Pedro J. Fernández: Sor Juana, en el fuego de su vida y sus letras
El autor realiza un registro novelado del personaje y de su vida cotidiana, que comienza con el inicio de la epidemia de tifus

“Me reencontré con Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) hace un par de años leyéndola y me parece que es uno de esos personajes que hemos idealizado tanto que se nos perdió, que ya no vemos su humanidad, su infancia ni otros aspectos de su vida más allá de las letras”, dice a Excélsior Pedro J. Fernández, autor de Yo, Sor Juana. Mujer volcán, un registro novelado del personaje de carne y hueso y de su vida cotidiana.
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Me interesaba rescatar toda esa humanidad que tiene Sor Juana, con su libro de cocina, el momento en que vivió, los problemas que enfrentó y me parecía que aquí había una historia que contar y decidí escribir esta biografía novelada”, expresa el también autor de Morir de pie y Soy Malintzin.
Define a Sor Juana como una mujer renacentista que desbordaba curiosidad, cuya obra la llevó a ser la Décima Musa y el Fénix de América, porque la alquimia de su trabajo literario le ha permitido renacer en cada generación para mostrarse como una mujer volcán que desafió a reyes e inquisidores.

TÍTULO: Yo, Sor Juana. Mujer volcán
AUTOR: Pedro J. Fernández
EDITORIAL: Océano, México, 2015; 298 pp.
¿Por qué decidió iniciar su libro colocando a Sor Juana en la antesala de la muerte? “El libro empieza cuando el convento ya tiene esta epidemia (de tifus). Ella sabe que las monjas están muriendo y que, posiblemente, a ella también le suceda y rompe con esa idea de que ya no va a escribir para contar su historia.
Es como una necesidad de volver a la tinta, que los que escribimos sabemos que tenemos esa necesidad de estar escribiendo. En este caso, a Sor Juana la persigue la historia de su vida y decide contarla porque tiene miedo de morir como el resto de las hermanas que ella está cuidando. Cuando contamos la historia de estos personajes hacia el final de sus vidas es cuando no sólo pueden contarlas, sino también reflexionarlas”, asegura.
¿Su narración es una especie de biografía imaginaria? “Sí, y la idea viene de lo que ella hizo con la Respuesta a sor Filotea de la Cruz, que toma algunos asuntos de su vida, pero yo los exploro mucho más. Tomé todo ese último año, desde el inicio de la epidemia, en la cual morirá su confesor, y a partir de ahí narró todo”.
SOR JUANA, VISTA COMO UNA ESCRITORA REAL Y CON DUDAS
¿Cómo eligió la voz coloquial de Sor Juana al no ser la misma que se lee en sus poemas? “Es parte de romper con esa idea que tenemos. Porque nos gusta algún poeta y pensamos que así hablaban todo el tiempo. La verdad es que el habla cotidiana era distinta. Tuve que bajar un poco el tono (barroco) para que no sonara muy cargado para el lector.
Al mismo tiempo, quise recrear la época, para lo cual hay muchas crónicas y documentos. Otra cosa que hice fue ver a Sor Juana como una escritora real, es decir, no con esta idea de que todo lo que salía de su pluma era el último borrador de su trabajo. La tengo escribiendo y pensando en diferentes temas, teniéndole miedo a la página en blanco, con dudas sobre si lo que escribió era bueno o no, porque son cuestiones muy humanas que tenemos todos los que escribimos”.

*Pedro J. Fernández, escritor.
¿Cuál fue la parte escénica más difícil de reconstruir? “La vida conventual, porque sí es una vida que no tiene mucho drama: estar encerradas todas, no pueden salir, tienen ciertas reglas. El planteamiento fue cómo contar una historia interesante más allá de estar encerrada en un convento escribiendo para que el lector siguiera interesado en esta historia”.
¿Cuáles son los grandes mitos que aún envuelven a Sor Juana? “Nos hemos dedicado a ver ciertos versos o a tener la idea de esta gran mujer que se convirtió en la primera que vive de escribir en este momento para América y nos quedamos con esas ideas de que es una gran musa, pero lo curioso es que dejamos de leerla.
Nos enfocamos tanto en esta figura que creamos sobre quién era Sor Juana que dejamos de leerla, de analizar la Respuesta a sor Filotea de la Cruz, que me parece extraordinaria, dejamos de ver su libro de cocina e, incluso, su vida antes de entrar al convento, esa parte de cuando ella era tutora de la virreina y cuando le hacen un juicio para saber si de verdad está capacitada… Así que es un buen momento para rescatar su vida completa”, concluye.
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*mcam
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