Horrible momento en que la estrella de los 49ers sufre una grave lesión

Fred Warner no cayó después de un golpe espectacular ni de una jugada sucia. Se enredó con un compañero y, en un segundo, el campo se congeló. Cuando el linebacker de los  49ers de San Francisco intentó levantarse, su pie apuntaba en dirección opuesta. No hubo necesidad de repeticiones. El dolor en su rostro bastó.

Tampa Bay y San Francisco dejaron de ser rivales por unos minutos. Baker Mayfield se arrodilló. Tez Johnson, receptor de los Buccaneers, agitaba los brazos llamando a los médicos. Warner fue inmovilizado y subido a la camilla mientras el estadio se mantenía en un silencio.

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El parte médico inicial confirmó una dislocación de tobillo. Un diagnóstico que, en términos de la NFL, equivale a decir: temporada en riesgo.

La defensa sin brújula

La ausencia de Warner no se mide sólo en estadísticas, aunque sus números ya hablan por sí solos. En seis temporadas ha promediado más de 120 tacleadas por año, ha sido seleccionado tres veces al Pro Bowl y fue All-Pro en 2020 y 2022. Además de sus logros individuales, Warner ordena, ajusta, traduce las señales del coordinador defensivo a un lenguaje que once hombres pueden ejecutar en segundos.

Desde que Nick Bosa cayó en septiembre con una rotura del ligamento cruzado anterior, Warner se convirtió en el eje moral y táctico del equipo. Su baja deja a la defensa sin su brújula.

Kyle Shanahan lo dijo sin dramatismo, pero con un tono que revelaba resignación.

Es una lástima perder a Fred, lo afrontaremos después del partido”, mencionó al descanso. 

La temporada de los 49ers se ha convertido en una lista de bajas estratégicas. Brock Purdy, el quarterback titular, apenas ha aparecido en dos juegos por lesiones en hombro y pie. George Kittle no juega desde la Semana 1 por un problema en el tendón de la corva. Bosa está fuera por todo el año. Ahora Warner.

 La defensa que en 2023 fue la segunda mejor de la liga en yardas permitidas por juego (300.6) y la tercera en capturas (48) se sostiene con parches. En los últimos tres encuentros han permitido 132 yardas terrestres por partido, una cifra impropia de su estándar.