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Tragedia en el sector Salud

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

 

Primum non nocere

Hipócrates

 

Desde que estábamos en las bancas de la Facultad de Medicina, los adolescentes soñadores sabíamos que nuestra vida estaba destinada a atender y curar a los enfermos y al comenzar las prácticas en los hospitales, teníamos cuidado en no hacer nada que pudiera dañar a los enfermos internados, la sentencia primum non nocere está presente en el corazón de cada estudiante de medicina y cada médico.

Y lo mismo sucede al iniciar nuestra práctica profesional, sucedió siempre, le sucedió a mi padre, cuando fue como pasante a la sierra de Puebla en 1938, me sucedió a mí cuando fui en 1961 a una clínica escondida allá en Tepito, nos sucede a todos los colegas que por más de medio siglo hemos dedicado nuestra vida a la salud de nuestros pacientes.

En lo personal, mi postura primum non nocere estuvo presente en la creación de las Unidades de Cuidados Intensivos, en el inicio de la cirugía de la obesidad, en mis múltiples trabajos relacionadas con salud, nutrición y obesidad, en  los libros que he escrito y mis intervenciones en los medios de comunicación en los que abogo por la educación en salud desde la infancia, la libertad de elección basada en la evidencia científica y el respeto total a la decisión de cada quien respecto a qué comer, qué beber y cómo vivir.

En relación con el sistema de Salud, es preciso señalar que desde sus inicios el trabajo conjunto y armónico de presidentes visionarios y médicos eminentes dio buenos frutos; así se creó la Secretaría de Salubridad y Asistencia en 1940, que se transformó en Secretaría de Salud en 1982; así nació el ISSSTE, y luego el IMSS, presidentes y funcionarios del gobierno unieron sus fuerzas con médicos brillantes de manera exitosa; el Hospital Infantil de México nació por iniciativa de don Federico Gómez, el Instituto Nacional de Cardiología, por don Ignacio Chávez, y así los demás, hasta el Instituto Nacional de la Senectud, que nació en 2010 por iniciativa de don Luis Miguel Gutiérrez Robledo.

Pero ahora todo es distinto, por un lado, los estudiantes,  médicos, especialistas e investigadores somos vistos por la autoridad como delincuentes, y por otro, los funcionarios encargados de la salud son a la par ignorantes y agresivos, el propio secretario de salud, violando todas las normas de respeto y elegancia académica, agredió y vilipendió al Sector Salud, ignorando lo que significan decenios de trabajo.

Y nosotros, los médicos de a pie, por primera vez vemos que el paradigma de primum non nocere no se puede cumplir porque no tenemos con qué atender a los enfermos; no se valen las justificaciones; las responsables de las criminales reducciones en el presupuesto, hechas sin ton ni son, son las autoridades de la Salud, que cumpliendo las órdenes de la presidencia, diezmaron el sector en todas sus áreas, lo que afecta diariamente a millones de mexicanos, aunque se oculte y se niegue.

El hecho de cancelar con un simple memorándum el Seguro Popular privó a millones de ciudadanos de la atención que ya recibían, y la creación de un Instituto de Salud para el Bienestar no es sino la misma gata revolcada, dígase lo que se diga; pero, además, al tomar recursos del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, ¿qué pasará con los enfermos de infarto, cáncer, enfermedades neonatales y más de 60 enfermedades de alto costo que eran pagadas por ese Fondo?, al matar al Seguro Popular, morirán muchos mexicanos. 

Mientras, nosotros los médicos, las enfermeras, los pasantes, hasta los camilleros, estamos sufriendo porque no podemos cumplir el paradigma de no hacer daño; ¿qué hacer frente a un niño con apendicitis aguda cuando no hay quirófano?, ¿frente al adolescente con VIH que no tiene medicamentos?, ¿o un anciano con infarto del miocardio?; los ejemplos los tenemos diariamente en todo el país, mientras en Palacio se habla de “neoliberales”.

La medicina no es ni liberal ni neoliberal, ni de izquierda ni de derecha, es la atención a quien sufre, sea quien sea;  todos los profesionales de la salud alzamos la voz contra esta verdadera tragedia en el sector Salud de la que no tenemos ninguna culpa y de la que los dueños de las decisiones gubernamentales serán responsables.

¿Hacia dónde va México?

 

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