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Expresiones

¿Quién fue Carlos Septién García?

La máxima casa de estudios del periodismo en México celebra este 18 de mayo su Aniversario 73 con una serie de mesas de análisis que tendrán como tema principal 'Periodismo en tiempos de violencia'

Excélsior digital | 18-05-2022
Desde su niñez fundó los periódicos escritos a mano, como “El Tiliche”, “El Chinito” y “El  Escolapio”, con un precio de un centavo.
Desde su niñez fundó los periódicos escritos a mano, como “El Tiliche”, “El Chinito” y “El  Escolapio”, con un precio de un centavo.

La Escuela de Periodismo Carlos Septién García festeja cada año realizando actividades con personalidades del ámbito periodístico, cultural, político y social con el objetivo de reconocer su trabajo y trayectoria para vincularlos con sus estudiantes en el ejercicio profesional, ya que con las reflexiones y experiencias de los invitados se genera una gran práctica formativa.

La máxima casa de estudios del periodismo en México celebra este 18 de mayo su Aniversario 73 con una serie de mesas de análisis que tendrán como tema principal "Periodismo en tiempos de violencia".

Tendrán lugar en el Centro Cultural Bella Época, ubicado en Tamaulipas 202, colonia Hipódromo Condesa, en la Ciudad de México. Las actividades se extenderán al 19 de mayo dentro de las instalaciones de la Escuela.

¿Quién fue Carlos Septién García?

La suma del talento del narrador y la vena emotiva del literato. Carlos Septién García fue destacado periodista mexicano originario de Querétaro, contribuyó a la creación de la Escuela de Periodismo, que a partir de 1953 lleva su nombre.

Murió en un accidente aéreo en la Sierra de Mamulique, Nuevo León, al cubrir la Inauguración de la Presa Falcón.

Manuel Pérez Miranda, Presidente de la Asociación Cultural Carlos Septién García, nos contó trazos de la fundacion de la escuela, y del propio Septién García. Muchos centros educativos se esforzaron en elaborar las mejores mallas curriculares para convertir el oficio de informar en una carrera superior y la mayoría la llamó Ciencias de la Comunicación.

La Escuela de Periodismo Carlos Septién García, fundada en 1949 por Luis Beltrán y Mendoza, Alejandro Avilés y Fernando Díez de Urdanivia, entonces editorialista de Excélsior, fue la primera en su tipo, ya que su plan de estudios tuvo como base la enseñanza de los géneros periodísticos.

Durante cuatro años, los integrantes de la segunda generación (1953-1956) nos formamos en el tercer piso de un edificio ubicado en San Juan de Letrán 23, en el cuadro central de la Ciudad de México, bajo la tutela de destacados informadores de la época, como el cronista taurino Carlos Septién García y José N. Chávez González, director del semanario Señal, en el que algunos de mis contemporáneos firmaron sus primeras colaboraciones.

Aquellos maestros nos contagiaron su entusiasmo por el apasionante quehacer periodístico que, cuando se ejerce con ética y responsabilidad, es indispensable en un país democrático.

El programa académico iniciaba con la materia de Redacción periodística y con ella se pretendía que fuéramos precisos en el relato de los hechos y en el uso de las palabras, concisos en el número de vocablos empleados para informar y “macizos” en su estructuración para que el lector los entendiera en su primera lectura. Tanto se enfatizaba en esta fórmula (ser precisos, concisos y macizos) que aún hoy algunos exalumnos la consideran de su propia autoría.

Enseguida se enseñaba la noticia veraz, de hechos reales; oportuna, en el momento que debe saberse, y objetiva, sin invenciones ni fragmentaciones.

Después se estudiaba a fondo la entrevista, útil para conocer a los protagonistas de los hechos: cómo piensan, cómo actúan, quiénes son y hacia dónde se dirigen.

El siguiente género era la crónica, esa narración secuencial y pormenorizada que ayuda a comprender quiénes y cómo intervienen en los sucesos de interés general, y cuál es su relevancia.

 

 

 

Con los anteriores conocimientos iniciábamos el estudio del reportaje, el llamado género rey, que es el resultado de la investigación minuciosa de un hecho con personas, así como en lugares y documentos, para tener una amplia visión de por qué y para qué ocurrió.

Después nos abocábamos a los géneros de opinión: la columna, el artículo y el editorial (en masculino, porque es la voz de la casa editorial donde se publica y que da a conocer su postura ante los acontecimientos que conmueven a la sociedad). Y, posteriormente, aprendimos a elaborar el ensayo periodístico.

Todos estos géneros se contextualizaban con distintas materias, cuya finalidad era ayudarnos a entender la vida política, económica y social del país.

