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Expresiones

Javier Camarena deleita con arias de ópera, boleros y hasta un popurrí de José José

El prestigiado tenor mexicano fue el encargado de cerrar, anoche, la edición 47 del Festival Cervantino

Virginia Bautista | 28-10-2019
Anoche, en la Alhóndiga, el cantante veracruzano estuvo acompañado por la soprano Karla Gar-deazabal, el pianista Ángel Rodríguez y la Filarmónica de Acapulco, bajo la dirección de Iván López Reynoso. Foto: Cortesía FIC
Anoche, en la Alhóndiga, el cantante veracruzano estuvo acompañado por la soprano Karla Gar-deazabal, el pianista Ángel Rodríguez y la Filarmónica de Acapulco, bajo la dirección de Iván López Reynoso. Foto: Cortesía FIC

GUANAJUATO.

Javier Camarena fue anoche José Alfredo Jiménez, Jorge Negrete, José José y Juan Luis Guerra, con su Bachata rosa; pero también fue el gran tenor que interpretó Ah! mes amis, quel jour de fête!, de Gaetano Donizetti, y dio vida al popular México lindo y querido, con el mariachi en pleno. La voz del tenor mexicano se transformó e hizo gritar, aplaudir y silbar a los más de ocho mil espectadores que abarrotaron la explanada y las calles aledañas de la Alhóndiga de Granaditas.

El intérprete, considerado uno de los mejores del mundo, hizo cantar al público que asistió a la clausura de la 47 edición del Festival Internacional Cervantino. Al ritmo de Funiculí funiculá, de Luigi Denza, los asistentes no dudaron en entonar lo mismo un aria de ópera, a manera de coro, que boleros o canciones rancheras.

El programa, que contemplaba 27 piezas y abrió con el preludio al Acto 1 de la ópera Carmen, Georges Bizet, comenzó puntual a las ocho de la noche con cuatro minutos y terminó dos horas y media después. La gente no se quería salir y no se cansaba de pedir de pie el encore. Camarena tuvo que interpretar tres canciones más.

Bromista, sonriente, aguantador de los silbidos del respetable, el cantante confesó que, mientras estudiaba música en Guanajuato, asistió a algunas clausuras del Cervantino y que soñaba con que algún día él cerraría una edición. “Y aquí estoy”, gritó contento.

Contó que el próximo  21 de noviembre cumplirá 20 años de carrera. “Y lo estoy festejando en Guanajuato, que es mi segunda patria”, afirmó quien nació en Xalapa hace 43 años. Alguien del público le respondió: “Eres guanajuatense”.

Acompañado por la soprano Karen Gardeazabal y la Orquesta Filarmónica de Acapulco, bajo las batutas de Eduardo Álvarez e Iván López, Camarena —quien este año logró bisar siete veces consecutivas un aria de La hija del regimiento de Donizetti en la Metropolitan Opera House de NY— se entregó con la misma pasión en un foro abierto y popular.

Camarena alternó sus canciones con anécdotas, preguntas cariñosas a sus seguidores y agradecimientos a los organizadores del Cervantino, en especial a Canadá, el país invitado de honor, a quien dedicó las tres arias de autores franceses que interpretó. “Conociendo la cultura de cada uno, lograremos la paz”, añadió.

Una de las mayores ovaciones la recibió cuando cantó Perfume de gardenias, de Rafael Hernández, El Jibarito, pero la gente se puso de pie al escuchar las piezas que interpretó el recién fallecido José José. “La voz se le oye idéntica”, dijo casi llorando una señora que no paraba de aplaudir.

Échele salecita”, animaba Camarena al mariachi, quien interpretó México lindo y querido, pero aclaró que decía muy en serio eso de “si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí”.

El tenor internacional irradió amor a Guanajuato y a México, y sobre todo a los espectadores que se le entregaron anoche sin reserva.

 

 

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cva

 

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