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Expresiones

La escritora Guadalupe Nettel hace una reflexión sobre el feminicidio y la maternidad

La novela será presentada en charla virtual hoy a las 12:00 horas en el Facebook de la editorial Anagrama

JUAN CARLOS TALAVERA | 30-09-2020
Ilustración: Jesús Sánchez
Ilustración: Jesús Sánchez

CIUDAD DE MÉXICO.

Con una reflexión sobre las distintas formas de maternidad del siglo XXI, el aborto, los feminicidios y la imposición de cánones que debe seguir el cuerpo de la mujer, la escritora Guadalupe Nettel (Ciudad de México, 1973) publica La hija única, su más reciente novela, que será presentada en charla virtual hoy a las 12:00 horas en el Facebook de la editorial Anagrama.

Me enferma, me da mucha rabia que otras personas crean que tienen el derecho a decidir sobre el cuerpo de una mujer y meterla a la cárcel, condenarla y juzgarla por decidir sobre su cuerpo. Me pone de muy mal humor y me enferman los feminicidios que, de alguna manera también se transparenta en el libro, porque en este país estamos viviendo una situación de verdadera alarma”, advirtió la escritora en entrevista virtual.

Y agrega: “Antes eran nueve feminicidios al día y, según las estadísticas, ya subieron a 11. Así que cuando las mujeres salen a la calle a reclamar al gobierno porque no está tomando las medidas necesarias para detener esta situación, las bloquean y no las dejan llegar a la plaza mayor. Sin embargo, parte de esta rabia tuve que contenerla para que no se desbordara en esta novela”, confiesa la también autora de El huésped, El matrimonio de los peces rojos  y Después del invierno.

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La novela cuenta maneras distintas de enfrentar la maternidad. Una de ellas, la más compleja, es la de Alina, quien se ilusiona con la idea de tener una hija, aunque cuando lo consigue enfrenta el diagnóstico de los médicos, quienes han detectado una microlisencefalia y pocas posibilidades de vivir, con lo cual la autora aprovecha para surcar ideas como la normalidad y la anomalía.

En esta novela quería hablar de esa exigencia social que tenemos las mujeres de ser madres perfectas, porque nos ponen a la virgen como el referente de lo que debemos cumplir o tomar como base de la inspiración”. Sin embargo, “no existen las madres perfectas ni las madres imperfectas. Podríamos tener rencores con nuestras propias madres y nuestros hijos, seguramente, tendrán rencores, pero no es que nos salgamos de una norma, sino que ésta es absolutamente inventada”, afirma.

También incluye esos temas recurrentes que surcan el resto de su obra literaria, como la visibilización de este tipo de “anomalía”.

Una de mis columnas como escritora es hablar de lo normal versus lo anormal, es decir, ¿qué es la anomalía y la normalidad?, y el recurso que encontré en este libro, y que ya había utilizado en otras historias, es asomarme al mundo de la naturaleza y del reino animal para ver de qué manera se ejerce dicha maternidad, donde descubrí que las hembras no son las únicas que cuidan huevos, crías y fetos”, comenta.

Y que también “hay padres absolutamente devotos de la crianza en aves, quienes sienten la necesidad de reproducirse, aunque algunas veces no la necesidad de cuidar a sus crías, por lo que depositan sus huevos en otros nidos que para que otras aves se hagan cargo”.

OTROS NIDOS

Nettel reconoce que esta novela también captura un estado de incertidumbre y tensión en el que se ven envueltos los personajes.

Por ejemplo, cuando Alina y Aurelio no toman ninguna decisión sobre esa bebé, sino que es la institución hospitalaria y legal la que los ‘ayuda’ a llegar a término del embarazo. Además, les avisan de la condición de su hija cuando ellos tienen ocho meses de gestación y no es posible interrumpirla, mientras que el médico ni siquiera les da la opción.

Todo eso es registrado y explorado desde la mirada crítica de Laura, la protagonista que registra las mayores transformaciones en el relato. “Me gustó que el narrador cambiara de punto de vista varias veces, a lo largo de la novela. Primero, que fuera muy radical (respecto del tema de la maternidad) y después que mirara los mismos conceptos desde otros ángulos”, explica.

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Como cuando Laura muestra su asco por las palomas que se instalan en la terraza de su departamento, decididas a construir un nido, pero “después transforma su sentimiento en admiración cuando se percata que, con tanta devoción, han cuidado a un pajarito ajeno”.

También se refleja en la historia de ese niño (vecino de Laura), quien al principio le causa repelús por su actitud grosera y egocéntrica, hasta que “se convierte en alguien cercano y llega a sentir la necesidad de cuidarlo y protegerlo, junto a esa madre que desprecia y, después, muta en otra persona más interesante.

Nettel también reconoce que esta narración la tomó por el cuello y la obligó a escribirla. “El detonador fue una historia real que le ocurrió a una amiga muy cercana. Ella se sintió entusiasmada con la idea de tener un hijo, es muy tímida y reservada”, pero después de enfrentar una situación similar a la de Alina, “le pareció importante que su vivencia pasara a la literatura y que se hiciera con ella algo que pudiera tocar la vida de los demás”.

Entonces, “me pareció valiente de su parte, la entrevisté y a partir de ahí escribí esta novela que se fue entretejiendo con otras historias que llegaron después. Porque sucede algo extraño: cuando uno se mete en un tema para escribirlo, de pronto sabes que más gente ha vivido cosas semejantes, y así se entretejieron otras historias con niños con discapacidades neurológicas y distintos relatos sobre maternidad”.

Sin embargo, reconoce que ella no imaginó el tema de la maternidad como un concepto central. “Involuntariamente, resultó una novela sobre la maternidad, lo cual me alegra mucho, pero no estaba en mi agenda. Al final, es una historia épica sobre un personaje que se debe adaptar a las peores realidades posibles”, concluye.

 

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