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De qué madera está hecho Biden

Lorena Rivera

Lorena Rivera

Desde hace 51 años ha ido in crescendo el interés por proteger la casa de la humanidad, así como comprender los retos a enfrentar, los cuales no son pocos ni tampoco son fáciles de resolver, porque se requiere de la voluntad y el trabajo de todas las naciones. El 22 de abril se conmemora el Día Mundial de la Tierra y, en esta ocasión, el tema es Restaurar la Tierra, es decir, dejar de atacarla o de hacerle bullying.

Porque el deterioro ambiental está llevando al colapso a los diversos ecosistemas, al grado de no poder revertirlo. La humanidad empuja a las especies a la sexta extinción masiva. A lo anterior se suma la problemática de salud debido a la irrupción, hace poco más de un año, de un nuevo y poderoso virus que enferma y mata a las personas; lo peor, se resiste a abandonarnos, vacunas y medicamentos aún no son lo suficientemente certeros para acabar al SARS-CoV-2.

La pandemia de covid-19 ha evidenciado que la salud y bienestar de las personas están estrechamente ligados con la salud de los ecosistemas del planeta.

Y, según ha dicho la ciencia, la crisis climática es, por encima de la pandemia, el más grande de los desafíos. Como nunca, ahora el futuro se mira incierto. Y no es exageración.

El Informe sobre la brecha de emisiones 2020 realizado por científicos señala que si bien hubo una breve caída en las emisiones de dióxido de carbono causada por la pandemia de covid-19, esto no será significativo a largo plazo y advierte que la humanidad está a punto de perder la oportunidad de limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados.

El planeta se dirige a un “aumento catastrófico de la temperatura de más de 3 grados centígrados en este siglo”, lo cual sobrepasa por mucho el objetivo del Acuerdo de París, de limitar el calentamiento global por debajo de 2 grados, siendo lo mejor para todos no rebasar 1.5 grados centígrados.

Ayer, el secretario general de la ONU, António Guterres, urgió compromisos específicos y acciones contundentes para combatir la crisis climática en el marco de la presentación del Informe sobre el Estado Global del Clima 2020, elaborado por la Organización Meteorológica Mundial.

El documento resalta el aumento en las concentraciones de gases de efecto invernadero, el incremento de las temperaturas de tierra y océanos, el alza del nivel del mar, el derretimiento del hielo y retroceso de los glaciares, así como clima extremo.

Sumado a ello, menciona impactos adversos en el desarrollo socioeconómico, migración y desplazamiento, seguridad alimentaria y deterioro de los ecosistemas terrestres y marinos.

A pesar del enfriamiento de La Niña, el informe destaca que la temperatura media global fue de 1.2 grados centígrados por encima del nivel preindustrial.

El año pasado, las inundaciones, sequías y huracanes golpearon a todo el planeta y la ayuda humanitaria para apoyar a los afectados se vio limitada por la pandemia covid-19.

En 2020 no hubo ni un dato positivo.

Guterres instó a que los próximos 10 años sean de verdadera transformación, pero lograrlo requiere, sí o sí, que los países presenten en la COP-26 de Glasgow nuevas y ambiciosas contribuciones nacionalmente determinadas.

“Fue otro año sin precedentes en desastres climáticos y meteorológicos extremos”, porque la alteración del clima es “causada por actividades humanas, decisiones humanas y locura humana”, dijo el jefe de la ONU.

El calentamiento alcanzado de 1.2 grados centígrados es una señal de malas decisiones y acciones, así como de inacciones. Nos acercamos al límite de 1.5 grados centígrados.

La comunidad científica ha sido muy clara, sobrepasar ese umbral pondrá a las generaciones más jóvenes y futuras en un planeta inhóspito.

Mientras las concentraciones de GEI continúen aumentando, la Tierra seguirá siendo sacudida por huracanes violentos, las sequías e incendios forestales no darán tregua; el Ártico, Groenlandia y la Antártida se perderán cada vez más en las aguas oceánicas.

En el Día Mundial de la Tierra, Joe Biden, presidente de Estados Unidos, será el anfitrión de la Cumbre de Líderes sobre el Clima (Leaders Summit on Climate), a la cual invitó a 40 líderes mundiales, entre ellos a los presidentes de China, Rusia, India, Brasil y México.

Esta cumbre no sólo tiene como finalidad poner a EU y a Biden en la primerísima posición del liderazgo climático, sino también de echar a andar las acciones para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, como reducir las emisiones de GEI y limitar la temperatura, buscar financiamiento, potenciar tecnología y empleos verdes y empujar las soluciones basadas en la naturaleza, entre otros, para contrarrestar los impactos de los extremos climáticos.

Es la última oportunidad antes de llegar a Glasgow, pero, sobre todo, para evitar el colapso de la humanidad.

El 22 de abril también veremos de qué está hecho Joe Biden.

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