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Función

Lenny Kravitz trae buena vibra

El músico estadunidense lanza su álbum 'Raise Vibration', lleno de sonidos y arreglos clásicos

DPA / Foto: Cortesía Warner Music | 08-09-2018
Como en la mayoría de sus álbumes, Lenny Kravitz toca la mayoría de los instrumentos en 'Raise Vibration'.
Como en la mayoría de sus álbumes, Lenny Kravitz toca la mayoría de los instrumentos en 'Raise Vibration'.

NUEVA YORK.

En algún momento, cuando la guitarra de Lenny Kravitz enmude­ce y el bajo funk se toma una pausa, uno se pregunta si real­mente estamos en 2018. Así de clásicos son los arreglos y sonidos de su nuevo álbum Raise Vibration, que salió ayer a la venta. Kravitz apuesta por aquello que mejor se le da: rock de la vieja escuela mez­clado con glamur, soul y buen rollo.

El disco incluye títulos como We Can Get It All To­gether o Raise Vibration, que da título a su undécimo tra­bajo. La guitarra distorsiona­da, la batería machacona y su voz rasgada recuerdan casi a Jimi Hendrix, al que Kravitz venera, igual que a The Ro­lling Stones, Bob Marley y John Lennon.

El cantante de 54 años, que ha conseguido librar­se de la imagen de rockero sexy y despreocupado, emi­te con el sencillo It’s Enough seguramente la declaración política más dura de su carre­ra. Al igual que Marvin Gaye con What’s Going On?, en las épocas oscuras de la Guerra de Vietnam, Kravitz también quiere sacudir conciencias.

En el videoclip de la can­ción, de ocho minutos de du­ración, muestra ataques con armas químicas en Siria, violencia policial contra los negros, desfiles mi­litares en Corea del Norte, además de imágenes de ga­nadería intensi­va, contaminación medioambiental y refugiados.

Basta de racismo. Basta de guerras. Basta de la des­trucción del medio ambiente y de la codicia y la hipocresía de los jefes de Estado”, ex­plicó sobre el video y añadió que es necesaria una “mayor comprensión”.

Pero, aunque sus inten­ciones sean buenas, todo ello suena bastante ingenuo te­niendo en cuenta que vivimos en un mundo cada vez más complejo y con unos conflic­tos tan profundos. Según el cantante, “todo el mundo” es “corrupto” pero, ¿deben por ello darse las manos terroris­tas, dictadores y empresarios avariciosos y llevarse bien con el resto del mundo?

También la bala­da de piano Here To Love suena algo in­genua cuando al fi­nal se suma el coro y parece que Kravitz quisiera reconciliar a los pueblos de la Tierra como hicie­ra en su día Michael Jackson en We Are the World.

Tenemos que unirnos to­dos porque somos una crea­ción / Debemos unirnos a la lucha, juntos somos fuertes / Tenemos que hacer lo correc­to en cada situación / Amen las vidas de los demás como la suya propia”, canta.

Lo mismo ocurre con la oscura Who Really Are The Monsters en la que Kravitz de­nuncia que todo gire siempre en torno al dinero, la fama, el poder y el juego. “La guerra no va a acabar hasta que no deje­mos de lanzar bombas”, canta. No son grandes conclusiones. Tampoco su llamada a comu­nicarnos entre nosotros de una vez solucionará las crisis globales del futuro.

Las letras del rockero nun­ca fueron especialmente su­tiles o profundas: hablaba de echar a volar (Fly Away), de aguantar (It Ain’t Over ‘Til It’s Over) o de cómo el amor puede dominar el mundo (Let Love Rule). Todo ello se podía pasar por alto por sus crujien­tes riffs y el sonido completo por el que sus fans lo adoran. Los puntos fuertes de Raise Vibration son aquellos en los que Kravitz se entrega com­pletamente a sus instrumen­tos y toca algunos de los 12 títulos en lo que casi parecen jam sessions.

hch

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