'The invisible band in concert', el llamado para hacer el bien

Francis Healy, vocalista del grupo, charló con Excélsior sobre lo que representa su música y la unión que tiene con otras bandas

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CIUDAD DE MÉXICO.

Las bandas exitosas tienen una fórmula perfecta de combinación hacia el públi­co: grandes letras, melodías sorprendentes y, muchas de ellas, líderes entrañables, vocalistas de características peculiares que cargan con el carisma y atracción del público.

Ahí está Bruce Springs­teen y luego eres Mick Ja­gger. Nunca se ve a Bruce Springsteen sin su guitarra. En el mismo sentido, tú no me ves sin mi guitarra. Creo que hay otros como Mick Ja­gger, como Chris Martin, de Coldplay, que pueden correr y hacer eso. Y creo que ese tipo de vocalistas son mucho más dinámicos. Puedes ha­cer mucho más.

Todavía me quedan mu­chos años, y me siento como un compositor. Todavía ten­go muchas canciones que escribir, muchas melodías que descubrir”.

Fran Healy es más que el vocalista de Travis. Forma­dos en Glasgow hace más de 30 años, los músicos han encontrado un cami­no de conexión con las masas que pocos han logrado en esta oleada musical.

No hay mejor trabajo en el mundo que estar en una banda, porque cuando estás de pie en el escenario con cuatro chicos o tres chicos o tres chicas, o lo que sea, to­dos están tocando juntos y luego todos te están cantan­do y todos están en esto. Es como si fuera mágico. Y lo es. Y la música es lo más pareci­do a lo divino.

No soy religioso. Me cria­ron como católico, pero no soy muy religioso. Tal vez tenga una idea diferente de las cosas. Sin embargo, creo que la música es lo más pa­recido que los humanos tie­nen a Dios. Dondequiera que esté, dondequiera que esté Dios. No es una persona. Es un sentimiento. Es la energía que rodea el agujero lo que te conecta con el universo. Y creo que la música es lo más cercano que estamos a la divinidad”.

La responsabilidad de crear esa cone­xión es lo que ha movido a Healy y Tra­vis de formas tan poten­tes que sus canciones son himnos en distintas generaciones.

Todo el mundo está co­nectado. Sin embargo, nace­mos solos. Morimos solos. Y pasamos por nuestras vidas sintiéndonos justo en el fon­do de nuestras mentes que estamos solos.

Cuando vas a un espec­táculo, cuando cantas con tus semejantes, te recuerda el hecho de que nunca estás solo. Estás todo conectado. ¿Estás conectado? Todos es­tamos conectados.

Una conexión que se tenía en el inicio, pero que se oxida en el tiempo.

Cuando somos niños amamos la música y, a me­dida que envejecemos, creo que alguna parte de nuestro cerebro se cubre, el polvo se acumula sobre él y nos olvi­damos. Pero, ¿has visto esas co­sas con per­so­nas con demencia o Al­zheimer y se ponen los auriculares, las ancianas o los ancianos, y de repente estas personas mayores que han estado sentadas así des­piertan? Sus recuerdos vuel­ven, cobran vida. La música es así, es medicina. Y somos muy afortunados de tenerlo”.

El sentimiento de Fran Healy de unión fraterna va más allá de los miembros de su agrupación.

Sé que estoy en una ban­da, pero no es sólo conmigo, Dougie, Neil y Andy. Siento que estoy en una banda con todas las bandas. Es una gran ban­da, cualquier persona o cual­quier cosa que haya hecho música viva o muerta. Somos parte de este ejército. Somos un ejército para siempre. So­mos una fuerza para el bien. Y la fuerza para el bien es una de las cosas más importantes que puedes hacer, ser como fuerza para el bien.

Eso lo siento desde que era niño, cuando quería ser sacerdote y, cuando lo pien­so, lo que sí sé es casi en el mismo sentido. En cierto modo, tienes una misión, tie­nes una vocación.

Hubo un momento en el que el sacerdote vino a nues­tra escuela y sentó a todos los niños. De hecho, estaban todos los chicos, todas las chicas se fueron y todos los chicos se sentaron en la clase y el sacerdote les dijo a todos que cerraran los ojos y vieran si podían oír a Dios llamarlos. Y yo sentí un llamado. Y y tú y yo decimos, levanta la mano si sentiste un llamado. Y creo que tal vez fui uno de los úni­cos niños que lo hizo. Pero este llamado es mucho más de lo que me sentía.

Y, aquí me tienen. Voy a México, voy a Glasgow, voy a todo el mundo. Y le canto a la gente, haciendo feliz a la gente, siendo una fuerza para el bien. No hay nada que sea tan sencillo como esto, sólo es una fuerza para el bien.”

Travis está en Gua­dalajara y Ciudad de México este fin de semana.

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