Primer año, dos gobiernos

Al asumir el cargo, la presidenta Claudia Sheinbaum prometió prosperidad compartida. Durante su campaña electoral se difundió el mensaje de que, a diferencia de su antecesor —para quien las políticas públicas de un buen gobierno “no tenían tanta ciencia”—, la doctora Sheinbaum representaría la llegada de un perfil científico al Poder Ejecutivo.

Una vez que ha concluido su primer año de gobierno, entre los logros que más suelen presumirse están los avances en la disminución en los niveles de pobreza y desigualdad en la distribución del ingreso de los hogares. Aunque estos avances parten de cifras recogidas durante 2024, antes de que Sheinbaum asumiera el cargo, son logros que deben reconocerse y quizá representen una de las ventajas de la continuidad del grupo gobernante.

Un segundo logro del primer año de gobierno es la significativa disminución en la tasa de homicidios. Es claro que ha habido un cambio en la política de seguridad pública del gobierno federal. Lo que resulta insostenible a la luz de esta evidencia es seguir pidiendo que se aplauda el sexenio anterior: en la medida en que se pida reconocer los logros recientes en seguridad pública, también debería reconocerse el fracaso heredado durante el sexenio pasado.

Por desgracia, en el terreno del desempeño económico no hay mucho que presumir. Con base en las cifras oficiales de México y Estados Unidos, la economía nacional continúa estancada, mientras que la estadunidense muestra gran resiliencia. En el caso de México, en el tercer trimestre de 2025, el Producto Interno Bruto (PIB) registró una caída de 0.3% respecto al trimestre anterior. Respecto al mismo trimestre del año pasado, la caída fue de 0.2%, con cifras desestacionalizadas en términos reales. El sector primario tuvo una variación anual de 2.9%, mientras que las actividades del sector secundario cayeron 2.7% y las del sector terciario aumentaron sólo uno por ciento. En términos prácticos, en promedio, la economía mexicana acumula ya siete años de estancamiento económico.

En el caso de Estados Unidos, en el tercer trimestre de 2025 su PIB registró un aumento anualizado de 4.3%, mientras que, durante el segundo trimestre, la tasa de crecimiento anual fue de 3.8 por ciento. A pesar del cambio en el partido en el poder en Estados Unidos tras las elecciones de 2024, de la incertidumbre y las muy erráticas, por así decirlo, políticas públicas implementadas por el presidente Donald Trump durante su primer año de gobierno, la economía estadunidense sigue manteniendo notables tasas de crecimiento.

Dada la diferencia en el tamaño de ambas economías, lo más natural y esperable sería que la economía mexicana creciera a mayores tasas que la estadunidense, de modo que hubiera cierta convergencia entre ambas en el largo plazo. Lo que se ha observado de unos años a esta parte es un desacoplamiento de ambas economías y, peor aún, que la economía mexicana crece a menores tasas que la norteamericana.

Como he señalado antes en este espacio, si la economía mexicana no crece a tasas mayores a dos por ciento —el promedio de los gobiernos neoliberales—, los avances redistributivos logrados por la política salarial y los programas sociales no serán sostenibles. De poco servirán los aumentos en los salarios si no mejora la creación de empleos formales. Y mientras la inversión pública y privada continue estancada, la economía no crecerá. Desde el punto de vista fiscal, sin crecimiento económico tampoco será sostenible la creciente carga en el erario de las pensiones y transferencias.

Algo que tienen en común ambos países son crecientes niveles de déficit y endeudamiento público, lo cual implica que cada vez será más difícil disminuir las tasas de inflación en los próximos años en ambos países. Y, como sabemos, la inflación afecta en mucho mayor medida a los hogares con menores ingresos o menores activos.

A decir verdad, nada de lo dicho aquí requiere grandes conocimientos científicos. ¿Cómo es posible que un gobierno con la mayor concentración de poder vista en este siglo no sea capaz de inducir mayor crecimiento económico? ¿Acaso los gobiernos neoliberales sabían algo que el actual no puede reproducir?