Pero estas lecciones eran apenas una primera parte del bagaje requerido para el trabajo profesional. La segunda parte se adquiere con disciplina y perseverancia en la práctica, esto es, en la calle, esa otra gran escuela del reportero, en una redacción y frente a un micrófono.

Además, el periodista tiene la obligación de hacer del estudio su alimento diario; la lectura de los periódicos es clave para que comprenda a un mundo en constante transformación y también lo es el consumo de la buena literatura, de la cual se extrae un vocabulario ágil y rico.

A  siete décadas de las primeras clases, cientos de egresados se han colocado en los medios de comunicación de México y algunos del extranjero. Un ejemplo notable fue Vicente Leñero Otero, quien se iniciaría en el diarismo (1960) en Excélsior, publicando la columna de crítica cinematográfica La linterna mágica. Años más tarde se convertiría en un destacado periodista, novelista, dramaturgo y guionista de radio, cine y televisión; actividades en las que obtuvo importantes reconocimientos a nivel nacional e internacional.

El recuerdo de los inicios de nuestra escuela se compendia, precisamente, en las palabras del maestro Septién:

“La verdad es que un Estado se hallará en mejores condiciones de decidir sobre los pasos de su Patria, si el pueblo que lo sustenta es un pueblo alerta, enterado, sagaz por el conocimiento y el juicio de los hechos. Quienes hayan de emprender la carrera periodística deberán tener presente esta fundamental importancia de la información verídica y fiel. El servicio que con ello se da a los semejantes es el cumplimiento de la responsabilidad social del periodista.

“El médico dará la salud, el abogado protegerá el derecho, el ingeniero se ocupará de las obras materiales, pero el periodista satisfará en todos la nobilísima necesidad de la inteligencia por conocer la verdad del acontecer humano y al hacerlo con respeto y oportunidad estará ensanchando cotidianamente los dominios de la verdad y preparando a las voluntades para el servicio del bien”.

 

PERIODISTAS DESTACADOS EGRESADOS DE LA ESCUELA CARLOS SEPTIÉN

A-C

Adrián Trejo
Adriana Pérez Cañedo
Alberto Barranco Chavarría
Alberto Ocampo Carbot
Alejandra Crail
Alejandra Sánchez Inzunza
Alejandro Cacho López
Alejandro Hernández
Alfredo Gabriel Páramo
Aline Melanie González López
Ana María Lomelí
Analletzin Díaz Alcalá
Andrea Ornelas
Ángel Roldán Gómez
Angélica Eugenia Valdés Ponce.
Anselmo Alonso
José Antonio Durán Pérez
Araiz Arriola
Armando Díaz
Arturo Tornel
Atalo Mata Othon
Aura María Vidales
Aurelio Ramos
Aurora Aguirre Navarro
Aurora Berdejo
Belén Kemchs
Berenice Estrello
Blanca Beatriz Martínez Becerra
Blanche Petrich
Carlos Jiménez
Carlos Marín
Carlos Velázquez Mayoral
Carlos Wagner Echegaray
Carolina Cardona Peña
Ciro Pérez Silva
Clara Torre Márquez
Claudia Guerrero
Claudia Renata Forastieri López Monasterio

D-G

Daniel Flores Meneses
Daniel Sada
Darío Celis
David Páramo
Diana Clarisa Cázares Rentería
Diana Yadira Zamora Cortes
Dione González Anguiano
Edmundo Santos Escobedo
Eduardo Arvizu Marín
Eduardo González Silva
Eduardo Torreblanca Jacques
Elena Michell Rojas
Elías Chávez
Elsa Rodríguez Osorio
Elvira García
Enrique Sánchez
Enrique Sánchez Vera
Erick Zermeño Morales
Eugenio Pablo Leyva
Fernando del Collado
Fernando Díez de Urdanivia
Fernando Mota
Fernando Schwartz
Fernando Valdés
Fidel Samaniego
Francisco Ramírez
Francisco Villa
Francisco García Davish
Gabriel Orduña Cano
Gabriela Frías
Gema Riveroll Ramos
Georgina Ruiz Sandoval
Gerardo González Acosta
Gerardo Liceaga
Gerardo Medina Valdéz
Gerardo Valtierra
Gildardo Figueroa Rodríguez
Gloria Arizaga
Guadalupe Chávez Villafaña
Guadalupe Esquivias Aguilar
Guadalupe Juárez
Guadalupe Pedroza
Guillermo Ortega Ruiz
Guillermo Sologuren
Gustavo Adolfo Infante
Gustavo Durán de Huerta
Gustavo Rentería Villa

 

 

