Sembrando Vida prende en las zonas violentas del país: Ariadna Montiel

El programa Sembrando Vida, de la Secretaría de Bienestar, además de estar apoyando en las medidas antiinflacionarias actuales está preparando a las sembradoras y sembradores para seguir produciendo más allá del actual sexenio, incluso 20 o 30 años en el futuro, dijo a Excélsior la titular de la dependencia, Ariadna Montiel Reyes.

“Nos da mucho gusto que el programa es muy solicitado, tenemos la definición ya de estos territorios (21 estados), ya no vamos a incrementar otros, pero es muy importante explicar qué es con motivo de que sembradoras y sembradores tienen que armar todo su proceso para cuando nosotros no estemos en el gobierno, ellos ya puedan caminar solos con o sin el jornal”, indicó la funcionaria.

En la actualidad el padrón de beneficiarios asciende a 447 mil 296 personas que reciben un jornal de cinco mil pesos mensuales, además de una retención de 500 pesos por mes que se van acumulando en un ahorro que es entregado también a las y los sembradores.

“Les estamos dando los insumos para que toda la siembra agroforestal, sabemos que es a largo plazo, puede ser 20 o 30 años, que las maderas alcancen el tiempo para ser explotadas; mientras eso sucede estamos sembrando árboles frutales, milpa, maíz, frijol, distintas especies de chile, calabaza; un sinnúmero de productos agroindustriales como café y cacao, entre otros; que crecen a la par de los árboles, que tienen un proceso más lento pero mientras tanto estamos aprovechando la tierra para que haya una producción”, añadió.

Insistió que mientras se alcanza el objetivo de reforestación del Presidente, de mil 100 millones de árboles y de los cuales llevan ya 998 millones, 934 mil 912, la siembra de productos agrícolas, en la actualidad, ayuda a la economía de las familias beneficiadas que consumen sus propios alimentos.

“Mientras tanto los sembradores y sembradoras producirán, primero, de lo que ellos mismos se van a alimentar; el segundo, tener producción para vender y distribuir, y estamos en ello porque Sembrando Vida es el programa que cumple con todos los objetivos de una política del bienestar de carácter integral”, puntualizó Montiel Reyes.

“Y ahí estamos apoyando el plan antiinflacionario del señor Presidente, vamos a incrementar la producción de maíz y frijol dentro de las propias parcelas, para tener una producción mayor y coadyuvar con lo que estamos trabajando para que los precios de los productos básicos se contengan, y sembrando vida va a aportar desde la siembra del maíz y del frijol”, agregó.

Otro factor que apoya a las y los sembradores es el ahorro acumulado que se les entregó este año de entre 16 mil y 18 mil pesos en promedio para invertirlo en tecnificar su parcela o comprar insumos.

“Sembrando Vida tiene muchas virtudes, pero la más es que vamos a tener sembradoras y sembradores con un patrimonio y que van a saber trabajar con y sin el subsidio”, señaló la secretaria.

En el periodo de referencia fueron destinados, en los 21 estados con presencia del programa, 22 mil 207 millones de pesos, de ellos, 19 mil 986 millones de pesos fueron para los pagos mensuales y dos mil 221 millones de pesos para el componente del ahorro.

Cada sembradora y sembrador decide qué producto es mejor en su parcela y en las condiciones de la región en donde son originarios; la secretaria aseguró que el programa no está afectando la tierra o dejándola inservible.

“Hay un cuidado del patrimonio ambiental que tenemos, en todos sentidos; primero que sean semillas de la región, que sean productos que se adaptan; eso por un lado, por otro lado no usamos agroquímicos, que esto tiene sus ventajas y sus desventajas la producción es más rápida (con los agroquímicos) pero también tiene daño al suelo, por eso se ha luchado contra el uso de agroquímicos que devastan la tierra y en Sembrando Vida tenemos solamente orgánico y, por otro lado, es muy importante recalcar que todo lo que estamos haciendo es sembrar plantas”, explicó Ariadna.

Finalmente agregó que Sembrando Vida ha llegado a municipios o territorios con historial de violencia, pero que no han tenido ningún problema para incorporar a habitantes de esas zonas, como Tierra Caliente y la Costa Chica en Guerrero, municipios de Tamaulipas o Michoacán.