Mónica Lavín: El sentido de pertenencia
La escritora analiza y reedita su primera novela, Tonada de un viejo amor, 27 años después de publicada.

“El amor, como el vino, es algo que toma tiempo. Y vivimos tan en la inmediatez, tan en el egocentrismo o individualismo, o a veces tan preocupados por la naturaleza, por los animales, que no vemos la importancia del otro para tener un proyecto de vida”, comenta la escritora mexicana Mónica Lavín.
Ésta es la reflexión que suscita en la narradora, 27 años después, el tema que inspiró su primera novela, Tonada de un viejo amor, publicada por Selector (Aura) en 1996, que ahora reedita el grupo editorial Planeta.
La historia se desarrolla en San Lorenzo, un pueblo vinicultor del norte de México, durante los años 40 y 50 del siglo pasado. La protagonista, Cristina Velasco, se rebela contra su destino gris y experimenta con libertad y plenitud su sexualidad; vive dos relaciones distintas, una con su tío Carlos y la otra con Doug, un saxofonista estadunidense. Seguir sus pasiones le trae el escarnio social.
No la había vuelto a leer completa. Me la pedían mucho, pero ya no se conseguía. Planeta comprendió afortunadamente que un autor no sólo es su último libro, sino todo su trayecto. Cuando la escribí no podía hacer este análisis, de por qué ese personaje me perturbó. Entendía que tenía que fabular un pasado, completarlo, y eso me llevó del cuento a la novela”, explica Lavín en entrevista.
TE PUEDE INTERESAR: Elsa Cross integra lo sagrado y lo terrenal
Destaca que su libro más reciente, Últimos días de mis padres (2022), “que tiene que ver con ese despojo de la pertenencia, me parece que se conecta muy bien con esta primera novela que, vista a la distancia, refleja las cosas que me han preocupado.
El que la protagonista no quisiera irse de ese lugar, donde el silencio es una forma de violencia y exclusión. Y, sin embargo, ella tiene una necesidad de ser de algún lado. Con esto vuelvo al tema que tiene que ver con de dónde eres, qué te liga a tu lugar de origen, a tus raíces, en este mundo de migraciones que vivimos”, agrega.
La también ensayista confiesa que Tonada de un viejo amor le descubrió su gusto por el género de largo aliento. “Me mostró que tengo fascinación por la estructura. Me gusta cómo la estructura es una elección que haces, una forma de apartar del resto del mundo lo que vas a contar; y cómo lo vas a acomodar para poder entrar con fuerza a donde tú quieres.
A diferencia del cuento, cuya estructura puedes tener muy clara desde el principio y regularmente funciona, en la novela vas encontrando la estructura ideal conforme escribes, es un arte del descubrimiento. La novela es un género dialogante, donde la estructura puede replantearse según las necesidades de la evolución de los personajes”, añade la también bióloga.
Quien une en la escritura intuición y lógica confiesa que le metió mano a su primera novela en cosas del lenguaje, “pues ahora estoy más enamorada de la pureza de la prosa que antes; quité lo que me estorbaba como lectora”.
La autora de Yo, la peor admite que le hubiera gustado que el músico Doug hubiera tenido una mayor presencia, pues se vio opacado por el tío Carlos. “Hoy le hubiera dado más oportunidad, pues él abandona todo por amor y, finalmente, él es quien realmente ama a Cristina. También se queda en ese pueblo, aunque nadie lo escuche. Me dan ganas de desarrollarlo en otra historia”, indica.
Lavín trabaja ahora en un libro de cuentos.
CONSULTA AQUÍ LAS NOTICIAS DE ÚLTIMA HORA
*mcam
EL EDITOR RECOMIENDA



