La dieta puede revertir años

¡Lo sospeché desde un principio! La dieta determina la edad. Entonces también la de los órganos y las arterias. Muy sencillo, lo que comemos tiene una función metabólica. Si nuestra ingesta es sana, nuestro metabolismo, también. Por décadas se han venido estudiando ...

¡Lo sospeché desde un principio! La dieta determina la edad. Entonces también la de los órganos y las arterias. Muy sencillo, lo que comemos tiene una función metabólica. Si nuestra ingesta es sana, nuestro metabolismo, también.

Por décadas se han venido estudiando las dietas por países, etnias, epidemias, localizando puntos débiles de la estructura humana. Hace 80 años, por ejemplo, se estudio la dieta vegetariana. La ciencia metía las manos al fuego por la proteína. Asumía que los aminoácidos de los vegetales eran flojos para la reconstrucción de los tejidos. Pero después de someter a los monjes Trapistas, veganos alemanes, se encontraron con que su presión arterial no se elevaba a pesar de la edad. Esto se anteponía al resto de la sociedad benedictina alemana consumidora de proteína animal. Conclusión: la proteína animal no es tan necesaria como se piensa... 80 años después, el mundo sigue pensando lo contrario. Por lo mismo, los estudios nutricionales sobre la cadena de aminoácidos de la proteína animal se siguen estudiando. Como si no quisieran cerrar el tema. En fin, dos de los estudios más exhaustivos de la actualidad llegaron a la misma conclusión que la de hace 80 años.

Bueno, ¿y qué pasa a nivel vascular? Muy sencillo: la proteína animal tiene grasa saturada, como cualquier otro producto perteneciente a este reino. Como su nombre lo dice, esta grasa satura. Entra al organismo y le es imposible unirse a una molécula de agua. Lo han visto, la famosa regla del agua y el aceite. Simplemente no se mezclan. Se terminan separando. Entonces tienen que pegarse a una de proteína para poder viajar por el organismo. Ahora, las proteínas se transportan en la sangre. En el trayecto las moléculas de grasa pueden adherirse a las venas y arterias sin llegar a un destino final que puede ser, músculo, células grasas, hígado... Esta materia lípida, ya pegada a las venas, es como un chicle o una goma. Un pegoste al cual se le van adhiriendo cosas. Ustedes dejen un chicle en el jardín una hora. Para cuando lo recojan va a estar contaminado con un montón de cosas... Lo mismo con nuestro periférico vascular. Cuando esto sucede, que se van conglomerando sustancias lípidas, se hace un tope. Y esto disminuye la velocidad con la que la sangre riega el corazón. Entonces el corazón se ve en la absoluta necesidad de hacer más esfuerzo. Y en lugar de bombear una sola vez para obtener el líquido sanguíneo que requiere, bombea dos para obtener la misma cantidad. Luego se hace un tope en otro lado y el corazón tendrá que bombear tres, en lugar de una. Así las pulsaciones por minuto aumentan y la presión que la sangre requiere para circular se hace más pesada y lenta... Está llena de topes. Así sube la presión arterial.

¿Qué debemos hacer? Dieta. Me refiero a una alimentación basada en las propiedades nutricionales de los productos, que aseguren una función orgánica óptima. La pérdida de peso será el resultado de la elecciones nutrimentales, y no las calóricas. Hábitos que mejoren tu salud.

¿Habrá que cambiar? ¡Sí! Modificar todo aquello que en un principio te hizo daño. Retomar tu vida... con la finalidad de vivir. Buscar rutinas saludables que te hagan sentir mejor. Confiar en el poder de las verduras y sus propiedades.

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