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Expresiones

Javier Camarena, en busca de un alto valor fonográfico

En entrevista, el tenor mexicano de fama mundial hace una férrea defensa de la formación musical en edades tempranas y desmenuza su cargada agenda de presentaciones para 2019

Juan Carlos Talavera | 11-01-2019
Foto: Cortesía Spinto
Foto: Cortesía Spinto

CIUDAD DE MÉXICO.

Al tenor Javier Camarena (Xalapa, 1976) le preocupa la formación musical de los niños, porque de ellos dependen las nuevas generaciones de escuchas. Y acepta que ésta no debe quedar al margen de las políticas públicas en materia de cultura, pues cualquier acercamiento será de gran ayuda para impulsar apreciación de la música de concierto.

Para eso, explica en entrevista con Excélsior, se necesitan más conciertos didácticos, un acercamiento temprano a las orquestas, a la ópera y comprender que la música es una creación que puede acompañarnos en la vida. “Claro que la música sirve para bailar y divertirnos, pero también está ahí para conmovernos y ser apreciada como un arte, que es la parte menos desarrollada”, reconoció el cantante mexicano que ya prepara su segunda producción discográfica como solista y con temas de ópera, así como su regreso al Metropolitan Opera de Nueva York —donde se ha ganado la admiración del público y es ya un invitado asiduo—, así como al Royal Opera House y a México, programado para octubre, en el marco del Festival Internacional Cervantino.

Camarena explicó que volverá al MET Opera de Nueva York, donde triunfó por primera vez en 2014,  con el rol de Tonio y La hija del regimiento —montaje que lo ha visto brillar en casi todo el mundo— con funciones los días 7, 11, 15, 18, 23 y 26 de febrero y 2 de marzo; estará acompañado de la soprano sudafricana Pretty Yende y la mezzosoprano Stephanie Blythe, de EU, bajo la batuta de Enrique Mazzola.

En marzo regresará al Paris Opera, luego de seis años de ausencia, con el montaje de Don Pasquale, de Gaetano Donizetti, en el papel de Ernesto. Estará acompañado del bajo Michele Pertusi, del barítono Mariusz Kwiecień y de Pretty Yende. Esto será los días 22, 25, 28 y 30 de marzo, y 2, 6, 10, 13, 16 de abril. Después viajará a Ámsterdam, bajo la dirección del prestigiado Antonio Pappano, con el Réquiem de Berlioz, con la orquesta Santa Cecilia. Le seguirán presentaciones en Bilbao, con la ópera Los pescadores de perlas, en el rol de Nadir, acompañado de la soprano española María José Moreno, el barítono polaco Mariusz Kwiecień y el bajo Simon Lim, bajo la dirección de Francesco Ivan Ciampa. Esto será los días 18, 21, 24 y 27 de mayo.

Por último, tendrá presentaciones en Múnich, para junio, con la Bayerische Staatsoper en el montaje de Lucía di Lammermoor de Donizetti, como Sir Edgardo de Ravenswood, con la propia Yende y el barítono Quinn Kelsey; y en julio irá a Londres a la Royal Opera House con La hija del regimiento.

 

MÁS ALLÁ DEL MELÓMANO

 

Para Camarena, 2018 superó sus expectativas con creces, “porque fue un año lleno de grandes logros, empezando por la grabación y lanzamiento de mi primer álbum como solista, grabando ópera con orquesta, bajo el título de Contrabandista, que incluyó obras de Gioachino Rossini y Nicola Zingarelli.

El álbum marcó un muy buen año, además de las actuaciones en el MET Opera con Semiramide, de Rossini, transmitidas vía streaming a México; y del trabajo en Lucia di Lammermoor en el Teatro Real de Madrid, consolidaron un año lleno con grandes noches de ópera y de conciertos, pero sin olvidar las oportunidades que tuve de volver a México, como en abril de 2018, a beneficio de los damnificados por los sismos de 2017”, comentó.

Sin embargo, Camarena no confirmó si para su siguiente grabación colaborará nuevamente con la afamada
mezzosoprano italiana Cecilia Bartoli.

No sé si vaya a seguir en futuros proyectos con Cecilia Bartoli; por supuesto, hay algunas cartas sobre la mesa para un siguiente disco, pero no sé si pueda o si sería prudente adelantar algo al respecto. Lo que sí puedo decir es que Contrabandista marca una línea en lo que a mí me gustaría trabajar como proyecto discográfico”.

¿Cuál es esa línea?, se le preguntó. “Que no se trate solamente de alimentar el ansia del melómano promedio, de escuchar las arias que siempre le gusta oír en diferentes voces, sino también estar comprometido con algún proyecto que tenga algún tipo de rescate musicológico, y que lo haga interesante y quede en un documento fonográfico de alto contenido y de mucho valor. Eso quiero trabajar en los próximos años y ya veremos con qué otros compositores nos encontramos en el camino”.

¿Volverá a grabar algún disco para niños como sucedió con el álbum dedicado a Francisco Gabilondo Soler Cri Crí? “Sí, me gustaría mucho, porque quedaron muchas canciones pendientes (de grabar), pese a las 25 que incluimos en aquel disco. Sí se antoja una segunda edición de este material. Pero también pienso en la música popular, como en aquel disco Serenata que grabé; me gustaría hacer otro disco dedicado al bolero y a la balada de nuestros compositores mexicanos. La cuestión sería encontrar el tiempo para hacerlo, porque la agenda internacional cada vez aprieta más”.

¿Cómo es su relación con México a la distancia? “Siempre busco la excelencia en mi trabajo y en cada escenario que tengo la oportunidad. Realmente tomo esa parte de mi trabajo con mucha responsabilidad y sigue siendo para mí un motivo de orgullo que muchas personas, que todavía no me conocen, se sorprendan al saber que soy un artista mexicano y que digan ‘¡Otro gran tenor mexicano!’ Me llena de satisfacción y orgullo que se tenga en esta estima a los artistas de nuestro México, porque hay muchos por todo el mundo”.

¿Cómo podría ser la formación musical en los niños? “A mí me gustaría ver algo que me tocó vivir. Por ejemplo, que no sólo haya clases de música en los salones, sino llevar los artistas a las escuelas. Es cierto que siempre me gustó la música orquestal, aunque antes no la entendía como ahora, pero el hecho de llegar a los conciertos didácticos y escuchar afinar a la orquesta… para mí era un momento mágico y es algo que siempre me gustó y que podría servir a los niños de ahora. Obviamente yo escuchaba toda la música infantil de ese tiempo, desde Cepillín a Parchís, pero también me fascinaba toda esta sonoridad que podía entregar una orquesta”.

 

cva

 

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