

Ante un grupo reducido de personas, recordó a los “hermanos y hermanas que murieron en el atentado terrorista en esta catedral hace diez años y cuya beatificación está en proceso”.

Hoy, el Papa será recibido en la ciudad santa de Nayaf  por el ayatolá Alí Sistani, de 90 años, y quien no suele aparecer en público.

 

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