CIUDAD DE MÉXICO.
Cuando inició el semáforo naranja, el 29 de junio pasado, había tres mil 431 casos activos de covid-19 y se mantuvieron por debajo de los cuatro mil hasta el sábado 4 de julio, cuando se registraron 4,006 casos activos, un nuevo pico, el primero desde que inició la etapa de reapertura de actividades.
El que haya más casos activos se debería tomar como una señal de peligro porque son más personas que pueden contagiar a otros y, si sigue la tendencia al alza, ciertamente valdría la pena revisar la estrategia, porque ésos son los casos que se diagnostican, pero no sabemos cuántos más hay”, dijo a Excélsior, el epidemiólogo Malaquías López Cervantes, académico de la Escuela de Salud Pública de la UNAM.
Por su parte, el epidemiólogo Gerardo Chowell-Puente, jefe del Departamento de Ciencias de la Salud, de la Georgia State University, en Atlanta, consideró que en la fase donde hay apertura de muchos negocios se requieren medidas “mucho más estrictas para evitar contagios”.
Señaló que el uso del cubrebocas debe ser obligatorio y su incumplimiento deberá representar una multa o ser detenido por algunas horas, como se ha hecho en Chile. “Sabemos que hay mucha gente que no cumple, les puedes decir mil veces que usen el cubrebocas, y no lo van a hacer, si no hay una sanción”, insistió.
Contrario a las cifras de contagios, las de hospitalizados e intubados tienen una ligera disminución: al inicio del semáforo naranja había dos mil 844 hospitalizados y 949 intubados y, hasta el viernes pasado, dos mil 769 camas ocupadas y 897 intubados.
Ése era el escenario aproximado que existía en varias ciudades de Texas, pero abrieron (los negocios) antes de tiempo y no aumentaron las exigencias de uso del cubrebocas y lo que ocurrió fue un resurgimiento de casos de covid-19”, comentó Chowell-Puente.
Al cierre de esta edición, el gobierno capitalino informó que hasta ayer había cuatro mil 58 casos activos de covid-19, 52 más que el sábado pasado.
AMU
Comparte en Redes Sociales