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Antros, perdición de los morenos

Adrián Rueda

Adrián Rueda

Capital político

 

Juraron no ser iguales; prometieron acabar con la corrupción; defender la honestidad valiente, y acabaron llenándose de elementos podridos. Tanto así que hoy postulan a violadores, empresarios corruptos, personajes con pésima fama pública y diputados pedófilos.

A pesar de tener una vida tan corta, la historia de corrupción en Morena es ya muy larga. Y no solamente por los funcionarios enquistados en el gobierno de la 4T que han sido exhibidos como verdaderos pillos, sino por algunos candidatos a alcaldes en la Ciudad de México.

Y para muestra basta un botón: ¿qué tienen en común los aspirantes morenos a las alcaldías de Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero y Álvaro Obregón, por ejemplo? ¿Que los tres fueron delegados de esas demarcaciones por el PRD? ¿Que los tres brincaron a Morena al ser relegados por el sol azteca, por la pésima fama a que se hicieran creedores?

Claro, pero a Lola Padierna, Francisco Chíguil y Eduardo Santillán los unen las tragedias que por corruptos provocaron al permitir la operación ilegal de antros cuando ellos eran delegados.

La primera tragedia ocurrió el 20 de octubre de 2000 en la disco Lobohombo, de la colonia San Rafael. Un incendio provocado por instalaciones en mal estado ocasionó que 23 personas murieran calcinadas.

Los peritajes demostraron que el lugar no reunía las condiciones de seguridad y que las salidas de emergencia estaban cerradas con candado y bloqueadas con cajas de refresco. No había condiciones para operar, pero Padierna lo permitió.

Lejos de ser castigada por las 23 terribles muertes, Lola fue protegida por el gobierno local y su marido, René Bejarano. No sólo concluyó su mandato, sino que después fue premiada con una diputación federal; de ahí la ha pasado saltando a todas las cámaras legislativas.

Y cómo olvidar la tragedia del New’s Divine, antro que había sido clausurado por la entonces delegada en GAM, Patricia Ruiz Anchondo —hoy procuradora Social con Claudia Sheinbaum—, pero que apenas llegó Francisco Chíguil a la delegación, lo reabrió.

Al igual que el Lobohombo, este lugar no contaba con las medidas de seguridad, pero además se permitía la venta de alcohol a menores. Al delegado no le importó y el 20 junio de 2008 un operativo en el lugar dejó 13 muertos y 16 heridos, la mayoría adolescentes.

Por ese motivo, Chíguil fue destituido y su juicio por homicidio permaneció vivo hasta que llegó Sheinbaum al gobierno de la CDMX. Los cargos fueron cancelados para que el responsable no solamente evadiera la ley, sino que se le premiara con la alcaldía.

Un tercer incidente antrero ocurrió el 25 de enero de 2010 en el Bar Bar de Insurgentes, donde el futbolista del América Salvador Cabañas fue baleado al interior del establecimiento, que operaba toda la noche a pesar de ser domingo.

El delegado era Eduardo Santillán, que en lugar de ser destituido y llevado ante las autoridades, también fue protegido y premiado con una diputación a la Asamblea Legislativa, para que no pudiera ser tocado.

Pues estos tres delegados que causaron tragedias en antros por corruptos, son a los que Morena lanza para que sean alcaldes en los mismos lugares donde sembraron la muerte.

Como siempre, confían en que la gente no tenga memoria y acepte una despensa.

 

CENTAVITOS

Mal domingo ha de haber pasado Julio César El Nenuco Moreno, pues ayer la alianza que apoya a Rocío Barrera para alcaldesa en Venustiano Carranza le tomó la plaza y ni cuenta se dio. Así como es de acelerado El Nenuco, seguro hubo varios sombrerazos para su equipo y antiácidos extra para él.

 

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