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¿Hacia dónde va México?

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

Burgos, España.- Al visitar esta señorial ciudad, saliendo de la imponente catedral, me abordó un señor y me dijo: yo lo conozco porque escribe en Excélsior, ¿puedo preguntarle si ya sabe hacia dónde va su país?, usted lo ha preguntado ya varias veces, me quedé pensando y sí, es cierto, como están las cosas, creo que ningún mexicano puede decir con certeza qué va a pasar con nuestro país.

Porque de entrada, desde los primeros días de su mandato, el señor Presidente se dedicó a sembrar el odio entre los mexicanos y a dividirlos en buenos y corruptos, usó y usa todos los días la tribuna para ahondar las diferencias entre unos y otros, y esto ha polarizado a la sociedad, quienes expresamos nuestra opinión recibimos toda clase de insultos y amenazas, —que yo nunca responderé para no dignificar esas vilezas—; el odio ha emponzoñado la vida nacional, por eso pregunto, ¿hacia dónde va el país?

Al inicio de sus conferencias, prometió un “cambio verdadero” y acabar con la corrupción, pero al pasar los meses no vemos el cambio: tanto él como sus colaboradores violan la ley como antes, hacen contratos sin licitación, ignoran y desprecian la Constitución, atacan a los organismos autónomos, perdonan o encubren delitos de sus colaboradores, como ocurrió hace unos días con José Manuel Mireles y con Manuel Bartlett, no hay un cambio verdadero, es el mismo abuso, el mismo engaño y la misma corrupción bajo la capa de la 4T, por eso pregunto ¿hacia dónde va el país?

Pero, además, ignorando los logros y éxitos del trabajo de los mexicanos en los últimos 50 años, todo el gabinete se dedicó a destruir lo que había, recortar presupuestos, cesar a miles de empleados, poner en peligro la salud y la vida de millones de mexicanos. Con esto, y con decisiones absurdas, la economía ha sufrido un grave retroceso, tanto, que el secretario de Hacienda renunció para no avalar los dislates económicos del señor Presidente, y con él renunciaron 14 funcionarios más de alto nivel, por eso pregunto hacia dónde va el país.

La intervención de los empresarios e industriales, en particular de Carlos Slim y su grupo, evitó una catástrofe económica al solucionar el galimatías provocado por el director de la CFE, los empresarios hicieron a un lado los ataques e insultos por ser “la mafia del poder” y ser “neoliberales”, entre sonrisas y aplausos acordaron colaborar y de un plumazo convirtieron al señor Presidente en “el primer neoliberal de la nación”, y por eso pregunto ¿hacia dónde va el país?

Pero donde todas las promesas se han vuelto humo es en el área de la inseguridad, porque la monstruosa criminalidad en todas sus formas, unida a la ineptitud de la policía, la venalidad de jueces y magistrados y la complicidad de autoridades locales, estatales y federales, hace que México sea el más peligroso para vivir, y todos los días aquí en España se comentan los dantescos números de homicidios, feminicidios, abusos sexuales (recién estuvo aquí Lidia Cacho en TV cadena nacional y comentó lo que pasa en México); este gravísimo problema se agrava por días porque ni siquiera hay un plan coherente para enfrentarlo; la Guardia Nacional es atacada, insultada y humillada por ciudadanos iracundos, y sólo después que el clamor nacional exigió que terminen las vejaciones al Ejército, el Presidente parece reconocer que con consejos, dengues o exhortos no podrá resolver la inseguridad reinante, por eso pregunto ¿hacia dónde va el país?

Los programas sociales no dan resultado, hay errores, omisiones, corrupción; los proyectos faraónicos siguen en el aire, costarán mucho más de lo previsto... si se llegan a concluir y no servirán como se promete; el control de la migración, con la Guardia Nacional en funciones de mexican migra, da tristeza, y la ausencia del Presidente en los foros internacionales hace que México se vea chiquito, chiquito, por eso pregunto ¿hacia dónde va el país?

Por todo lo anterior, yo pensaría que México no tiene futuro, pero soy optimista y tengo dos razones para serlo: la primera es que más pronto que tarde, la realidad —económica y social— estallará en la cara de los funcionarios de la 4T, (ya hay algunos indicios de los analistas y expertos en economía) y tendrán que adaptarse y corregir muchos de sus errores, y la segunda es que sé que los buenos somos más, que nunca aceptaremos una dictadura (ya tuvimos varias dictablandas y las superamos), y que México saldrá adelante, malgré tout.

 

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