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Cuando la evidencia no importa

María Amparo Casar

María Amparo Casar

A juicio de Amparo

 

Con la solidaridad que merecen tantos

y tantos periodistas, medios y comunicadores

 

Desde el sexenio pasado, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (http://bitly.ws/Bvk3) documentó la compra del llamado malware Pegasus a través de empresas fachada. Se lo vendieron a la PGR en 32 millones de dólares. También a la Secretaría de Marina y a otros estados. Tanto Animal Político (2016) como MCCI (2016 y 2017) revelaron, en lo que hoy se llama la “época neoliberal de privilegios, corrupción y prensa vendida”, la red de empresas involucradas en la venta. Develamos también que Tomás Zerón, entonces jefe de la Agencia de Investigación Criminal, estuvo al frente de las negociaciones y fue uno de los promotores del uso de tecnología para perseguir delitos de alto impacto, pero también para espiar a periodistas y activistas de derechos humanos. Entre ellos: tres integrantes de MCCI.

Las investigaciones fueron tan sólidas y bien documentadas que tiempo después la UIF bloqueó cuentas y denunció ante la FGR a Grupo Tech Bull y a Balam Seguridad Privada, dos empresas vinculadas con la adquisición del malware.

En ese entonces, López Obrador condenó dura y convenientemente los hechos y se comprometió a que se acabarían esas prácticas.

Hoy, Animal Político, junto con otros consorcios periodísticos (Aristegui Noticias, Proceso, R3D, Artículo 19 y SocialTic) publicaron una incuestionable investigación (http://bitly.ws/Bvt8) ofreciendo  documentos oficiales que confirman que la Sedena de este sexenio ha realizado espionaje a civiles que investigaban presuntas violaciones a derechos humanos cometidas por las Fuerzas Armadas, pese a que esto es ilegal.

En la mañanera del 9 de marzo, la valiente, inteligente y respetuosa reportera de Animal Político, Nayeli Roldán, puso al Presidente en aprietos al preguntarle “si… fue informado de esto y si… lo autorizó”. Fue precisa, sin recurrir a la estridencia o al insulto: “Se trata de un documento oficial interno de la Sedena que fue localizado en este hackeo que realizó Guacamaya… elaborado por el entonces titular del Estado Mayor de la Sedena y por la subjefatura de Inteligencia… dirigido al secretario de la Defensa”. “Y este reporte, considerado como secreto, da cuenta de las comunicaciones telefónicas que tuvo Raymundo Ramos, un defensor de derechos humanos, con tres periodistas”.

López Obrador dijo conocer el reportaje y, con su tradicional demagogia, argumentó que lo de antes era espionaje y lo de ahora, inteligencia. Sí, como lo de antes era compra ilegal de votos y lo de ahora es atención a los pobres, lo de antes era financiamiento ilegal de campañas y lo de ahora “aportaciones para el movimiento” o lo de antes era opacidad y lo de ahora es resguardo de datos por seguridad nacional.

No cuestionó ni una coma del reportaje, sólo dijo que “no hay ilegalidad alguna”, que “les tiene confianza a los mandos” y que “saben que está prohibido el espionaje”. Lo descalificó por provenir de medios que están en su contra, a pesar de que la reportera mostró y entregó los documentos.

Ante tal contundencia, hizo lo que mejor sabe hacer, faltar a la verdad: “Nosotros no espiamos”, fue su única defensa. Por cierto, nos enteramos de que, además del Centro Nacional de Inteligencia, existe otro del que no hay información: el Centro Militar de Inteligencia. ¿Qué es?

Su argumento preferido es que recibíamos dinero del gobierno o de fundaciones extranjeras y que antes callábamos como momias porque estábamos comprados. ¡Qué falta de memoria! Todas las pruebas que exhibe en las mañaneras de la corrupción pasada es justo las que hicimos y exhibimos en su momento esas organizaciones y periodistas que hoy llama corruptos.

Recurrió a la lista de recursos por publicidad oficial del pasado. Toda legal y toda con su correspondiente pago de impuestos. Lo que omitió fue la lista de ahora que, con la ley vigente, tampoco es ilegal, aunque siguen sin emitirse los prometidos lineamientos para otorgar recursos. De acuerdo a Compranet, Demos (La Jornada) recibió, tan sólo en 2022, 177.9 mdp y Editorial Acuario (dueña, entre otros, de Tabasco Hoy), 49 mdp. No figuran entre los Top 10 proveedores de ninguno de los medios a los que tanto denuesta. La información y el reparto de recursos, tan parcial y tan discrecional como siempre.

La conclusión es ineludible. El gobierno que se precia del “no somos iguales” es igual o peor.

La joya de la corona. Cuando la reportera –a sabiendas de que siempre que le hacen una pregunta que él no quiere contestar ofrece traer a los titulares– le pidió al Presidente que invitara al director del Centro Militar de Inteligencia para explicar la base legal del espionaje, la compra de Pegasus y la información de los contratos, contestó: “No tienen por qué venir… porque no es a partir de lo que a ustedes les conviene, que son contrarios a nosotros… ustedes no van a poner la agenda… ¿por qué?… es una prensa tendenciosa, vendida, alquilada, al servicio de los corruptos; entonces, ¿por qué les vamos a hacer el caldo gordo a ustedes?”. ¿Pues no que la mañanera era “la tribuna de la sociedad”?

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