Famosos de dos caras, irreconocibles
Las celebridades que exageran con procedimiento estéticos sufren de disturbios mentales y baja autoestima, dicen especialistas FAMOSOS DE DOS CARAS

CIUDAD DE MÉXICO.
Todo empezó con la actriz Renée Zellweger, quien en 2015 modificó su rostro redondo y su delicada nariz. Recientemente fue la cantante Britney Spears quien subió la semana pasada una foto en la que parece ser otra persona. ¿Y qué decir del rostro de John Travolta en la serie American Crime Story: The People Vs OJ Simpson?
Los procedimientos estéticos y cirugías plásticas son de lo más común en el medio artístico, pero los ejemplos mencionados han exagerado al punto de cambiar su identidad. Cuando el deseo de una alteración física no termina tras la primera cirugía, devela disturbios mentales que tienen que ver con una baja autoestima.
Curiosamente, ellos son famosos, tienen millones de seguidores, pero terminan irreconocibles. Y eso, según el cirujano plástico Mauricio Erazo, sólo les facilita el camino a la transformación. “Estos pacientes son estéticamente adecuados, pero perciben una alteración física exagerada, su nariz les parece horrible, por ejemplo, o su rostro. No es real. Esa alteración mental se llama dismorfofobia”, explica.
Según Erazo, normalmente estos pacientes no se quedan satisfechos tras la primera alteración. Él explica que, cuanto más cirugías, más difícil trabajar sobre la piel. “La cirugía agrede el tejido y cuando está cicatrizado ya no tiene la misma plasticidad. Reoperar es siempre más difícil y nunca va a quedar mejor que la primera vez.”
Por otro lado, el cirujano trata de desestigmatizar los procedimientos estéticos más comunes, como la aplicación de botox y el ácido hialurónico. La toxina botulínica relaja el músculo, y eso proporciona más suavidad en el rostro que pierde la expresión dura. Una aplicación, normalmente hecha en el tercio superior del rostro, dura de cinco a seis meses.
Igualmente conocido, el ácido hialurónico es usado para dar volumen en los llamados rellenos faciales y es absorbido por el cuerpo en cuestión de un año. “El resultado puede ser bien diferente dependiendo de quién lo aplique. El cirujano debe seguir los cánones estéticos, pero es común que haya exceso, por mal uso, que genera expresiones raras, pómulos irreales”.
En la opinión de la consultora de imagen Monique Navarro, otra consecuencia del cambio extremo de apariencia de estas celebridades es una pérdida de identificación en el público. “Ellos son referencia para los seguidores. Si Britney Spears ya no se parece a ella, ahí se va la conexión, porque la veo y pienso: ‘para mí no es ella’”, comenta. “Es una pérdida de identidad y eso causa mucho conflicto.”
Más contundente, el Dr. José González Núñez, director general del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social, evoca lo que llama el síndrome de Dorian Grey, una alusión al personaje de Oscar Wilde que no envejece.
“Son personas narcisistas y con una predisposición a la doble personalidad. Es como si hubiera una incisión en ellos, que les incita a querer cambiar de rostro. Eso se vuelve una dependencia, todo por la ansiedad de perder esa admiración que tienen.” Según González, ese comportamiento puede llevar a la depresión y hay registro de casos de suicidio.
“La mayor contradicción es que se trata de personas consideradas muy queridas. Son gente admirada, pero tienen miedo de perder esa admiración. Tienen baja autoestima y de niños no han recibido una plena aceptación de los padres”, dice. “Eso crea el deseo de ser otra persona”, explica el médico.
“Y como el cambio no es suficiente, sigue la búsqueda, que se torna en un círculo vicioso. En el fondo, no se sienten queridos”.
EL EDITOR RECOMIENDA



