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Discurso de odio en Italia; mano dura en el gobierno

Matteo Salvini, el hombre más poderoso del país, polariza a los ciudadanos con su postura sobre los migrantes, homosexuales, periodistas y la Iglesia

Cynthia Rodríguez / Corresponsal | 07-07-2019
Ilustración: Horacio Sierra

MILÁN.

No había pasado ni siquiera un minuto de que se daba a conocer la noticia de que Carola Rackete quedaba en libertad cuando llegó el comentario del ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, en Facebook:

Estamos listos para expulsarla. Ha sido una sentencia política y vergonzosa que hace mal a Italia... Para la comandante criminal ya está listo un procedimiento para expulsarla a su país, es peligrosa para la seguridad nacional”, dijo, asegurando que el regreso de Rackete a Alemania ya estaba decidido, aun ignorando los procesos judiciales que debe seguir.

El último ejemplo de cómo el actual ministro del Interior no desaprovecha ningún hecho, escenario o personaje para hundir sus palabras en el veneno y dividir más a la ya polarizada sociedad italiana.

Para todos tiene. No importa que sean mujeres, homosexuales, periodistas, escritores, actores, políticos, expresidentes de la República, presidente de la República, migrantes (sus favoritos), incluso el mismo papa Francisco. Total, que sabe que su apoyo duro todo le festeja.

Así sucedió el pasado 19 de mayo, una semana antes de las elecciones europeas, cuando en la plaza principal de Milán encabezó un acto con todos los líderes de derecha del continente. Alzó una imagen de la virgen y dijo: “un político debe hacer y no hablar, y mientras Francisco (el Papa, que en esos días había hecho un llamado a ayudar a los migrantes) dice que hay que disminuir las muertes en el Mediterráneo, nosotros las estamos llevando a cero” y empezaron las rechiflas contra el papa Francisco.

De acuerdo con el vaticanista Marco Politi, todos los dichos de Salvini tienen un proyecto político y éste en específico contra el Papa, con todo y el símbolo de la virgen de por medio, era el caso.

Así, dice, ha funcionado en Polonia con el populista Jaroslaw Kaczynski y en Hungría con Viktor Orbán, quienes, en nombre de los “valores cristianos”, se dan permiso de atacar lo que más les convenga en el momento.

Desde que Salvini fue avanzando en su carrera política, poco a poco comenzó a alzar el tono de sus frases y discursos. El resultado hoy es evidente: ha colocado a su partido, la Liga del Norte, en primer lugar, dejando claras diferencias con los demás partidos.

El 19 de junio, por ejemplo, Salvini compartió en Facebook un artículo periodístico al que tituló “Madame robo”, donde se hablaba de una carterista de nacionalidad bosniana, madre de 10 hijos y otro que estaría por llegar, condenada a 25 años de prisión. Sólo su publicación bastó para que miles de usuarios estallaran en insultos contra los gitanos, que en Italia se les conoce como “rom”. Lo más leve fue pedir que se les “esterilizara, como a los animales”. Lo peor: que se les matara con un balazo en la cara.

Contra los gitanos no se cansa. En innumerables ocasiones ha festejado el haber mandado las excavadoras a los campos donde las mismas autoridades los concentran. Las excavadoras como su medicina, así lo dice.

Y es que su posición contra los inmigrantes es añeja. Cuando aún era el líder de su partido se lanzó contra el presidente Sergio Mattarella cuando éste viajaba a Bélgica y en su discurso habló sobre “la generación de italianos que habían vivido la tremenda experiencia de la inmigración: motivo de reflexión para quienes se acercan hoy a Italia y buscan una oportunidad que no encuentran en sus países de origen”.

Inmediatamente Salvini le contestó en sus redes: “¿Mattarella compara a los italianos emigrantes (y muertos) en el mundo con los clandestinos mantenidos en Italia para hacer desmanes? ¡Que se avergüence! Mattarela no habla en mi nombre”.

Días después lanzó otra frase contra los inmigrantes ante las noticias de los desembarcos: “Sí, se necesita salvar a quien sea que esté en el mar para después regresarlo a las playas de su país con una bella carga en la espalda, una bolsa de cacahuates y un helado”.

Su posición sobre la familia y las adopciones gay tampoco la esconde: “Si los niños crecen con ambos padres gay o uno solo, ya empieza desde un escalón más abajo. Empieza con un retraso”, dijo en 2015.

En agosto de 2016, en la histórica reunión que la Liga del Norte hace cada año, lo prometió: “Cuando estemos en el gobierno, los policías y los carabineros tendrán mano libre para limpiar las ciudades. La nuestra será una limpieza étnica controlada y financiada, la misma que han estado sufriendo los italianos, oprimidos por los clandestinos”.

Por supuesto, alguna palabra para los periodistas también ha tenido: “Una que otra patada en el trasero a algún periodista siervo e infame comenzaremos a darles. Así tendrán un motivo para decir que somos malos”.

Así como él, sus seguidores ya ni siquiera fingen mesura. El daño está hecho y parece irreversible.

 

La capitana del Sea-Watch alista batalla con ministro

Mientras decenas de migrantes se acercan a las costas italianas y el gobierno continúa mostrando su mano dura, el abogado de Carola Rackete, la comandante alemana del Sea-Watch 3, prepara una denuncia contra el ministro del Interior, Matteo Salvini, por difamación.

Alessandro Gamberini, abogado de la capitana, dijo que está recopilando todos los insultos que Salvini ha expresado contra Rackete.

Desde que estaba en altamar queriéndose acercar con la embarcación a las costas italianas, Salvini la llamó de diversas formas: Niña caprichosa, comunista, racista con los italianos, chamaca y pirata entre otros adjetivos, además de haberla acusado de llevar a cabo “formas de instigación para delinquir”.

La respuesta de Salvini no se hizo esperar y desde Milán, donde se encontraba ayer, dijo: “La espero en los tribunales. No veo que llegue la hora de ver a la cara a una que ha intentado matar a los militares italianos. Aquí hay jueces que deciden sobre la vida y muerte de todos; si por mí fuera, ella ya estaría en Berlín”.

Criticó nuevamente que la hayan liberado y que ella siga en Italia “tomando el sol”. Rackete, por disposición de los magistrados y que aún sigue un proceso por favorecer a la inmigración clandestina, debe responder a la justicia italiana.

Infringe la ley y ataca las naves italianas y después me denuncia. Si no me dan miedo los mafiosos, imaginemos una rica y caprichosa comunista alemana. Aunque ya no sé qué es lo que le molesta más, que la llame caprichosa o comunista”.

En una entrevista que dio Rackete al semanario alemán Der Spiegel y que se publica hoy, criticó a Salvini por haber violado los derechos humanos de los inmigrantes y la tripulación, y lamentó que el gobierno alemán la haya dejado sola.

Me sentí sola. Mi impresión es que, a nivel nacional como internacional, nadie quiere ayudar verdaderamente. Mientras más de 40 personas estábamos en altamar, siempre se pasaron la papa caliente”, declaró.

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