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Expresiones

Saquean archivo del INAH, un tesoro histórico

El creador del archivo técnico denunció la ausencia de expedientes de deslinde e investigaciones en zonas arqueológicas

JUAN CARLOS TALAVERA | 28-06-2021
Teotihuacan, en Edomex.

CIUDAD DE MÉXICO.

Aunque José Luis Ramírez Ramírez, considerado el constructor del Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), denunció desde 2019 la extracción de expedientes resguardados en dicho acervo, las autoridades responsables no han reconocido los faltantes ni han levantado algún registro oficial que consigne su ausencia o pérdida.

Así lo confirma una serie de documentos obtenidos por Excélsior en los que José Luis Ramírez, conocido como Don Pepe, fallecido en noviembre de 2020, le informó a Diego Prieto, titular del INAH, y a la secretaria técnica Aida Castilleja González, las afectaciones que privan en dicho acervo histórico, el cual hoy está ubicado en Avenida Revolución 1900 y supuestamente será trasladado al Museo Nacional de Antropología, en septiembre próximo, como afirmó Diego Prieto el pasado 8 de junio.

Además, indica que solicitó al arqueólogo Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador Nacional de Arqueología, levantar el acta correspondiente por los expedientes extraviados y “resolver la situación del acoso laboral del que estoy siendo objeto”.

Uno de los documentos obtenidos especifica que se descubrió “la pérdida de expedientes relacionados con deslindes e investigaciones en zonas arqueológicas, (de) investigadores y otros temas”.

Y asevera que, de acuerdo con el rastreo realizado, dentro del acervo se detectó, desde 2013, la falta de 71 expedientes, aunque el número se incrementó a 78 folios en 2014.

Dicho informe también explica que, ante la notificación de la pérdida de los documentos, Beatriz Adriana Espíndola Serna, jefa del departamento del Archivo Técnico, “fue omisa en no levantar un acta administrativa para los efectos y responsabilidad a quien corresponda” y, hasta donde se tiene noticia, “no ha sido levantada dicha acta por ninguna autoridad de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH”.

Además, el experto observó errores en la base de datos y un inadecuado registro de la documentación, lo cual impide la localización eficaz de documentos dentro del acervo, ya sea para su consulta directa o cuando ésta es solicitada por Transparencia.

Y advirtió sobre “la contratación continua de personal pésimamente seleccionado”, lo cual calificó como “sumamente dañino para el archivo, ya que nunca terminan las labores que les fueron encomendadas”, lo que ha propiciado que no exista un avance sustancial en el procesamiento y conservación de la documentación que existe dentro del acervo.

El reporte asevera que, hasta 2019, la actual administración no contaba con un plan de trabajo anual, aunado a que existía una importante cantidad de documentos sin clasificar o integrados en los expedientes respectivos, como la generada por la Coordinación Nacional de Arqueología entre 2012 y 2019.

A lo cual se sumó el despido, sin escrutinio ni evaluación laboral, de personal capacitado del Archivo Técnico, como Luz del Alba Muñoz Juárez, Ana María Torreblanca y del arqueólogo José Humberto Medina González, Raquel Contreras y Guadalupe Martínez, algunos de los cuales trabajaban en la colección Kelleys.

Excélsior también tuvo acceso al listado de expedientes extraviados o extraídos, entre los cuales destacan los deslindes de zonas arqueológicas en Palacio Nacional y en la zona arqueológica de Teotihuacan, así como en la zona arqueológica en San Miguel Amantla, Azcapotzalco; en la Pirámide de Tenango, en el Cerro del Tepeyac, en Calakmul, Edzná, Becán y El Hormiguero (Campeche), El Tortuguero (Tabasco) y Las Trincheras (Sonora).

Cabe detallar que los deslindes son documentos que determinan los límites exactos de un terreno, así como sus colindancias, en este caso, vinculados a zonas arqueológicas.

Además, se menciona la sustracción o pérdida de expedientes que dan cuenta de los trabajos de investigación en la zona arqueológica de Tala, en Jalisco; en las zonas de El Tajín, Ek Balam, Xcambó, Rancho Tecajete, del proyecto Tula y Tezoyuca, entre muchos más.

Desde 2020, investigadores y promotores culturales hicieron un llamado al INAH para revisar la situación del Archivo Técnico, dado que ha permanecido, desde 2018, en una sede temporal, sin contar con las mejores condiciones.

Faltantes

  • Documentación sobre el deslinde de la zona arqueológica de Teotihuacan, Estado de México.
  • Documentación sobre el deslinde la zona arqueológica El Tortuguero, Tabasco.
  • Documentos sobre trabajos de investigación en Ek Balam, Yucatán
  • Documentos sobre trabajos de investigación en la zona arqueológica El Tajín, Veracruz.

Papel e historia

El Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, –también llamado Archivo Nacional de Arqueología o Archivo Pepe– fue extraído en 2018 del Palacio del Marqués del Apartado, ubicado en Moneda 16, donde se proyectó el ambicioso Museo de Museos, el cual no se concretó, aunque dicho material fue trasladado al inmueble de Avenida Revolución 1900.

El archivo es considerado uno de los más importantes en la materia a nivel mundial, el cual fue construido por la voluntad de José Luis Ramírez, fallecido el 25 de noviembre de 2020, a los 75 años. Además, según Diego Prieto, propondrá que éste sea renombrado como Archivo Nacional de Arqueología, ya que resguarda más de 130 años de historia de trabajo arqueológico con fondos especiales de investigadores nacionales y extranjeros, libros, mapas, dibujos y fotografías históricas.

Por su parte, la colección Kelleys, resguardada en este archivo, fue trabajada por el arqueólogo José Humberto Medina, quien realizó la estabilización, restauración, sistematización y clasificación de 942 expedientes en 195 tomos empastados, miles de dibujos en 15 tomos empastados y 23 cajas de polipropileno tipo planero, así como 885 planos y mapas dentro de 31 cajas de polipropileno tipo planero; 63 materiales hemerográficos dentro de tres cajas de polipropileno, y 185 materiales bibliográficos en 34 tomos empastados, con 41 mil 362 ítems fotográficos y 20 mil fichas catalográficas.

 

 

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