H-L

Homero Aridjis
Hugo Roca Joglar
Humberto Mares
Ignacio Mendoza Rivera
Ignacio Núñez
Irene Medrano Villanueva
Irma Rosa Martínez Arellano
Irving Alejandro Chaga Camacho
Irving Huerta
Isabel Zamorano
Jaime Alejo Castillo
Javier López
Jesús Jiménez
Jesús Pavlo Tenorio
Jesús Rangel
Joaquín Guitérrez Niño
Jorge Álvarez
Jorge Carbajo Kalkach
Jorge Cisneros
Jorge Cruz Pineda
Jorge Gabriel Rodríguez Reyes
Jorge Zarza Pineda
José Antonio Aspiros Villagómez
José Antonio Durán Pérez
José Luis López Aguirre
José Luis Vázquez Baeza
José Manuel Gómez Padilla
José Noé Mercado
José Ramón Garmabella
José Solís Juárez
Josefina Herrera Barrera
Juan Antonio de Labra
Juan Bolívar Díaz
Juan Francisco Castañeda
Juan Manuel Oliva
Juan Pablo Reyes
Laura Islas Reyes
Leticia Montagner
Leticia Singer
Lidia Reynoso Velázquez
Liliana Contreras Suárez
Lorena Rivera
Luis Enrique Mercado
Luisa Cantú Ríos

M-R

Manuel Magaña Contreras
Manuel Pérez Miranda
Mara Patricia Castañeda
Marco antonio Bravo Bedolla
Marco Antonio Silva
María del Pilar Jiménez Trejo
María Elena Matadamas
Maricarmen Cortés
Marie Chantal Berry Benestan
Mariel Galán
Mariel Zúñiga
Mario Munguía
Matilde Obregón Peruyero
Miguel Ángel Alvarez Suberza
Mónica Romero
Néstor Martínez Cristo
Nora Vasconcelos Santillán
Ofelia Aguirre
Oliver Flores Rodríguez
Óscar Hinojosa
Osvaldo Carrillo Henández
Pablo Huerta Gaytán
Pablo Esparza
Pablo Monroy
Patricia Chapoy
Pedro Sol la Lande
Pilar Jiménez Trejo
Rafael Ortega
Rafael Vieyra Matuk
Ramón Orendáin
Raúl Hernández
Raúl Navarrete
Raúl Sarmiento
Raymundo Riva Palacio
Ricardo Torres
Roberto Reséndiz
Roberto Rondero García
Rogelio Cuéllar
Rogelio Mora Tagle
Rosa Icela Rodríguez
Rosa María Martínez Avilés
Rosa Montserrat Sánchez Cebada
Rosario Avilés
Rubén Álvarez Mendiola

S-Z

Salvador Aguilera
Salvador Corro
Salvador Flores Llamas
Salvador Vega
Sara Lovera López
Socorro Díaz Palacios
Sofía Macías
Susana Fernández Ordóñez
Tania Ventimilla
Teodoro Rentería Arróyave
Valeria Moreno Medal
Verónica Toller
Vicente Leñero Otero
Víctor Hugo García Ulloa
Víctor Manuel Suberza
Yolanda Bueno Benet
Ximena Natera

¿Quién fue Carlos Septién García?

Lo describe con todo detalle  José Félix Zavala en el blog El oficio de historiar, en los siguientes y emotivos párrafos:

Porque en el cuartel “J”  de la fosa 666 del Panteón Español, está escrito su nombre, lo mismo que en la escuela de periodismo más importante del país, que  en la escuela primaria de San Roque, como fuen inscrito en la biblioteca  de la crujía “H” en el antiguo presidio de Lecumberri, que también lo llevó, lo mismo que lo lleva la redacción del "Diario Noticias”, y otros muchos lugares. Carlos Septién García merece ser llamado un queretano ilustre e ilustrado. 

Por qué desde su niñez fundó los periódicos escritos a mano, como “El Tiliche”, “El Chinito” y “El  Escolapio”, con un precio de un centavo. Porque nació periodista, se hizo periodista; porque vivió intensamente su profesión, porque murió siendo centro de la noticia, porque sigue presente en el periodismo actual, por las ideas visionarias de sus escritos sobre esta profesión. Carlos Septién García es un queretano ilustre e ilustrado. 

Porque hizo un compromiso con la verdad y se apegó a su frase: “Un Estado se hallará en mejores condiciones de decidir sobre sus pasos, si el pueblo que lo sustenta esta enterado”. 

Porque es una raya en el agua entre los periodistas honestos, porque era pobre y su lujo fueron dos carros viejos, llamados “El bien común” y “La barca de oro”, porque murió en el cumplimiento de su deber. Carlos Septién García es un queretano ilustre e ilustrado. 

Porque fue fundador de la primera escuela de periodismo en México, porque la UNAM lo distinguió al crear la segunda escuela de periodismo, por ser periodista estrella de los mejores diarios de este país, por ser un gran cronista taurino, Carlos Septién García es un queretano ilustre e ilustrado. 

