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Recuperando la confianza perdida

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

En la última semana, Andrés Manuel López Obrador además de festejar en forma absolutamente privada su cumpleaños, se dedicó a reconstruir relaciones y confianza con los grupos empresariales.

En política y economía reconstruir algo que se perdió o deterioró siempre es complejo. Si todo lo sucedido con el aeropuerto de Texcoco fue traumático en la relación con los empresarios, la iniciativa de desaparecer las comisiones bancarias presentada en el Senado, resultó un golpe a la confianza de carácter global. Lo desconcertante de ello es que no fue una iniciativa que surgiera del Presidente electo o de su oficina, sino del Senado, sin consultarlo con López Obrador o su equipo económico. Ese jueves, López Obrador se enteró cerca de la una de la tarde de lo que estaba sucediendo y convocó a una reunión, poco después, en la que ordenó que se retirara la iniciativa e hizo él mismo aquella declaración de que, por lo menos en los tres primeros años, no habría cambios en las reglas del mercado financiero y en lo fiscal. Eso no alcanzó a contener del todo la tormenta financiera que se había desatado, sobre todo porque en el Senado se seguía insistiendo en el tema, en algo que parecía mucho más una lucha interna en el seno del poder que un debate político serio.

Finalmente, antes de que concluyera la semana, López Obrador convocó a un grupo de grandes empresarios a conformar lo que se llamó Consejo Asesor Empresarial. Allí están Ricardo Salinas Pliego, Carlos Hank y Olegario Vázquez Aldir, entre otros pocos, que analizarán junto con el Presidente electo la política económica y las principales decisiones.

Difícilmente, un grupo de estas características tendrá posibilidades ejecutivas, pero sin duda se trata de buscar, por una parte, una interlocución directa con el Presidente electo en un momento de turbulencia y de muchas ocurrencias individuales en el entorno de Morena, pero también de amortiguar con su sola presencia la desconfianza que se ha generado. Al mismo tiempo, Marcos Martínez representante de los banqueros declaraba que el sector financiero es “un gran aliado” del próximo gobierno y que próximamente “habrá gratas sorpresas”. Todo eso detuvo la sangría bursátil y cambiaria de los últimos días, pero todavía no ha alcanzado para recuperar lo perdido. Pero por lo menos ha detenido la tendencia descendente.

Vendrán otras medidas en ese sentido. Por ejemplo, la revisión de los contratos de Texcoco y los de la Reforma Energética, no con el espíritu de desconocerlos o anularlos, sino de hacerles ajustes que se consideran imprescindibles para mantenerlos. En el caso de Santa Lucía, que es otro factor de distanciamiento con los empresarios, se esperará el estudio que hará la empresa francesa ligada a Airbus que, mal que le pese a Rioboó, no podrá desconocer o ignorar las recomendaciones de Mitre, que es el principal referente internacional en estos temas. En el ámbito energético lo que se espera son resultados y el compromiso de que esos contratos no se podrán transferir o vender a otras empresas.

Esa es la labor de reconstrucción que se está emprendiendo y sobre todo de recuperación de una confianza que también se tambaleó seriamente en apenas diez días, después de estar construyéndola por meses.

Hay varias enseñanzas que se desprenden de todo esto. En primer lugar, que no hay margen en un gobierno con tanto poder y con tanta hegemonía para ocurrencias legislativas, aunque tengan alguna base argumental. Morena se tiene que asumir como una fuerza en el poder (lo reclamaba Yeidckol Polevnsky la semana pasada) y no como un movimiento opositor, porque daña las intenciones del Ejecutivo cuando se percibe que no existe control.

El área financiera del próximo gobierno debe tener mayor presencia. Ante tormentas financieras y convulsiones de este tipo, Carlos Urzúa y su equipo deben estar mucho más presentes. Se supone que ellos son los que llevan la política económica y financiera y no pueden estar desaparecidos o apareciendo varios días después de que ocurran los hechos. Quizás ese silencio se deba también a la necesidad de una mucho mejor comunicación del propio presidente y su equipo con los funcionarios hacendarios.

Ha habido errores que han lastimado la confianza y confiabilidad de los mercados con el próximo gobierno, pero se debe reconocer que éste está intentando recuperar esa confianza y credibilidad, sin dejar una pugna que será constante en el sexenio, la del poder político con el poder económico, la de la Presidencia y los mercados, condenados ambos a convivir estrechamente para no perder la estabilidad política, económica y social que el país requiere para que unos gobiernen y los otros inviertan y produzcan.

RATIFICACIÓN

Dentro de las medidas de ratificación que ha tenido que emprender el equipo del próximo gobierno respecto a malas decisiones legislativas que dañan su propio proyecto, está la aprobación del ascenso a general de división de José Luis Sánchez León, que había sido congelado por la impresentable comisión de defensa del Senado de la República, sin razón alguna. Con el papel protagónico que la próxima administración le ha dado a las Fuerzas Armadas no pueden encabezar la comisión de defensa en el senado personajes como Félix Salgado Macedonio y Saúl López Solano.

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