¡Seguro… no alcanza!
El Seguro Popular es una idea muy buena… para un país que tiene los recursos económicos para sustentarlo. Para México, es una especie de utopía que terminará por enfermar al propio sistema. ¡Suena bonito: “atención médica y medicinas sin costo”, pero hay que ...
El Seguro Popular es una idea muy buena… para un país que tiene los recursos económicos para sustentarlo. Para México, es una especie de utopía que terminará por enfermar al propio sistema. ¡Suena bonito: “atención médica y medicinas sin costo”, pero hay que ser realistas!
Nuestro país se pavonea ofreciendo seguros de cobertura total a 100 millones de ciudadanos. Una política que ahoga a los médicos hasta oprimirlos. Los extenúa. Les arrebata hasta el sueño. ¿Qué tan coherente será un médico que no ha podido dormir en 90 horas?
La situación es simple. ¡Sólo hay que irse a formar a cualquier instituto de salud pública! El número de pacientes rebasa la médica. Los quirófanos están saturados. Las salas de emergencia están tan colmadas que les hacen falta camas para satisfacer la demanda del Seguro Popular. ¿Cuántos esperan en el piso o son atendidos en una silla?
Los residentes en medicina, que ya son médicos y sólo esperan adquirir el título de su especialidad, son quienes se ocupan del proyecto. La gran mayoría graduados de escuelas públicas y privadas de primer nivel y con la experiencia de haber colaborado con los mejores doctores del mundo y en los hospitales de más prestigio a nivel global. Todos sabemos que estamos hablando de la carrera más larga y cara. ¿Saben cuánto les paga el gobierno? ¡Diez mil pesos a los que mejor les va! Además, sus turnos laborales son de 36 a 48 horas. Tratan a más de 20 pacientes diarios. Hacen apuntes, sacan muestras, se encargan de toda la papelería del hospital, fungen hasta de enfermeras… Básicamente viven en un mundo entregado a la salud, donde sus responsabilidades habitan muy lejos de su entrega. ¡Terminan perdiendo! No descansan. El dinero no les alcanza. El gobierno no los apoya. Digo esto porque sé que las instituciones gubernamentales están al tanto del problema. ¡Pero no hacen nada para remediarlo! Saben que de aproximadamente 35 mil estudiantes, sólo tres mil obtienen la residencia. El 8.5%. Subyugan a los mejores… ¡Una prostitución académica!
En mi opinión, el sistema va a colapsar. Para ejemplificar, somos el primer lugar en obesidad del mundo. Enfermedad que deriva en problemas salubres más graves como: infartos, complicaciones cardiovasculares, diabetes, osteoporosis, Alzheimer, cáncer… Padecimientos que terminan con la economía familiar. Ahora, multiplicado por cien millones de habitantes, me pregunto si los recursos para sostener al sistema de salud serán suficientes. ¿Habrá doctores para atender a tal volumen de pacientes? ¿Abasto de medicinas? ¡No creo! Es más, estoy segura de que no lo hay.
Veo en nuestro país una falta de respeto a la educación. No sólo en el ámbito médico, sino en el general. El gobierno, por más propuestas que hace, no alcanza el objetivo. Somos un país ávido de conocimiento, escaso de recursos y de propuestas tibias.
La especie humana se dignifica pensando. Aprendemos para alimentar el raciocinio. Entre más sabes, más piensas… Entonces, ¿por qué subyugar y extorsionar al erudito cuando sus propias herramientas de desarrollo y le pertenecen? Es como darse un tiro e incapacitarse. El país debería de usarnos, apostarle a una juventud que se arriesga…que aún cree en un México mejor. Pero la esclavizan, extorsionan y minimizan la dignidad del ciudadano preparado.
¿Qué se puede esperar de un México donde los propios maestros se muerden la lengua en medio de una manifestación? ¿Qué decir de aquellos que le invirtieron a una educación profesional, su ardua preparación es mal pagada y se enfrentan a condiciones de trabajo sin los recursos ni la estructura apropiada?
… Aquel que posee sapiencia y cultura está en el derecho de opinar sobre su tierra, su país y circunstancia. Me gustaría escuchar a la comunidad médica del país gritar, expresarse, señalar las condiciones adversas que enfrentan. Su lucha diaria, en equipo, puede mejorar la situación de quienes se desempeñan en dicho ámbito, salvan vidas y dignifican la propia existencia.
