Animales y naturaleza al centro; ilustradores de Taiwán

Los artistas gráficos Bei Lynn y Hsu-Kung Lio irrumpen en el mercado mexicano con historias que apuestan por la belleza y los sentimientos

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Taiwán

La belleza de las cosas ordinarias y los vínculos emocionales entre las personas son, respectivamente, los ejes temáticos de la obra de los escritores e ilustradores taiwaneses Bei Lynn y Hsu-Kung Lio, quienes promueven sus libros por primera vez en México.

Callados, sensibles, sonrientes, los artistas gráficos detallan en entrevista con Excélsior su proceso creativo, qué temas les interesa abordar, cuándo iluminan sus dibujos o cuándo los dejan en blanco y negro y cómo ven el panorama de la ilustración en su país.

Coinciden en que se sienten felices en México, por la cantidad de niños y jóvenes que leen los álbumes ilustrados y se dicen sorprendidos por “la fuerza que tiene la ilustración aquí, es muy potente, libre, de mucho impacto; en Taiwán es más conservadora”.

Bei Lynn acaba de publicar en el sello Ediciones Castillo Aprendiendo a decir adiós, una historia inspirada en las enseñanzas que le dejó su perro y la forma en que se despidió de él.

“Al principio tenía una idea muy vaga. Pero cuando empecé a dibujar, se fue aclarando cada vez más lo que quería transmitir. Me acordé de la convivencia que tenía con mi perro y fui estableciendo una línea de tiempo”, comenta.

“La historia no está pensada sólo para niños, porque el concepto de cómo decir adiós, cómo hablar de ese tema, es más amplio y complejo. También es apta para adolescentes y adultos, porque el enfoque es que todos debemos aprender. Pero cuando lo leen los niños tienen su propia forma de interpretar, de captar la idea de cómo decir adiós”, destaca.

La dibujante señala que se inspira en la vida cotidiana. “Las cosas bellas están en las pequeñeces, en los detalles. Me gusta contemplar la naturaleza, me inspira. Un campo de siembra, las olas del mar, cuando sale la luna redonda y plasma un camino de luz. Son cosas que solemos ver y no les dedicamos tiempo”.

Considera que aún no tiene un estilo definido. “Para este libro usé principalmente el lápiz; porque, por una parte, la protagonista recuerda en blanco y negro y, por la otra, los sentimientos del presente los pongo en verde. Me gusta dejar huellas, manchas, espacios huecos. Y, cuando llega la inspiración, enfoco, profundizo y trato de explorar lo más que se pueda el tema”.

Adelanta que trabaja en una historia que tiene como protagonista a un ave hablando de la libertad. “El pájaro que nace en la jaula piensa que volar es una enfermedad. Esa frase es importante”.

Por su parte, Hsu-Kung Lio entrega en español El caballo naranja, la historia de un potro que está deses-

perado por encontrar a su hermano perdido, para lo que sólo tiene una pista: la mitad de una antigua fotografía.

“Lo importante no es la foto. Nosotros buscamos amigos, hermanos, y no necesariamente tienen que ser igual que nosotros. Lo trascendental es la relación con las personas, el convivio, eso nos identifica. Me gusta dejar un final abierto, para que los lectores imaginen lo que puede suceder”, afirma.

Ingeniero civil de profesión, confiesa que su técnica de dibujar es “sencilla, inocente, como trazan los niños; procuro poner colores llamativos y delineaciones muy claras”.

Admite que le gusta contar “historias chistosas, interesantes, con humor, en las que recreo los vínculos emocionales entre las personas. Y crear propuestas relacionadas con la atención social”.

Y sobre este último tema pone como ejemplo el libro en el que está trabajando, que se llamará Los pequeños coches. “Se dice que Taiwán es un infierno para los peatones, que es muy difícil caminar, porque las banquetas son reducidas. Entonces, pongo a los automóviles como si fueran una raza e invito a reflexionar sobre cómo sería su convivencia con el ser humano”.

Para Hsu-Kung Lio, la ilustración es un impulso. “No es lógica, por eso puede incentivar tu imaginación. No puedes definirla como correcta o incorrecta. Concebir la imagen es diferente, porque a ésta la vemos con el lado derecho del cerebro, y al texto lo apreciamos con el izquierdo”.

Destaca que él prefiere dibujar en blanco y negro, pero las editoriales le dicen que esto no vende y le piden el color. “Cada uno de mis libros utiliza diferentes material y tintas”.