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En el oeste de Ucrania preparan la resistencia

Ante el avance de las tropas rusas, unos se enlistan en las fuerzas armadas, otros compran un arma personal

Pascal Beltrán del Río. Enviado | 07-03-2022
Fotografía: Agencias

 

LEÓPOLIS, Ucrania.— Si el país no estuviera en guerra, los habitantes de esta ciudad estarían aprovechando las ofertas para surtirse de ropa para la primavera. Pero hoy lo más codiciado aquí es un arma.

La gente se arremolina frente al número 34 de la calle Krakivska, en el centro histórico de Leópolis. Las puertas del inmueble son de metal gris y la única ventana tiene bajada la cortina, también metálica. Allí opera la armería Stvol, una de las cinco que existen en la ciudad. Cada tanto, se asoma un empleado y entrega una caja de cartón que lleva un arma en su interior.

El 23 de febrero, escasas horas antes de que comenzara la invasión rusa a Ucrania, la Rada —el parlamento— aprobó en primera lectura una legislación que permite a los ciudadanos poseer un arma para su protección personal.

Lo que se vende en Stvol no son armas de guerra sino de cacería. Las hay automáticas, tipo Kalashnikov, pero de un solo tiro. Esos fusiles cuestan el equivalente a cuatro mil dólares. También los hay de recarga manual, como escopetas y rifles de cerrojo giratorio que se pueden adquirir por 500 dólares.

El médico Petró Kohut acaba de comprar un arma automática. “Esto no es natural para mí”, me dice. “Yo trabajo salvando vidas, no matando gente, pero la situación me obliga a armarme”.

—¿Alguna vez ha disparado un arma?

—Nunca. Ni siquiera sé cómo se usa. Me imagino que debe ser sencillo, pero tendré que aprender.

—¿Cree que el arma le servirá en caso de que aquí lleguen los rusos?

—Pues no lo sé. Supongo que es mejor tenerla.

Hasta ahora los civiles no han sido obligados a enlistarse en las fuerzas armadas para participar en la defensa del país, aunque está prohibido que los hombres de entre 18 y 60 años de edad salgan al extranjero. Miles de voluntarios ya se han anotado para el entrenamiento, que ser parte de las llamadas Fuerzas Territoriales de Defensa (VTO, por sus siglas en ucraniano), reserva de las fuerzas armadas.

A quienes se dicen dispuestos a combatir se les entrega un fusil AK-47; a quienes no, se les adiestra en otros métodos de resistencia, como tejer redes para camuflar vehículos militares y dificultar su reconocimiento, o cavar trincheras y preparar cocteles molotov.

Las autoridades ucranianas esperan que alrededor de dos millones se integren en las VTO, que fueron constituidas en 2014, con motivo de la insurrección de los separatistas prorrusos de la región del Donbás. Entre sus tareas está la de proteger la infraestructura y edificios de gobierno e integrar retenes y puntos de revisión. En un caso extremo, como la invasión del país, tienen la encomienda de guerrillas para combatir al enemigo.

El 1 de enero pasado, fue aprobada una ley para agilizar la formación de batallones de defensa territorial y las VTO pasaron a ser parte integral de las fuerzas armadas. En Leópolis, hay siete puntos donde los ciudadanos puede anotarse en la reserva. La defensa territorial de la ciudad —que, en caso de ser necesario, pasaría a ser la capital temporal del país— está organizada en una brigada y siete batallones. 

El 10 de enero, fue trasladado a esta ciudad, como comandante regional de las VTO, el teniente coronel Valeriy Kurko, quien defendió el aeropuerto de Donetsk, en 2014, durante la guerra con los separatistas, como jefe del tercer batallón de la 80ª brigada de asalto aerotransportada.

Parte de las tareas que se han estado realizando desde entonces es almacenar armas en puntos estratégicos para usarse en caso de ataque, así como tener al punto los bancos de sangre. “Un porcentaje muy alto de la muerte de militares se da por pérdida de sangre”, afirma Kurko.

Le pregunto a Kohut si está dispuesto a pasar de ciudadano armado a formar parte de la resistencia.

—Creo que no. Es decir, yo no me anotaré como voluntario para ir al frente. Insisto, yo estoy para salvar vidas. Entiendo que nos están invadiendo y hay que hacerles frente, pero, si me llaman, pediré estar en las brigadas médicas. El arma que acabo de comprar es para defender mi casa y la usaría sólo si no hay otro remedio, como defensa personal.

 

 

 

 

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