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Ángeles y demonios acechando en Bibbiano

Escándalo por adopciones en Italia. Por años, la organización Hansel y Gretel “salvó” a decenas de niños, les sembró traumas y los entregó a otras familias

Cynthia Rodríguez / Corresponsal | 21-07-2019
Ilustración: Horacio Sierra

MILÁN.

Había una vez unos niños que, como en el cuento de los hermanos Grimm, habían llegado a una casa llamada Hansel y Gretel. Ahí, salvados de sus padres maltratadores, eran ayudados para superar lo malo que habían vivido. Ese era el cuento, sin embargo, hoy se ha comenzado a revelar una historia sin finales felices.

En la casa hogar Hansel y Gretel, una de los cientos que abundan en Italia para supuestamente ayudar a las familias en dificultad, sicólogos y trabajadores sociales recibían a los niños alejados de sus familias por supuestos abusos y ahí “les lavaban el cerebro a través de terapias para inculcarles falsos recuerdos de terribles episodios de abusos y así denunciar a sus propios padres”.

Así está escrito en Ángeles y demonios que, más que un cuento, es una investigación judicial que narra la última historia de terror en Italia, que inicia en una pequeña ciudad de la provincia de Reggio Emilia llamada Bibbiano y que tiene como protagonistas a decenas de niños que eran manipulados para que acusaran a sus padres biológicos de abusos sexuales, con el fin de que los jueces les quitaran la patria potestad, y los menores pudieran ser adoptados.

Todo un sistema de corrupción alrededor de los infantes. Casi todos provenientes de familias con problemas económicos que apenas llegaban a esta estructura, eran sometidos a diversas pruebas sicológicas, incluso con electroshocks, para que confesaran una realidad, que después no fue verificada, pero que ya había arrancado un engranaje que comenzaba con los asistentes sociales para después involucrar a la administración pública y así conseguir recursos para esta ONG que se encarga de menores.

La tarde del 27 de junio el cuento de los niños maltratados por sus propios padres estalló. La policía y los carabineros, después de un año de investigación, prepararon 27 órdenes de arresto contra los responsables y trabajadores de Hansel y Gretel, es decir, sicólogos y asistentes sociales. Ese día fueron también contra abogados, médicos e incluso en contra del alcalde de Bibbiano, Andrea Carletti (del Partido Democrático), que al día siguiente quedó suspendido de su cargo, acusado de corrupción.

Sin embargo, detrás del “lavado de cerebro” a los niños de Bibbiano, los cargos por los que tienen que responder la mayoría de los acusados son: fraude procesal, despistaje, abuso de oficio, maltrato a menores, falsedad en actos públicos, violencia privada, extorsión y peculado,

Para Valentina Salvi, ministerio público que encabeza la investigación en la Procuraduría de Reggio Emilia, tantos casos de abusos sexuales no eran normales. Eso y las insistentes denuncias de los padres biológicos hicieron que ahondaran más en el tema. Así comenzaron a indagar en la casa de los cuentos y en familias adoptivas.

El Centro de Estudios Hansel y Gretel, cuya sede está en Turín, trabaja desde hace años en el norte de Italia asesorando y administrando varias casas hogar, por lo que, acusan, ha recibido millones de euros del erario público por hacerse cargo de los niños, por los cuales y, de acuerdo con la ley, reciben del gobierno 140 euros diarios por niño.

Los sicólogos y trabajadores sociales también trabajaban de forma privada, pues por cada encuentro con las parejas que deseaban adoptar a alguno de los menores que habitaban ahí, cobraban mil 300 euros (unos 28 mil pesos); además de las terapias privadas que recomendaban debían seguir los niños una vez adoptados.

Los datos más tenebrosos de esta historia era que con las terapias sicológicas no sólo manipulaban a los menores, sino que los sicólogos, ayudados por abogados y trabajadores sociales, decidían prácticamente el destino de estos niños con otras familias, que, hoy se sabe después de la investigación donde abundan decenas de intervenciones telefónicas y espionajes físicos, sí eran maltratados por sus padres y madres adoptivos.

¡Ya no te quiero más!, ¡Bájate...! ¡Ahora ya no te quiero ver!”, se escucha en una de las miles de grabaciones en poder de las autoridades cuando una de las madres adoptivas comienza a regañar a gritos a Esperanza, una de las niñas de Hansel y Gretel, cuando la obligó a bajar del carro en medio de la lluvia y la deja sola en la calle. Es el audio que hasta ahora han dado a conocer.

Esperanza había escrito varias notas a su padre biológico preguntándole por qué no iba a visitarla y donde le decía que lo extrañaba. Cuando el juez le preguntó si su padre la había maltratado, la niña dijo que “no había dicho eso”. Sin embargo, los sicólogos presentes, argumentando confusión infantil, lograron que fuera dada en adopción a una pareja de mujeres, amigas de una de las trabajadoras sociales conocida en Bibbiano por ser activista gay.

El proceso para que los niños regresen con sus familias ha comenzado, sin embargo, quedarán entre recuerdos verdaderos y falsos que nadie sabe si podrán distinguir después. El daño está hecho.

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