Corre el Dakar por promesa a su papá, quien murió en 2005
Gioele Meoni recordó que cuando tenía 10 años, su papá se acercó para decirle que cuando cumpliera 18 años podrían hacer el Dakar juntos

Gioele Meoni sólo tiene una idea en la cabeza: cumplir la promesa que hizo a su padre Fabrizio, doble vencedor del Dakar y que murió tras sufrir una caída en la edición de 2005, de acabar la mítica carrera en el desierto y hacerlo como los pioneros, sin asistencia mecánica.
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El nombre de Meoni es bien conocido en el Dakar: Fabrizio ganó con su KTM las ediciones de 2001 y 2002, antes de fallecer trágicamente en un accidente en Mauritania en 2005, cuando su hijo tenía 14 años.
Buscando en su memoria, Gioele, que cumplió 33 años el martes, recuerda el pacto que hizo con su padre con apenas 10 años: "Fue tras su segundo título en 2002. Nos entrenábamos los dos y me dijo: 'Gioele, cuando cumplas 18 años, podremos hacer el Dakar juntos'. Era nuestra promesa", explica el toscano.
Será 19 años después de la muerte de su progenitor cuando Gioele Meoni puede al fin atravesar las dunas y los cañones rocosos del desierto saudita, aunque obviamente lo debe hacer solo.
Recién acabada la segunda etapa, el italiano acaba de llegar al vivac de Al-Duwadimi, pero ya está con las manos en su moto.
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"Tengo que comprobar todo, reparar, me debería llevar una hora y media", advierte el dorsal 112 mientras vacía de aceite el motor de su KTM 450 naranja, el mismo color que su padre, a quien se le parece como dos gotas de agua, incluso en los cabellos rizados.
Y cuando habla de él, parece que lo tiene al lado: "Quizás no es igual porque no está ya aquí físicamente, pero le siento a mi lado, en mi cabeza", dice emocionado Gioele Meoni.
"Esta mañana, en las dunas, ha sido duro. He pensado en todo lo que he sacrificado por estar aquí. Para mí, todos los kilómetros recorridos forman parte del sueño", balbucea con los ojos llorosos.
Gioele compite en el Dakar en la categoría más difícil, bautizada como 'Original by Motul', en la que los participantes no cuentan con asistencia mecánica.
Mi padre lo hizo una vez, en 1994. Cuando acabó dijo que nunca más, que era demasiado duro. Pero cuando me decidí a hacerlo (el Rally), me dije que debía hacerlo así, porque si lo acabo, estaré aún más orgulloso", argumenta el italiano, que entre las cosas que lleva en el baúl no falta una botella de aceite de oliva, al igual que hacía su padre. "La comida aquí no es como en casa... Creo que este debía ser su secreto", sonríe.
El español Nani Roma, piloto de Ford M-Sport en este Dakar y con dos títulos en su palmarés, conoció bien a Fabrizio porque corrían ambos con KTM, y se ha mantenido cerca de la familia Meoni durante todos estos años.
"Necesita demostrárselo a su padre, es (un sentimiento) más fuerte que él. No me gustó mucho cuando me dijo que quería hacer el Dakar. Le comenté de ir poco a poco", recuerda el español.
Gioele Meoni se rompió la clavícula en octubre durante el Rally de Marruecos y no está completamente recuperado, por lo que va de menos a más en este Dakar: 75ª en la primera etapa, 55º en la segunda, 51º en la tercera.
"Estuve en la boda de Gioele el año pasado y su madre Elena me pidió: '¡Prométeme que te ocuparás bien de él", recuerda el francés Cyril Despres, cinco veces vencedor del Dakar en motos entre 2005 y 2013, quien decidió ayudar al hijo de su amigo en la preparación para la carrera.
Desde entonces, Gioele lleva un régimen casi militar, con entrenamientos de varias horas al día, incluso antes de las carreras. "También me ha ayudado en lo mental, a parar cuando estoy demasiado cansado, a preguntar las cuestiones apropiadas", destaca el italiano.
Con un solo objetivo en mente: "Tengo que llevar la moto a la línea de meta".
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