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Con los muertos no

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

Se han asomado, sin máscaras, los voceros cobardes que han querido capitalizar políticamente la explosión; el accidente en Tlahuelilpan, Hidalgo, sólo es el chispazo de la realidad que viven los obreros del huachicol.

Estos accidentes han sido recurrentes, hay miles de cicatrices y cientos de muertos a causa de manipular los ductos con hidrocarburos de Pemex desde hace poco menos de 20 años.

Niñas y niños con rostros irreconocibles, decenas de mutilados, y son quienes hoy sufren la dolorosa y larguísima recuperación de las quemaduras de tercer grado. Hoy son el escenario. Nadie festeja el acto ilícito.

Lo que pasó es una tragedia humana, los decesos, sin duda, también lo son, pero también la ignorancia, la sensación de impunidad y de ilegalidad para arriesgarse por unos cuantos pesos. Incitar a menores y a familias enteras para robar combustible, no tiene precedentes mundiales. Me solidarizo con los deudos y los lesionados.

Es menester continuar con el ejercicio de recuperación de nuestras instituciones, fortalecer a quienes las encabezan, hoy se está luchando contra la resistencia al cambio.

La conciencia colectiva debe ser confrontada. En la Cuarta Transformación, los servidores públicos nos sentamos a la mesa para servir a los demás, no para que nos sirvan.

Reconozcamos que todo ser humano tiene oro en su ser, aun los que han cometido errores y han robado al país. Es momento de ver de frente al Sol. Las sombras quedaron atrás. La justicia es la base de la legitimidad.

La soberbia nunca ha cohabitado con la humildad; aprovechar el dolor ajeno para pretender responsabilizar al gobierno federal es hipócrita, ruin y falto de ética. Los calumniadores cada vez se hunden más en arenas movedizas.

El éxito sólo se reconoce cuando el resultado nace de la pasión, lo que provoca virtud, orgullo y honor; lo demás es frívolo y pírrico. Nunca antes se había luchado contra el robo a nuestro patrimonio de esta manera, tenemos un Presidente valiente y patriota, es nuestra obligación apoyarlo.

El dolor por la muerte violenta de familiares y compatriotas debe sensibilizarnos, que la coyuntura no nos haga roca el corazón. Al contrario, debe ayudar a ablandar y reconocer que México lleva décadas saqueado, la población pobre olvidada y expuesta a cometer imprudencias como la del viernes pasado.

Pronto los líderes huachicoleros huirán ante la persecución del gobierno federal, se irán a buscar otras vetas delincuenciales, ahí se debe enfrentar con inteligencia y firmeza, dando tiros de precisión.

Esperemos muy pronto, con la modificación del artículo 19 constitucional, se sume al catálogo de delitos de prisión preventiva oficiosa el robo de hidrocarburos. También que este hecho sea considerado como delincuencia organizada.

Los líderes y promotores huachicoleros son los únicos insensibles a las muertes causadas por las explosiones, son tan viles como aquellos que buscan responsables en el adversario político o ideológico.

Los bots de redes y los desinformadores de algunos medios masivos de comunicación son cancerberos famélicos, son escribanos de su epitafio. Son traidores a la patria.

La espera en las filas para abastecer combustibles bien vale la pena; unos minutos de paciencia son un acto de solidaridad con tu país. A nadie le place ser robado y ser abusado. Se debe poner un alto definitivo ante la inacción de los regímenes pasados. La omisión también mata.

Utilizar el orden para enfrentarse al desorden, utilizar la calma para enfrentarse con los que se agitan, esto es dominar el corazón, según Sun Tzu.

Por primera vez en la historia de México, se atenderán las condiciones que causan la miseria; la misma que detona las malas decisiones y las muertes. Estas medidas resolverán los problemas sociales de nuestra amada patria.

Mi reflexión, como tradición nacional, es que nunca se debe medrar con el dolor ajeno. ¡Con los muertos no!

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