Raúl Gutiérrez Hidalgo, cautivado con el poder de la ópera

El tenor mexicano debutará en Austria el 14 de agosto interpretando el papel protagónico en la ópera Werther en el Festival de Bregenz

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EN HONDURAS. Raúl Gutiérrez cantará hoy en ese país en la gala Los tres tenores con David Esteban y Carlos Serrano, acompañados de la Orquesta Filarmónica de Pedro Sula. Foto: Cortesía Charles Cuin

Luego de ganar el primer lugar de la 40ª edición del Concurso de Canto Carlo Morelli, el tenor lírico Raúl Gutiérrez Hidalgo (Durango, 1992) reveló a Excélsior que el 14 de agosto debutará en Europa con el papel protagónico en la ópera Werther, dentro del Festival de Bregenz, en Austria, al lado de la mezzosoprano Kady Evanyshyn y del barítono Yuriy Hadzetskyy.

Días después ingresará al Estudio de la Ópera de Zúrich, escenario que ha visto crecer a voces mexicanas como Rebeca Olvera y Javier Camarena, donde cantará a lo largo de un año con estrellas europeas y participará en el estreno de una ópera.

Mientras tanto, hoy cantará en Honduras la gala Los tres tenores con David Esteban y Carlos Serrano, acompañados de la Orquesta Filarmónica de San Pedro Sula, bajo la dirección de Oscar Barahona, donde cantará Granada, Te quiero dijiste y Nessun dorma, entre otras piezas.

¿Cómo definiría a Werther? “Es un personaje complejo y difícil de entender, quien no sabe controlar sus sentimientos; es muy pasional y tiene gran sensibilidad para encontrar la belleza en todo lo que le rodea y esto lo hace temeroso de que esa belleza se acabe”.

¿Cuándo ingresará a Zúrich? “Comenzaré ensayos el 28 de agosto. El Estudio de Ópera de Zúrich es un referente que tenía entre mis objetivos, porque es uno de los trampolines para la carrera de un cantante joven. Hice la audición en febrero y el mismo día me dijeron que había quedado.

¿Cómo inició su camino en la ópera? “Decidí ser cantante de ópera desde los 11 años. Recuerdo que mi mamá me metió, con mi hermana, a un coro de la iglesia y ahí recibí el primer comentario de que tenía buena voz. Entonces no conocía la ópera. Busqué en internet algo y vi un video de La Bohème, era una grabación de Plácido Domingo con la soprano Ileana Cotrubas.

Fue increíble, aunque no entendía lo que decían, las voces me impresionaron y empecé a llorar de emoción. Esto confirma el poder de la música y de la palabra, de la voz humana y el poder de la ópera para llegar hasta lo más profundo del corazón y del alma humana”, comenta.

Años después Raúl les diría a sus padres su intención: dedicarse al belcanto, pero la respuesta no fue la esperada, así que debió estudiar arquitectura.

Desvié mi camino un poco, porque cuando lo comenté, mi papá me dijo que nunca me habían escuchado cantar en casa y aunque les decía que confiaran en mí, me explicó que quizá era emoción lo que sentía y me sugirió estudiar una carrera ‘de verdad’”, recuerda.

Así que el tenor ingresó a la carrera de Arquitectura, pero sin olvidar el sueño de cantar en un escenario lírico. Poco antes de concluir su carrera tomó clases privadas de canto, solfeo y buscó un lugar en la Escuela Superior de Música de Durango, pero al terminar el propedéutico se mudó a la Ciudad de México para iniciar sus estudios.

En su primera audición no aprobó el ingreso a la Escuela Superior de Música del INBAL, así que tomó clases con el barítono Josué Cerón para presentar el examen en la Facultad de Música de la UNAM y, al ingresar, conoció al tenor Alfredo Portilla, quien se convirtió en pieza fundamental de su desarrollo vocal.

¿Nunca pensó en las ventajas de ser arquitecto? “Nunca pensé en la parte económica. Sólo sentía la necesidad de cantar”.

¿Cómo influye en usted el peso de los mexicanos que han tenido éxito en el extranjero? “Es fundamental tener referentes que son motivo de inspiración y alegría, quienes ya han puesto el nombre de México en alto. Son tenores y sopranos mexicanos que han hecho una carrera extraordinaria. Siempre me ha gustado ver su historia y conocer todo lo que han luchado porque el camino no ha sido fácil para nadie. El talento ayuda, pero en esta carrera, el 99% es lucha, disciplina, constancia y pasión… y el 1% restante es talento”.

Para mí ha sido importante seguir de cerca la carrera de Javier Camarena, Ramón Vargas, Francisco Araiza, Rolando Villazón, Alfredo Portilla, Arturo Chacón-Cruz y Emilio Pons, porque son muestra de que sí se puede y de que el mexicano tiene un lugar merecido en el mundo. Me encantaría que la gente sintiera que mis logros son parte de todos, porque si uno gana, ganamos todos”, concluye.

cva