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La iniciativa guerrerense para legalizar la amapola

Ruth Zavaleta Salgado

Ruth Zavaleta Salgado

Zurda

La exposición de motivos enviada por los diputados locales de Guerrero justifica la iniciativa no sólo por motivos de salud, sino abunda sobre otros aspectos que se consideraron para su aprobación: “…Desde los años setenta con la Operación Cóndor, orientada a la erradicación de cultivos mediante el uso de antidefoliantes como el paraquat, hasta la última campaña de la guerra contra el crimen emprendida por el gobierno del presidente Calderón, la persecución de las drogas en México no ha sido sino una historia interminable de violencia y corrupción.”

Es decir, además de impactar en temas de salud pública, la legalización de la amapola podría generar la disminución de la violencia que azota a la entidad y que quedó de manifiesto de la forma más cruda que hubiéramos podido imaginar con la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y los cientos de muertos que se acumulan en las fosas clandestinas o en el forense de las principales ciudades de la entidad.

No sabemos si el Congreso de la Unión discutirá esta iniciativa en el mes de septiembre, pero ya los medios de comunicación han dado cuenta de la reunión que ha sostenido el gobernador con la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero (quien se manifestó a favor de la legalización), tal vez para discutir la estrategia de cabildeo, pero también la Suprema Corte de Justicia acaba de desechar el proyecto que pretendía declarar inconstitucional el artículo 477 de la Ley General de Salud.

La determinación de la SCJN no es menor y puede ser un indicativo de lo que puede suceder si no se sustenta correctamente la propuesta de los guerrerenses toda vez que existen convenios y normas internacionales, como la Convención Única sobre Narcóticos y Drogas de Naciones Unidas, que se realizó en 1961,en donde 195 países firmantes —entre ellos México— acordaron limitar la producción, fabricación, importación, distribución, comercio, uso y posesión de estupefacientes exclusivamente a fines médicos y científicos, por lo que se designó a India, España, Checoslovaquia y Japón para la producción anual de morfina. Estas naciones, autorizadas por “buenas prácticas de manufactura”, producen alrededor de 800 toneladas anuales de morfina, de las cuales se producen, distribuyen y consumen entre 400 y 500 toneladas, según cifras del informe anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE, el órgano técnico de la ONU, encargado de la supervisión de las drogas legales).

De momento, sólo han obtenido autorización Australia, España, Inglaterra, Francia, Hungría, Alemania, Austria, China, India, Turquía, Eslovaquia, Japón, Macedonia, Nueva Zelanda, Holanda, Ucrania, Polonia y Rumania para cultivar de manera lícita la amapola. El consumo mundial de opioides (medicamentos derivados del opio que alivian el dolor) se ha triplicado. Los países en los que vive aproximadamente 17% de la población mundial (Estados Unidos, Canadá, Europa occidental, Australia y Nueva Zelanda) son los que consumen más de 90% de los opioides.

Esto significa que no es asunto sencillo para el Estado mexicano legalizar la producción de amapola, ya que es algo regulado internacionalmente, y las convenciones de la ONU son consideradas leyes al nivel de tratados internacionales. Por supuesto que los diputados de Guerrero estaban conscientes de esto, toda vez que habían comenzado a consultar a las instancias federales desde 2016, pero en vista de las propuestas hechas por la virtual secretaria de Gobernación, tanto el gobernador Héctor Astudillo como los legisladores de todos los partidos aprobaron esta iniciativa para demostrar que han trabajado el tema y que es indispensable que se debatan otras alternativas para disminuir la violencia que sufre la entidad.

 

Maestra en derecho constitucional por la UNAM

ruthzavaletas@hotmail.com

 

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