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Camila

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Cuarenta o setenta años, incluso prisión vitalicia. Eso le espera a Marciano “N”, presunto asesino y violador de Camila, en Chalco. Me lo dijo Dilcya García, fiscal de Delitos Vinculados a la Violencia de Género en el Estado de México, tras la primera audiencia del inculpado, detenido la noche del jueves en Puebla. Tras comparecer ante el juez se le imputó feminicidio. Cabeza abajo, sin mirar a la familia de la menor, según me lo reportó la corresponsal Ángeles Velasco, en Imagen Noticias, escuchó los testimonios de siete personas que lo vieron en las inmediaciones del lugar donde fue encontrado el cuerpo de Camila. Su destino parece estar dictado. La cárcel, los años que pase dentro ya dependerán de las autoridades, ya la fiscal me adelantó a cuánto podría ascender su sentencia.

“Este señor no se va a salvar por ningún lado. Yo quería que me viera a la cara, pero nunca lo hizo. Va a tener que pagar...”, me expresó ayer José Manuel Espinosa, padre de Camila, en entrevista. “Agradecí a Dios que lo hubieran encontrado. Mi esposa se puso a llorar por la impresión, pero también se puso contenta porque gracias a las autoridades detuvieron a quien le hizo esto a mi hija...”, me agregó.

Un día antes, luego de los disturbios aparentemente provocados tras una falsa alarma de la presencia del sospechoso, y que dejó al menos 10 casas violentadas y un herido, en una conversación previa, el papá de la menor me comentó: “Las autoridades han estado apoyándonos en todo momento y pues ya va muy avanzado (…) Quiero decirle a toda la gente, vecinos, amigos, compañeros, no conocidos, que yo sé que están muy dolidos como yo, les pido que dejen trabajar a las autoridades que han hecho su trabajo para que esto se esclarezca lo más pronto posible...”. El peligro de la mano propia como última herramienta de acceso a la justicia. El tigre fuera de la jaula mostró los peligros y la torpeza: la familia de Camila no quería su muerte, lo quiere ver tras las rejas, pagando su delito.

Luego de salir de la audiencia, el llamado de la familia de la pequeña fue uno: “Yo le pido la gente que conoce a este tipo, que, si sabe de algún delito que haya cometido, que lo denuncien, que no se queden callados...”, me dijo el señor Espinosa. La razón: trascendió, tras la captura de Marciano “N”, que existen dos denuncias previas por violación, una de ellas a una mujer de 70 años. “Hay que hablar, hay que gritar las cosas para que se sepan...”, remató el padre de Camila.

A la pequeña la encontraron horas después de haber sido reportada como desaparecida. Salió de casa para jugar. Este sujeto acabó con su vida, no sin antes someterla a aquel, tal vez uno de los actos más abominables. Tristemente, su caso es uno de tantos que se cuentan en el Estado de México y en todo el país.

A todo esto: ¿alguien sabe dónde está Alfredo Del Mazo? Públicamente, ni un tuit ha dedicado el gobernador a este caso, ni como mero acto de solidaridad. Ni a éste ni a tantos otros.

El Estado de México cerró el 2018 como la entidad puntera en feminicidios en el país. Según números del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante el año pasado una mujer fue asesinada cada 24 horas en territorio mexiquense. Sólo 70 de ellos, ocurridos en los primeros 274 días del año, fueron tipificados como feminicidios. Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tecámac y Zumpango son los municipios que más casos registraron.

Si bien, en el caso de Camila las autoridades actuaron con velocidad, incluso evitaron el posible linchamiento del responsable, es claro que éste es un asunto que requiere de más rigor, de más fuerza al interior de la Fiscalía para resolver las investigaciones ya en marcha, pero más aún, para detener la incidencia.

 

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