Camilo de Blas y Rialto, las confiterías que guardan la memoria y el sabor de Asturias
Oviedo, la capital asturiana, cuenta con dos legendarios lugares de primer nivel

El corazón de Oviedo, capital asturiana, late con olor de repostería, confitería y tradición desde hace un siglo gracias a dos emblemas de la ciudad: Camilo de Blas y Rialto.
Dos confiterías que han puesto en alto el nombre de Asturias no sólo dentro de España, sino fuera de ella.
Al entrar a Camilo de Blas, ubicada en la calle de Jovellanos 7, en Oviedo, no sólo se percibe el olor a confitería, sino a tradición e historia que se observa como la antigua máquina registradora que aún sirve y marcaba en peseteas, la tecla del 20 (centavos de pesetas) es la única que se va un poco de lado debido a que se apretaba demasiado pues eso costaba antes el pastel.
Así lo cuenta a Excélsior José Juan Camilo de Blas, la cuarta generación de esta confitería fundada en 1914 durante la Primera Guerra Mundial.
Junto a él está su hija Paloma, la quinta generación y quien se ha encargado de introducir otro tipo de actividades como clases de chocolate y hacer en miniatura los famosos carbayones.
Son pequeños y famosos pasteles a base de hojaldre cubierta de una crema artesana de almendra marcona, bañado en una capa de yema y terminado con un baño de azúcar. Incluso, a los ovetenses se les conoce como carbayones; en un inicio se pensaba por el famoso pastel, pero don José Juan, comparte la historia.
Se trata de un roble llamado carbayón que con 600 años de vida tuvo que ser talado.
“Decía el periódico que salió después de haberlo talado, ‘aquí estuvo el carbayón 600 años con vida y cayó sin compasión bajo el hacha fratricida en esta corporación.’ Dicen que el jardinero municipal miró el árbol y dijo, ‘Nada, después está el pobre ya hecho añicos.’ Estaba enfermo... En fin, hubo sus historias políticas, la realidad es que querían comunicar la calle principal con el centro de Oviedo, que ahora ya no es el centro, pero era la calle que comunicaba de la estación de tren hasta el centro.
Fue un poco el motivo para que este árbol desapareciera. Y ahora la gente cree que nos llamamos carbayones a los de Oviedo por el pastel; ahora yo digo que esto puedes haber conseguido, cuando ya llegas a ocupar el lugar del genérico, algo bien que estás haciendo”, explica el hombre de 75 años.
Camilo de Blas comenzó en León en 1876 por Camilo de Blas Heras y heredó el negocio a su hijo Miguel, pero tras su fallecimiento la tienda desaparece. En 1914, Camilo abrió otra tienda en Oviedo (Jovellanos) para su hijo José, la cual se mantiene intacta hasta el día de hoy.
A don José Juan se le llenan los ojos de brillo al compartir sus recuerdos. Fue en 1924, cuando en la primera Feria Internacional que hubo en Asturias, “ahora ya es mucho más frecuente, el ayuntamiento le pidió a mi abuelo un pastel para representarnos... y después de mucho hablar y quedarse con ese pastel y pensar ‘qué nombre le ponemos’, pues se les ocurrió, al llevarlo a (la ciudad de) Gijón, que nos conocían como carbayones por el árbol”, explica.
En la tienda destaca el mármol de Carrara en el mostrador que, cuenta don José Juan, es “de un tono gris de una veta que surgió en aquella época y fue como un referente... éste no hay en Italia que se sepa, hay blanco, rosáceo.”
El techo es alto, hay rosetones tallados y un espejo de varios años que ha perdido su nitidez, y hasta mosaico de Codornio, “que es de 1500 y pico”, señala el propietario.
Camilo de Blas no sólo vende confitería, en las elegantes y luminosas vitrinas se ven panes que se antoja probarlos todos, de distintos tamaños y consistencias. Chocolates hechos ahí mismo con distinto grados de cacao y azúcar, café y hasta ultramarinos finos.
En una de las paredes cuelgan los retratos desde el primer Camilo de Blas hasta don José Juan, y se espera que su hija Paloma continúe con la tradición de la confitería... y “ahí ya el nieto, pues estamos ahí sobornándole... sería bueno, aunque yo no lo vea, que esto no desapareciera, porque yo digo que pertenece a la gente de Oviedo... enseña con orgullo de tener algo que se ha conservado en el tiempo... y que no ha cambiado el sabor de las cosas”.
Y entre las particularidades que se ven en la tienda, hay una foto de Woody Allen y Scarlett Johansson durante la filmación de Vicky Cristina Barcelona, que grabaron una escena en la tienda ovetense.
ESPECIALIDAD HECHA A MANO
Durante la visita por Oviedo también visitamos la Confitería Rialto, situada en calle San Francisco 12, a dos pasos de la catedral, aunque también hay otra más pequeña en la ciudad.
Al frente está Francisco Gayoso, cuarta generación e hijo de Paco Gayoso, el hombre que llevó las moscovitas, su producto más famoso, a la internacionalización, se trata de una fina pasta de almendra marcona y cobertura de chocolate que se elaboran ahí con chocolate clásico, blanco o dark.
Rialto es un amplio e iluminado salón en el que se puede degustar desde café, chocolate, pasteles, infusiones, hasta pastelería sin azúcar, bollería francesa, carbayones y casadiellas (dulce típico asturiano). Y no pueden faltar las princesitas, que son pequeños dulces artesanales de almendra y yema, cubiertos con chocolate.
Nosotros seguimos elaborando todos los dulces en la casa. El más conocido fuera de Oviedo es la moscovita, y se sigue elaborando a mano... por años, con mi abuelo, eran una pequeña cantidad de moscovitas al día, hoy ya estamos en una producción para vender a tiendas gourmet de toda España y con interés en México”, comparte Gayoso, para añadir que se cuenta con dos turnos y se hacen unas 100 mil unidades diario, a mano.
El nombre (moscovita) no sabría decir (de dónde viene). En el obrador (donde se fabrican) hay muchas historias. Sacamos hace 20 años un librito conmemorativo del 80 aniversario con un pequeño cuento, el relato de un niño que lo encontraban en una matrioska y demás.
El nombre como tal está registrado desde hace tiempo, pero no tengo un origen cierto, aunque mucha gente piensa que es un misterio para un tema comercial, pero no sabríamos justificar el origen como tal del nombre.”
Aunque están por celebrar 100 años, Gayoso no está seguro si llegará la quinta generación, pero seguirá al frente de la confitería.
En Oviedo hay varias confiterías artesanas centenarias, que no es normal en una ciudad relativamente pequeña, y estamos muy orgullosos del legado de transmitirlo de generación en generación y sobre todo de aquellos embajadores de marca, hablo de los asturianos que las llevan por el mundo y presumen con orgullo de una especialidad artesana hecha en su tierra”, dice el empresario, para concluir que aunque hay muchas imitaciones, la original, con calidad centenaria, viene de Oviedo, de la Confitería Rialto.
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