La rosa de Cruz Azul

• Así como estoy consciente de que el Tuca es corresponsable de los malos resultados, tengo la certeza de que quitarlo no va a solucionar los problemas.

Cuando uno escucha las crónicas de lo que sucede en Cruz Azul, tiene la tentación de equiparar los hechos con la trama de una novela de espionaje de John le Carré. Al profundizar en la información, rápidamente se percata del despropósito y toma conciencia de que el relato no sería digno ni de una telenovela de bajo presupuesto.

Desconociendo los detalles de los procesos deportivos en la Noria, pero usando un poco la imaginación de acuerdo a lo que cuentan los medios informados y las declaraciones de los protagonistas, podemos imaginarnos y reconstruir algunas de las diversas secuencias de la toma de decisiones para los fichajes: el entrenador pide un volante con ciertas características, pero el asesor, obviamente a espaldas del DT, le dice al Presidente que necesitaban cubrir otra función. En otras ocasiones, es el director deportivo el que presenta opciones de delanteros al consejo y al técnico, pero, al final, termina primando la opinión de un abogado que trabaja con un primo cercano… Y así, pudiendo cubrir todas las interacciones posibles entre: presidente, abogado, asesor, DT, director deportivo, promotor, parientes, etcétera. ¿Los procesos de gestión deportiva? Bien, gracias.

En medio de este espectáculo que tarda menos que un telediario en hacerse público, el futbolista, la especie con mayor capacidad de percepción entre los seres humanos, observa y calcula. En el momento que se percata de que el poder del entrenador está amenazado por turbulencias institucionales, es el principio del fin.

Los equipos del Tuca Ferretti a lo largo de su amplio recorrido como entrenador, al margen de gustos futbolistas, mostraron una virtud incuestionable: eran identificables, algo que estuvo lejos de lograr en la frontera con los Bravos de Juárez y en este efímero y fallido paso por Cruz Azul. Así como estoy consciente de que el Tuca es corresponsable de los malos resultados, tengo la certeza de que quitarlo no va a solucionar los problemas estructurales del club.

Con la administración actual recién llegada, los cementeros festejaron en el clausura 2021 ofreciéndole una tremenda alegría a una fiel afición que no era feliz desde el título cinematográfico en León, cuando Carlos Hermosillo se inmortalizó como ídolo celeste, pero los triunfos suelen ser grandes impostores. En futbol, todavía pueden confundir más, máxime cuando los directivos se resisten a entender la importancia de gestionar profesionalmente y no terminan de comprender ni por qué pierden ni por qué ganan.

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