Elsa Cross integra lo sagrado y lo terrenal

La poeta reúne en “Isla Negra” textos que conforman una búsqueda espiritual

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Elsa Cross, foto en blanco y negro

“Les cambio un gorrión por todas sus máquinas y su tecnología, porque el ave me dice más”, comenta casi en un grito la poeta mexicana Elsa Cross. “Ya era espantosa la posibilidad del hombre consumido por el consumismo; pero ahora estamos ante un ser humano que será devorado por sus máquinas, sus robots y la inteligencia artificial”.

Preocupada por el “futuro trágico que se avizora”, la escritora de 77 años emprendió “una exploración en términos espirituales que va más allá de la psicología, una búsqueda espiritual que nos hace falta hoy más que nunca”.

El resultado, detalla en entrevista con Excélsior, es su poemario “Isla Negra” (Era), que reúne 33 textos que “intentan atenuar esa separación entre lo espiritual y lo material, integrar de algún modo las dos caras de la moneda, ir a la otra orilla, mirar el reverso de las cosas, explorar el otro lado de mí misma”.

Lo sagrado, lo inasible y lo fantasmal, pero también los objetos y las obras de arte, es decir, “los dos lados de la realidad”, nutren el nuevo título de Cross que se presentará hoy, a las 19:00 horas, en Casa Era (Mérida 4, colonia Roma).

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Portada del libro, un pez sale de las páginas

Título: Isla Negra

Autora Elsa Cross

Editorial: Era, México, 2023, 95 pp.

“Son poemas hechos en diverso tiempo y con diferentes temas; es un libro distinto a mis otros poemarios, que salen de un solo impulso y recreando un solo tema, con un hilo conductor”, agrega.

La maestra y doctora en Filosofía por la UNAM admite que cada poema es “una llave que permite entrar a universos sorprendentes” y que detrás hay un viaje geográfico o hacia el interior.

“Me han llamado mucho la atención las obras de arte y la forma en que pueden actuar, cómo una escultura o una pintura pueden dar origen a un poema; o los poemas pueden inspiran una pintura o una obra musical. Hay una interacción muy fuerte”, añade.

La también traductora y ensayista destaca que, para ella, la observación es el punto de partida del proceso poético. “Cada poema es distinto. A veces surgen en plena observación, de golpe, y me tengo que retirar a escribir; pero, en otras ocasiones, los escribo tiempo después. Por ejemplo, el mural teotihuacano ‘El paraíso de Tláloc’ me impresionó hace 50 años, y lo acabo de escribir en memoria de Miguel León-Portilla, a quien admiro”.

Así, Cross habla de la luz, la sombra y la bruma; pero también del dulce acento chileno, de María Sabina en un viaje de hongos, de las aves, los árboles y el paisaje. “La naturaleza es la materia prima de mi poesía. Puedo hablar de lo que sea, pero si no hay eso, no hay nada”, concluye.

También evoca la Isla Negra, una de las cuatro casas que tenía el poeta chileno Pablo Neruda. “Le importaban los objetos. Sus casas están llenas de colecciones, desde conchas de mar hasta cofres de colores y proas de barco. Fue una figura muy querida para mí; lo leí a los 14 años y sus versos me impactaron”.

Trabaja ahora en un nuevo poemario, “Tu otro nombre”, el más extenso que ha concebido, con 245 poemas.

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