Porque al amparo de su nombre el Instituto de Cooperación  Iberoamericana alentó con becas a más de cuarenta periodistas del continente, Carlos Septién García debe ser reconocido por todos los queretanos como un queretano ilustre e ilustrado. 

Su muerte: 

Carlos Septién García, falleció en el cumplimiento de su noble oficio, siendo un destacado periodista, político e intelectual, cuya desaparición física estremeció al país entero.  

“Carlos Septién García era un hombre de gran tamaño físico y moral, de imponente personalidad y de gran elegancia”. 

La partida de Carlos Septién García, ocurrió en 1957, siendo director de la escuela que lleva su nombre, es a la fecha la institución más reconocida de la enseñanza del periodismo en México, la actual escuela de periodismo “Carlos Septién García.  

”Una mañana brumosa de 1957, cuando el sol todavía no salía en el aeropuerto de la ciudad de Monterrey, un intenso tráfago nos traía y nos llevaba a un grupo de reporteros y a todo el personal de la Presidencia que acudimos a cubrir la inauguración de la presa Falcón en la frontera mexicana con Estados Unidos”. 

”Toda esta gente se trasladó a bordo de la flota con que contaba el mundo oficial del gobierno de México, compuesta por aviones grandes, chiquitos, nuevecitos, viejitos, desde Monterrey hasta la presa Falcón. Aquello era como una colmena. Íbamos de un lado para otro, con nuestras cámaras y nuestros aparatos a cuestas, para encontrar el avión que nos habría de transportar, como si fuera una operación del tipo del Desembarco en Normandía, al final de la Segunda Guerra en Europa, con todas las proporciones guardadas”.  

La inauguración del simbólico embalse, que pretendió ser una muestra de las buenísimas relaciones con el buen vecino, no lo fue tanto. Cuando hizo su arribo la comitiva norteamericana, encabezada  por  su presidente entonces el general Eisenhower.  

”Después de los honores a los jefes de Estado y de escucharse el himno estadounidense, interpretado por la orquesta norteamericana Start, se hizo un momento de tensa espera para escuchar los acordes del himno nacional mexicano. Pero el tiempo pasaba y esto no sucedía. A medida de que se fue haciendo más insoportable la expectación y la ansiedad, empezaron a correr voces y rumores increíblemente alarmantes de que los miembros de la orquesta sinfónica de México habían sufrido un terrible accidente al estrellarse el avión en que viajaban en una de las montañas que rodean a Monterrey”.  

La pompa y platillos de que iba a estar revestida la inauguración de la presa Falcón se vio empañada a pesar de que se llevó a efecto la ceremonia y también el almuerzo posterior.  

”Al terminar el acto, algunos reporteros decidimos buscar el sitio del terrible accidente, donde también perdió la vida el ilustre Carlos Septién García.Conforme llegábamos al aeropuerto de Monterrey, nos organizamos para salir al rescate de los posibles sobrevivientes y de lo que encontráramos”.  

“Empezamos a hacer cuentas de qué era lo que debíamos hacer. Intentar sobrevolar y encontrar el sitio del funesto accidente era bastante peligroso. El general a cargo de todo este evento ordenó que sólo algunos aviones ligeros volaran sobre las crestas de la sierra de Mamulique, por lo que los enviados de los diferentes periódicos y otros medios  emprendimos el camino hacia las montañas”. 

”Luego de una travesía de largas horas y después de que muchos extraviaron el camino, finalmente encontramos los restos del aparato y de sus ocupantes, regados en las faldas y en lo alto de la sierra de Mamulique. Yo llegué al sitio después de un día y medio de recorrido y el espectáculo era sencillamente aterrador.  

Los restos del avión y todos los elementos que transportaba estaban esparcidos, semiquemados, lo mismo que las partituras del himno nacional mezcladas con los rollos de películas de diferentes instituciones. Después de tomar fotografías y ver todo lo que estaba por ahí, emprendimos la caminata de retorno, como un ejército vencido.  

Luego de una agobiante travesía, estaba hambriento y prácticamente descalzo, pues destrocé unos zapatos Florshame que me habían durado ya 10 años. De pronto, vi a lo lejos una fogata y junto a ella a un pastor que estaba rostizando a uno de sus borreguitos. Como un ente fantasmal, desesperado, sin pedir permiso, me arrojé sobre el asado, que el pastor me compartió con generosidad, además de darme agua para finalizar el regreso”. 

Escribir e informar a una sociedad no es cosa fácil, ya se sistematizó a través de las escuelas de periodismo. Gracias a Carlos Septién García. Lo recuerdo solo en el  homenaje que le rindiera el Instituto Fray Luis de león, cuando recibió y veló sus cenizas al ser traídas de la ciudad de México, del panteón Español y a la familia Septién Urquiza por la amable atención para estar con ellos en el presidium, de un día memorable para el periodismo queretano.

 

 

 

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