Pasando el Rubicón

La Suprema Corte de Justicia cruzó un Rubicón al que no se había atrevido, al aceptar y dar trámite a la solicitud de consulta para la revisión de la reforma judicial. El diálogo se resquebrajó hace tiempo, y la sobrerrepresentación terminó por romperlo: en estos ...

La Suprema Corte de Justicia cruzó un Rubicón al que no se había atrevido, al aceptar y dar trámite a la solicitud de consulta para la revisión de la reforma judicial. El diálogo se resquebrajó hace tiempo, y la sobrerrepresentación terminó por romperlo: en estos momentos, ambos grupos se preparan para una batalla en la que se definirá el futuro de la República. La suerte –para lo que pueda suceder– está echada.

El país atraviesa momentos convulsos, cuando no tendría ninguna necesidad de hacerlo. La reforma judicial es una herencia maldita, que asegura el poder absoluto al costo –demasiado elevado– de comprometer la legitimidad de quien llegó a la Presidencia con un mayor número de votos que cualquiera de sus antecesores: la reforma judicial es un disparate que perjudica a la nación entera, comenzando por la nueva administración en funciones. La reforma judicial es una ocurrencia que se anunció sin haberla estudiado a fondo, y que se aprobó de forma precipitada: en los detalles está el diablo, y, sin necesidad de entrar en el fondo de la iniciativa, la publicación de la misma podría cuestionarse en caso de no haber cumplido con los requisitos legales de validez para su entrada en vigor. De eso se trata todo esto.

El resultado de una votación no confiere las facultades de un poder constituyente a un poder constituido; por sus alcances, e implicaciones, la reforma judicial debería ser revisada al mínimo detalle antes de que la realidad consagre –en los hechos– una ilegalidad que no sólo atenta contra el orden jurídico que es el sustento de la certidumbre para la ciudadanía y los inversores nacionales y extranjeros, sino que rompe con el Pacto Federal, que es el origen y fundamento mismo del Estado mexicano moderno. La República atraviesa momentos convulsos, como no se vivían desde los tiempos que antecedieron a nuestras guerras fratricidas: de lo que hoy vivimos, y estamos por vivir, es necesario entender orígenes y consecuencias.

El México de hoy se merece lo que estamos viviendo: para entender cómo fue que llegamos aquí –y vislumbrar las posibles rutas de salida– tendríamos que reconocer, en un acto de contrición, el papel que cada uno ha desempeñado en la construcción de lo que resultó ser un auténtico Golem tropical. El México del futuro no merece la herencia que le estamos dejando, sin embargo: en unos cuantos años, cuando los vapores de la embriaguez obradorista hayan cedido, nuestros hijos habrán de caminar sobre los escombros de lo que hoy permitimos sea destruido.

La Suprema Corte de Justicia cruzó un Rubicón al que no se había atrevido: todo abogado debería de saber –aunque haya egresado del prestigioso Instituto Cúspide– las repercusiones históricas que hasta el día de hoy ha tenido el cruce de dicho caudal. El Poder Judicial enfrenta un reto gigantesco, cuya responsabilidad rebasa lo meramente jurídico para incidir en el orden social y la construcción del futuro conjunto, en paz: el desafío es descomunal, y para lograr la salvaguarda de nuestra nación, no sólo será necesario concitar a los actores tradicionales, sino a todos los sectores de la ciudadanía. Es preciso plantear la batalla en los términos correctos: la lucha –en realidad– no se trata de tener la razón, de la derrota de un gobierno, o mucho menos del desprestigio de cualquier predecesor; la lucha se trata de la construcción, con absoluta lealtad, del México del futuro. El tiempo se agota, sin embargo, en tanto la sociedad se descompone, nuestra credibilidad como nación próspera y viable se sigue extinguiendo.

  •  

Los partidos políticos son veleidosos, y sus dirigentes albergan sus propias intenciones: la sociedad polarizada no sirve más que a los objetivos de los políticos tradicionales, y sus frutos no rebasan la mera generación de algún efímero –e irrelevante– trending topic. La Suprema Corte vive su momento histórico, por su parte, y se ha atrevido a cruzar el umbral que antecede a los grandes episodios nacionales: el futuro nos corresponde a todos, y ante él tendremos de responder, con nada más, que nuestras acciones.

Temas: