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Preservar, activo de gobernabilidad

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

El arraigo de las culturas ancestrales de nuestra nación las ha salvado del acoso incesante de los conservadores para seguir ignorándolas. Han desconocido el gran valor que aportan a la sociedad mexicana.

Hay que observar cómo se ha nutrido la relación entre los usos, costumbres y culturas de pueblos originarios e indígenas respecto a la estabilidad social, producto del equilibrio entre gobernar y la aplicación del Estado de derecho.

Es decir, poco o nada, el ejercicio institucional ha influido en las formas tradicionales del quehacer consuetudinario de miles de regiones originarias e indígenas de nuestro país. Ahí también coincida que se encuentran los mayores atrasos en educación, salud y, por supuesto, la concentración de mayor pobreza; son las víctimas históricas que fueron excluidas, marginadas y, por supuesto, discriminadas.

La fórmula precisa para la gobernanza no es romper, sino hacer prevalecer los usos y costumbres que le dan estabilidad social a millones de mexicanos. No queramos enseñarles algo que saben desde hace siglos, que es gobernarse con justicia.

Sin duda, nos regimos por la misma Constitución y el artículo segundo de nuestra Carta Magna precisamente mandata la irrestricta observancia a las diversas formas de organización para tales formas de convivencia social, los usos y costumbres.

Tenemos que rescatar e implementar todas las acciones necesarias para aprender de aquellos que, hoy con su ejemplo, construyen carreteras de cemento hidráulico que jamás existieron en Oaxaca; a las asociaciones de padres de familia que realizan obras para las escuelas de sus hijos; a los campesinos que recibirán los apoyos que antes eran utilizados para controlarlos, haciéndolos parte del botín político, donde solamente se enriquecían los líderes.

Todo tiene que ver con lo mismo, el corporativismo y el gremialismo, nunca han servido para el bienestar de las mayorías. Son industrias de corrupción y abuso.

Así como hay grupos internacionales que ferozmente exigen el cumplimento de normas para salvar al medio ambiente, otros en contra del maíz transgénico y unos más en franco apoyo a la igualdad de género. Tenemos la obligación ineludible para preservar las culturas originarias, la milenaria costumbre de autoorganización.

El éxito en la armonización y coordinación del ejercicio del gobierno, de la mano de las cientos de comunidades originarias e indígenas, debe ser una simbiosis donde podamos cohabitar como una sola nación, donde nos empeñemos en verlo como orgullo digno del legado de nuestros antepasados y de lo sano que resulta gobernar y servir. Un legado como ejemplo, donde la base es la transparencia y la pasión de servir a los demás.

Seamos dignos de nuestros pueblos indígenas, eso ha sostenido a la República, eso sí es cultura.

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