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Expresiones

Joaquín Guerrero Casasola recrea un misterio literario

'La desaparición del Principito' sugiere una respuesta al enigma que rodea la muerte del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry

Virginia Bautista | 05-08-2021
Foto: Cortesía Planeta/ Ilustración: Horacio Sierra
Foto: Cortesía Planeta/ Ilustración: Horacio Sierra

CIUDAD DE MÉXICO.

El robo de un valioso libro, una edición especial de El principito, de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), y el misterio que rodea la trágica muerte de este escritor francés mientras piloteaba su avión al final de la Segunda Guerra Mundial inspiran la novela más reciente
de Joaquín Guerrero Casasola (1962).

Mezclando el género policiaco y la especulación histórica, el narrador mexicano-español sugiere en La desaparición del Principito (Planeta) una respuesta a ese enigma que ha cautivado la imaginación del mundo, cuya trama desencadena una turbulenta búsqueda que conduce a más de una muerte.

Dentro de mi novela no sólo está en juego el libro, sino también el autor. Eso me hizo investigar todo sobre Saint-Exupéry y sobre El Principito, su contenido, la época en que fue escrito; y planear bien cómo ligar eso con México. Poco a poco se abrió el universo creativo”, comenta Joaquín Guerrero en entrevista con Excélsior.

El doctor en Literatura por la Universidad de Salamanca explica que su intención inicial no era escribir sobre El Principito.

Cuando creo historias parto del caos, no de una idea establecida, sino que las cosas se van armando. Quería hablar de alguien que roba algo de una casa; luego, decidí que fuera un libro y después pensé que el objeto codiciado sería una edición rara, escrita en español, de esa famosa novela”.

Agrega que partió de la idea de que un libro puede ser atractivo para la gente, pero por diferentes motivos. “Hay personajes que están detrás del libro por codicia, porque es un objeto valioso. Pero para Aurelio, el protagonista, ese ejemplar posee un valor simbólico por su contenido; pues él tiene un fetiche con los títulos que pasan de mano en mano a través de muchos lectores, siente que hay un puente entre esas personas y él.

Y para los nazis, que introduzco en la novela, el valor del libro radica en que puede contener una clave que les permita truncar los planes de los Aliados para invadir Alemania. Cada personaje se va planteando de diferente forma frente a ese libro”, añade.

El comunicólogo egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana detalla que le intrigó la forma poco clara en que desapareció Saint-Exupéry hacia el final de la Segunda Guerra Mundial. “Su avión no regresó nunca al lugar de donde partió. Tras años de especulación, en 1998 se descubrió una pulsera con su nombre en el fondo del mar, cerca de Marsella, y se supo que su avión había caído. Pero aún se desconoce si fue derribado, se le acabó la gasolina o tuvo una falla en el motor; incluso, hasta se contempló la posibilidad de un suicidio. Yo planeo una idea de lo que pudo haber sucedido. Elaboro hipótesis que parten de realidades concretas”, indica.

El novelista admite que en El Principito, “que narra una historia muy sencilla y breve, encontré el legado humanista que me hizo replantearme cosas, y quise ver cómo enfrentan esa filosofía los personajes de mi novela, los retraté con sus claroscuros”.

En cuanto al género policiaco, aclara que no le interesa sólo por el crimen. “Para mi, la novela negra es un pretexto para hablar de seres humanos; me gusta hurgar en sus profundidades, buscar la otra cara de la moneda, situaciones diferentes.

Por ejemplo, investigué qué habían hecho los Aliados al entrar a Alemania y descubrí que habían instalado campos de concentración, en donde metían a los prisioneros alemanes, no sólo a los soldados, sino a la población civil.

Hicieron varios campos grandes, a cielo abierto, no tenían ni barracas. Practicaron las mismas atrocidades que los nazis, pero con los alemanes. Los consideraban enemigos desarmados, no prisioneros, lo que evitaba que respetaran sus derechos humanos. Incluí ese tipo de cosas poco conocidas”, narra.

El autor de Ley Garrote, La senda del mexica y Método Kandinsky dice que no quería que toda la trama de la historia sucediera en Europa, por lo que involucró a los personajes con México. “La estancia real de Saint-Exupéry en Argentina y su esposa, la salvadoreña Consuelo Suncín, facilitaron esta parte que lo acerca a nuestros lectores”, concluye.

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